Cazafantasmas – Ghostbusters


Hace un milenio, en el siglo pasado, habían películas pachangueras con las que nos lo pasábamos bomba en el cine y que chirriaban que no veas con las boberías que nos vendían en la trama. Funcionaban porque la gente que las hacía entendía que el cine es fundamentalmente entretenimiento y sabían como hacerlo. En este milenio en el que el naciente de las ideas se ha secado se dedican a rehacer antiguos clásicos y torturarnos con ellos y Ghostbusters es el último de estos ejemplos. En España la película se estrena la semana que viene con el título de Cazafantasmas.

Cuatro julays pellejan no se cansan de tocarnos los mondongos con sus polladas

Cuatro chamas se juntan por una movida tonta y organizan una especie de compañía para atrapar y neutralizar fantasmas y contratan a un chamo cañón para que las caliente como burras en celo y cuando se les infecta la ciudad de fantasmas se pasan el día currando sin contrato como las mucamas de los podemitas.

Todos conocemos la historia, todos podemos tararear la musiquilla y todos tenemos claro que esto es un cutre-clásico del pasado, un pecado venial, una de esas películas que son tan malas que resultan buenas. La nueva versión falla por todos lados y particularmente con las cuatro actrices que ponen como cazafantasmas. Leslie Jones o para aquellos que nunca han oído hablar de ella, la negra del grupo, es terrible, infumable, odiosa. Consigue cagar cada una de las escenas en las que sale y parece competir con Melissa McCarthy para conseguir una nominación a los Razzies por patetismo. Las dos joden lo poco que se podía salvar de la película. El ramalazo cómico de Chris Hemsworth aquí no llega a funcionar y el pobre da más bien lástima mientras renquea como acarajotado secundario rodeado de orcas feas y terroríficas que asustan hasta a los fantasmas. La parte cómica de la película falla al completo, los chistes son refritos en aceite pasada y lo único que provocan es asco, el guión es absurdo y los agujeros en la historia son épicos. El director nos tortura durante casi dos horas con algo que se podría haber finiquitado en veinte minutos. Yo les cortaría las manos y la lengua a los guionistas para proteger a la raza humana de futuras atrocidades de esos terroristas. Además nos obligan a verla en el TresDé que solo sirve para que muevan las animaciones por ordenador por y fuera de la pantalla pero ni siquiera logran que parezcan reales, algunas claman al cielo porque se nota de cerca y de lejos que son montajes. En fin, que es una de esas cosas que mejor no vamos a ver.

Es tan estúpida que puede resultar un éxito entre los miembros del Clan de los Orcos ya que tiene efectos especiales y tonterías por contenedores. Puede provocar daños cerebrales permanentes a los sub-intelectuales con GafaPasta. Perfecta para una siesta de domingo tras empacho.


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