Ver para creer


En estas semanas veraniegas están viniendo a mi memoria los años estudiando Informática y la fascinación que sentí en esa época por la interfaz de usuario. De todos mis años en la Universidad, en realidad la única asignatura que me llamó la atención fue aquella en la que nos explicaban las razones para tener una buena interfaz y como implementarla. El resto ha caído en el olvido. Para aquellos a los que les suene a chino, en la Wikipedia se define la interfaz de usuario como la forma en que los usuarios pueden comunicarse con una computadora, y comprende todos los puntos de contacto entre el usuario y el equipo. Si estáis visitando Distorsiones estáis interactuando con una interfaz, que es vuestro navegador favorito, el cual está incrustado en un sistema operativo, que tiene otra interfaz y a su vez esta bitácora funciona sobre WordPress y el contenido está distribuido de una forma muy determinada que yo elijo como interfaz para los usuarios que la leen.

A la hora de diseñar la interfaz, se toman infinidad de decisiones que encauzan la relación que se establece con el usuario y que tienen como objetivo que este quede satisfecho. Lo podéis extrapolar desde el terreno de la informática a cualquier otro aspecto de vuestra vida. Tratar de explicar por qué éste o aquel restaurante es mi favorito es muy difícil, hay un fuerte contenido subjetivo detrás de esa elección.

En el mundillo informático las cosas no son tan sencillas. Hay una apisonadora que domina completamente el mercado y arrastra a las empresas con sus productos, sus sistemas operativos y sus limitaciones. Desde hace seis meses en la compañía para la que trabajo están tratando de substituir la totalidad de nuestros entornos corporativos con lo más de lo más de la compañía que creó las Ventanas. El resultado está siendo desastroso y cada semana que pasa, la frustración de los usuarios, de los creadores de contenido, de los editores y de todos aquellos que se ven obligados a usar el sistema va en aumento. La interfaz de usuario, esa puerta por la que entramos en la aplicación es nefasta, la respuesta de la misma es lenta y limitada pese a tener unos equipos impresionantes detrás, los fallos se suceden sin pausa, el contenido desaparece, no se distribuye, se estropea y todo esto mientras la gente ha superado todas las fases de buena voluntad y colaboración y hemos entrado en el terreno de la batalla campal. Ver a un vicepresidente gritándole a otro por culpa de la interfaz de usuario no es algo que suceda todos los días. Asistir a una reunión en la que todos los creadores de contenido coinciden en que ha pasado de dedicar un veinte por ciento de su tiempo administrando y actualizando la información a un ochenta por ciento es triste.

Si pierdes la fe de los creadores de contenido has perdido la batalla. Si los usuarios siguen usando los vetustos sistemas, con ocho años de antigüedad y te piden que no los jubiles porque ahí al menos pueden encontrar las cosas de forma simple, has hecho algo mal. Una de mis tareas es la de aprobar el contenido en el nuevo sistema, supervisar que está completo y se encuentra en el lugar adecuado en base a la información que poseo dado que tengo unos dieciséis proyectos en marcha. En una semana he recibido doscientas veinticinco alertas de contenido que necesita ser aprobado. La nueva interfaz, derroche de dinero y tecnología, no contempla el que se puedan realizar tareas por lotes y hay que ejecutar las acciones de una en una y peor aún, carece de un gestor de tareas que nos facilite elegir el instante en el que queremos que la información se publique. Cada una de esas acciones para aprobar algún tipo de documento toma entre diez minutos en el mejor de los casos y cuarenta en el peor. La consecuencia de este desastre es que ni yo ni ninguno de los otros miembros de mi equipo aprobamos nada porque consume nuestro tiempo para trabajar, ya que en realidad esto se supone que era una tarea marginal que no debía tomar más de diez minutos de nuestro día a día, como sucedía anteriormente. La decisión final que llevó a la elección del sistema que ahora mismo no podemos usar no fue tomada por gente con los conocimientos técnicos adecuados, se decidió en un campo de golf entre tipos que tienen sueldos escandalosos y no saben ni hacer la O con un canuto. Uno de esos tipos desapareció tan pronto como logró la firma y el dinero y el otro, el que supuestamente lleva el timón de la empresa, ese culpa a los usuarios por no saber usar la interfaz que tanto dinero está costando y que él jamás ha visto porque está por encima del bien y del mal.

Dentro de seis meses seguiremos en el mismo punto, estancados y cubiertos de fango, con algo que ni con la mejor de las voluntades se puede usar y culpándolo de todos nuestros males. En ese momento, habrá una nueva sesión de golf, con otro tipo y seguramente otra decisión errónea nos lanzará de lleno por un barranco aún más oscuro y lleno de trampas que éste en el que nos encontramos. Supongo que hasta Dilbert lo ha dicho en alguna ocasión: uno no llega a jefe por lo que vale sino por su ignorancia.

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10 respuestas a “Ver para creer”

  1. Digan lo que digan, los de las ventanas tienen el mejor Marketing, y eso es lo que vende.
    Alguna vez me gustaría ver los presupuestos de desarrollo de producto y el de Marketing, tanto de la CIA de las Ventanas como de alguna de la competencia.

  2. En buena medida (sin quitar que me apetecía enormemente) mi cambio a la marca de la «manzana mordida» se debió a mi mala experiencia con la nueva iteración de las ventanas y a la decisión de no dar más soporte a XP en un tiempo bastante limitado. Al igual que muchos otros, por lo que he leído en Internet, tras tener que pelear con el Vista en más de una ocasión, opté por defender mi deseo de ser un simple usuario. Mac y Mac (nótese la guasa con el sonido «i-mac»). Punto.En el entorno empresarial, sin embargo, la cosa es más complicada. Pero los defensores a ultranza del Vista (sí, sí, los hay, aunque resulte asombroso), defienden que el mismo se puede configurar (eso sí, buscando bien entre las entrañas) para que sea, en aspecto, comportamiento y rendimiento exactamente igual que un XP. Antes hubiera dicho «tengo que verlo para creerlo». Desde hace un mes simplemente digo «ah, qué bien. Pero no me interesa».

  3. saulo, yo únicamente he tenido en mis manos un Vista durante media hora o así y por suerte había llevado mi iBook y pude configurar la red Wifi de un amigo sin tener que usar su ordenador. Desde hace 3 años, cuando tengo un problema con el portátil del trabajo, un XP, marco el número 1000 y un pobre desgraciado viene y lo arregla (o no). Pedí que me quitaran los Administrator rights y me dejaran como a un simple mortal. Lo mejor es que mi portátil tiene un problema que hace que por culpa de Safeguard se bloquee mi cuenta cuando arranco y en dos años no lo han conseguido arreglar. Mi solución es hibernar el PC todas las noches y no reiniciar sino cuando se cae a cachos. Me han mandado ya como diez avisos desde IT diciéndome que eso que hago es ilegal y que lo saben y a mí plin, me la suda.

  4. Lo que cuentas es tan, tan habitual, tan frecuente… hay tantos de esos imbéciles de enormes sueldos repartidos por todos lados…

    ¿Los clonaran en algún sitio?

  5. A mí lo que me parece alucinante es que en un mundo con una competitividad tan alta como es ese en el que trabajas, se tome una decisión que puede marcar el rumbo de una empresa así tan a la ligera. No sé, puede que yo sea un iluso, pero yo pensaba que los jefazos al menos entendían un poco de su negocio.Saludos

  6. Miguel, el que lleguen bien alto no quiere decir que valgan mucho. Son gente que para lo único que sirven es para tomar decisiones y muchas veces las toman mal.

  7. Esta experiencia se repite más que el ajo. El tema está, como bien dices, en que el que toma la decisión estructural no suele tener ni pajolera idea de como funcionan las cosas. Y una decisión así si no se ataja a tiempo, puede traer consecuencias funestas. Prepara el paraguas.

  8. Seguramente, mi ignorancia , me condujo a ser jefe en el pasado.Ahora de la informática lo único que me interesa es la comunicación con mis amigos y leer a gente como tu, e incluso, Oh cielos! interactuar.El resto de manzanas y ventanas, me la traen floja, por que son todos iguales($) Salud

  9. Jean, por suerte a mí no me va a salpicar el fango cuando comience a volar. Yo estoy en la cima de la pirámide que conduce un producto de nuestra compañía desde los recónditos laboratorios de los sótanos hasta las manos de los clientes y aunque mis proyectos acumularán retrasos, saldré impoluto del reparto de culpas.

    Genín, espero que te hayas recuperado sin secuelas de lo de ser jefe.