Un traidor como los nuestros – Our Kind of Traitor


Desde tiempos inmemoriales he comentado que a mí los thrillers no me ponen mucho, los veo, sobre todo si tengo que cubrir mi cuota para recuperar el abono mensual de cine ilimitado, pero no son películas que espere antes de que se estrenen con ansia. Seguramente por eso no sigo una sola serie que se mueva en ese género, pese a la frustración de mis amigotes que intentan obligarme a ver episodios y acaban viéndome dormir en sus salones sin escrúpulos. Por culpa del abono, fui a ver Our Kind of Traitor película que llegará a España en noviembre con el título de Un traidor como los nuestros pero que si sigo esperando ahsta esa época, no recordaré nada de la misma ya que yo la vi hace dos meses.

Un julay y su pava acaban mezclados con un capo ruso que no vive en Málaga

Un chamo que se baja al moro a fumar María y darle unos cuantos viajes a su hembra acaba haciéndose coleguilla de un ruso que se ve que es un malaje de que te cagas y que resulta que el jefe de la mafia rusa quiere matar y lo usa a él para pasar información a los británicos y conseguir protección y asilo. Entre medias, la cosa se tuerce que no veas y por allí hay más muertos que en el cementerio de San Lázaro.

Esta es una historia de esas que te van contando despacito. Es una trama con mucho crimen y venganzas y como hay rusos de por medio, con unos niveles de crueldad y sadismo espectaculares ya que esa gente, a la hora de matar, se ensañan que no veas. Sirve para recordarnos que casi todos los que se hacen ricos es porque son ratas despreciables. La película dosifica muy bien la acción y salvo por algunas volatadas en el tramo final, entretiene bastante. Me gustó particularmente la actuación de Ewan McGregor, aunque yo desde siempre he sido fans suyo. La historia flojea un poco porque no hay un protagonista heroico y claro que haga las cosas con decisión, todo parece producto del azar y aunque en la mayor parte de los casos funciona, de cuando en cuando ese caos les pasa factura, como cuando están todos rescondidos en las montañas entre Suiza y Francia. Al final es una peli de espías con un toque curioso.

Con tanto diálogo y movida moral no creo que sirva para entretener a los miembros del Clan de los Orcos, seres básicos como la línea blanca de algunos supermercados. Tampoco creo que sea un plato del gusto de los sub-intelectuales con GafaPasta. Para verla cuando la den por la tele o para aquellos a los que les mole ese género.


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