Una vuelta a casa con muchos problemas


El regreso a los Países Bajos no ha sido un paseo triunfal. Tampoco esperaba que lo fuera pero las cosas se torcieron más de lo debido. Todo comenzó levantándome antes de las cinco de la mañana el domingo para coger mi primer avión, el cual salía a las siete hacia Madrid. Nunca entenderé lo de los vuelos con líneas regulares, siempre son en horas intempestivas. Cuando voy en aviones Charter a las Canarias siempre tengo unos horarios geniales y sin embargo en vuelos regulares o llego a las tantas o salgo antes que el sol asome por el horizonte.

Me duché y con los ojos aún medio cerrados fui al aeropuerto sin desayunar. Mi padre me dejó en la terminal de vuelos comunitarios. Siempre pensé que España estaba en la Unión Europea pero me equivoqué. Mi avión salía de la terminal Internacional con lo que me tuve que hacer la maratón dentro del aeropuerto hasta llegar al mostrador de facturación. Digo yo que si han cambiado el sistema podrían al menos indicarlo en los carteles y así nos ahorran a los pasajeros el caminar cargados como mulas por las instalaciones. Llegué a la cola (siempre hay cola para facturar en España) y esperé que me tocara el turno. Delante de mí había una familia holandesa que también iba a Ámsterdam, hacían la misma ruta que Yo. El tipo que me atendió estaba más dormido que un servidor. Justo cuando veía marcharse la maleta por la rampa que la lleva a los intríngulis del aeropuerto me fijé que no había quitado la etiqueta del viaje anterior. Yo nunca las quito, no lo hago desde que vi la película Destino Final. Justo cuando me marchaba hacia el control de seguridad se detuvieron todas las cintas y allí cundió el pánico.

En la terminal Internacional hay un control pero a las cinco y media de la mañana está cerrado así que tuve que desandar el camino y volver a la terminal comunitaria. Toda una caminata refrescante a primera hora del día. Pasé la vejación típica y me apalanqué cerca de la puerta de embarque a dormitar. Llegó la hora de entrar en el avión y aquello estaba bastante vacío pero nos metieron en el cacharro. Cuando estamos dentro sigue entrando gente durante media hora más. Después de ese tiempo nos dijeron que por un problema en las cintas de equipaje teníamos algo de retraso. Yo estaba colocado justo encima de la entrada a la bodega y cuando veo el equipaje me doy cuenta que mi maleta no solo tiene dos etiquetas (una buena y otra mala) sino que encima no tiene la etiqueta especial que la identifica como equipaje en tránsito y la pusieron con las maletas que se quedaban en Madrid. Me quedé blanco. En seis años y medio de vida de expatriado, viajando a España al menos cinco veces por año y visitando los más dispares lugares del mundo nunca se me ha perdido el equipaje. Mi suerte parecía destinada a acabarse ese día. La preocupación me duró un suspiro, justo hasta que recordé que tengo un seguro de viajes y que iba a pillar bastante dinero y un montón de cacharros tecnológicos nuevos regalo de los treinta euros de seguro que pago al año.

Aún tuvimos que esperar veinte minutos más porque uno de los pasajeros llevaba exceso de equipaje, facturó y no pagó la multa. Lo amenazaron con sacar su equipaje y demás y entre pitos y flautas nosotros estuvimos cincuenta minutos dentro del avión esperando para el despegue. Del vuelo no recuerdo nada porque me dormí nada más despegar y no me desperté hasta que íbamos a aterrizar. Retomaré el tema de todos estos vuelos otro día. Los cuatro aviones que cogí (dos en la ida y otra pareja en la vuelta) eran Boeing 737-800.

Cuando llegamos a Madrid me planteé el ir a la cinta de recogida de equipaje y ver si salía mi maleta para montar un pitote pero al final desistí. Al aterrizar pude ver desde el aire las bestias moribundas de Air Madrid, esa compañía que también podrían llamar Air Invasión y que finiquitaron recientemente. Volar con Air Europa tiene la ventaja que no usas la nueva terminal y me largaron en la T3. Mi siguiente vuelo salía de la T1 y ya conocéis lo que pienso del aeropuerto Madrid-Barajas (y quien no lo sepa, pueden leer mi opinión sobre esa mierda de lugar aquí). Como no había comido nada desde la cena del día anterior y eran las once de la mañana fui a uno de los antros de comida del aeropuerto, una cafetería self-service que está al comienzo de la T3 con los típicos precios abusivos de los aeropuertos españoles. Me compré un cruasán y un cortado. Busqué la mesa con la menor cantidad de mierda, hice un hueco para la bandeja y me senté a tomar mi desayuno. El café sabía un poco raro pero no le hice mucho caso. Cuando acabé traté de encontrar un carrito para poner la mochila, el portátil, el abrigo y un pulóver que llevaba para el avión. Fue una misión imposible. Recorrí toda la T3 sin suerte y como debía andar hacia la T1, comencé a rastrearlo todo. No hubo suerte tampoco en la T2 y llegué a la T1 meándome y pensando que tendría que largar mis cosas en el suelo o sobre el lavamanos para hacerlo. Lo de Madrid no tiene nombre. En ese momento decidí que si no encontraba un puto carrito para dejar mis cosas, mearía por fuera y les dejaría mi regalo en un baño. A la gente que veía con uno les preguntaba y todos me decían que los encontraron de casualidad y que les costó hacerlo. Supongo que los han vendido de contrabando o los han puesto en la terminal nueva, vete tú a saber. Cuando ya me iba a rendir encontré uno y me tuve que pelear con una niña que lo usaba para jugar. Se lo quité, puse mis cosas y enfilé el baño más cercano. con la vejiga de nuevo dispuesta a recoger carga me senté cerca de la puerta de salida de mi vuelo a esperar la hora que faltaba para marcharnos.

A la hora prevista nos pusimos en cola para entrar en el avión y fuimos llenándolo poco a poco. KLM ha renovado el interior de su flota y les han quedado preciosos. Los asientos son más ligeros y delgados, dejando muchísimo más espacio para los pasajeros lo cual se agradece. En el mismo tipo de avión Air Europa mete treinta y una filas de seis asientos y KLM pone treinta. En los primeros los pies se te quedan encajados y en los de los holandeses puedes moverlos sin más problemas y no te tienes ni que salir al pasillo cuando entra alguien en tu fila. Esa es la diferencia.

El segundo vuelo no dormí. Nos dieron comida y aproveché para ver el último capítulo hasta el momento de la tercera temporada de Battlestar Galactica, la mejor serie de ciencia ficción de la última década. A medio camino me comenzó a doler la cabeza y noté que tenía algo de fiebre, sudores fríos y malestar. Pensé que era una gripe o algo parecido. Llegamos a Schiphol, salimos y yo estaba enfermo de muerte. Creo que perdí hasta color. Fui a recoger mi maleta y mientras esperaba pensé que me desmayaba. Tenía fatiga, fiebre y la sensación de que algo iba muy mal. Los dioses se apiadaron de mí y apareció mi equipaje. Lo cogí y renqueando salí hacia el tren. El viaje fue interminable, con fiebre y procurando no perder el sentido. Al llegar a mi casa lo dejé todo, fui directo al baño donde jiñé hasta el carnet de identidad.

Me tomé una aspirina para aplacar la fiebre. Lo que siguió fue una sucesión continua de visitas al retrete. A partir de la tercera era como un surtidor de Coca-Cola. No pude pegar ojo en toda la noche. Cada vaso de agua que me tomaba emigraba después de media hora. Si no bebía se me secaba la garganta. La sensación de malestar era continua, con fatigas y sintiéndome muy mal. Por la mañana llamé a mi médico para ir a su consulta. Cuando me vio me dijo que había pillado un virus y me preguntó si había tomado algo con leche. Me acordé del café cortado en el aeropuerto de Madrid-Barajas, ese que sabía raro. Ahora tengo otra buena razón para odiar dicho aeropuerto. Me ha costado tres días recuperarme de este virus. Solo en la primera noche perdí dos kilos de peso y batí mi récord personal de cagadas.


6 respuestas a “Una vuelta a casa con muchos problemas”

  1. Con lo bonito que es el hecho de volar, y que haya que sufrirlo asi… Molesta reconocer que vive uno en una república bananera. T_T

  2. Yo pensaba que en Gando había dos terminales, la de vuelos interinsulares y el resto. ¿Lo han cambiado?

    Lo malo de la diarrea no es solo el hecho de estar malo y que te duela la tripa, es el hecho de que se te queda el culo como una flor. Doloroso en fin.

  3. con el peso que debiste perder en los paseítos entre terminales y el que luego echaste por el retrete, te vas a quedar hecho un figurín, pobre.

  4. BREAKING NEWS: El contador ha superado el medio millón de páginas

    Pedrusko, y lo que os queda, que va a peor

    Bishop, No, era Comunitarios e Internacional / Interinsular pero parece que ya no. Ahora es una mezcla rara, puede que por Aerolíneas, no lo sé. Lo del culo, suerte que uso papel de 4 capas que si no se me habría puesto bonito. Con estas cosas es cuando se echa de menos el bidé

    Virtuditas, 3 kilos en un día pero ya estoy recuperando. Fue mucha agua.

  5. Como ¿no tienes en tu hogar de diseño punta un wc de esos que te lavan con un chorrito y te secan con aire caliente?
    Periódicamente los sacan en las noticias como «lo mas», pero a mí me dan asquito, la verdad.