West Side Story


Hoy estaba prevista una anotación sobre una mediocre película de terror que ahora aparecerá en el mejor blog sin premios en castellano en enero y en su lugar, nos saltamos el orden en el que veo las películas para hablar de un nuevo clásico que llegó esta semana a las pantallas y que ya he visto dos veces y que volveré a ver de nuevo mañana y pasado mañana. se trata de la adaptación cinematográfica del musical West Side Story y que creo que aún tardará un par de semanas en estrenarse en España con ese mismo título, ya que rechazaron poner el de truscoluña no es nación.

Una julay se encoña de una pelleja de otra raza y le quiere poner la pierna encima para que no levante cabeza.

En una barriada de Nueva York hay un montón de rivalidad entre dos bandas, los Jets, que son caucásicos-del-coño y los Sharks que son puertorriqueños-del-coño. Un pavo de la banda de los blancos se encoña de una latina, que resulta ser la hermana del jefe de los de la otra banda y cuando el chamo se entera, se coge un berrinche que no veas y al final acaban montando una pelea entre chusma y gentuza con un final pero que nada feliz o algo así, eso sí, siempre cantando, como Marisol.

Vayamos hacia atrás en el tiempo. West Side Story comenzó como musical de teatro en 1957 y fue un exitazo y eso llevó a la película, también musical y que se estrenó en 1961. Han pasado SESENTA años justitos y regresa a las pantallas con el mismo libreto del musical de Broadway, sin extrañas y aberrantes adaptaciones para traerlo al siglo XXI (equis-equis-palito). Además, tenemos que Rita Moreno, que ganó un Oscar por su interpretación de Anita en la película hace sesenta años, vuelve a tener un papel en la nueva, aunque diferente, que con noventa años recién cumplidos hoy no está la mujer como para correr y saltar cantando y bailando. La historia es conocida, de rivalidad entre bandas, de amores imposibles y de violencia con un mal final y sin embargo y pese a ser algo conocido, nos atrapa totalmente desde el primer minuto, quizás porque ya no se hacen guiones así, porque ahora todo está medido milimétricamente y la supuesta libertad se ha convertido en una jaula que limita las verdaderas libertades y ahora está mal decir un montón de cosas. Esta es la historia del amor imposible entre María y Tony, del amor entre Bernardo y Anita y de como Riff jamás tuvo opción a llegar a adulto.

Es maravillosa. Desde el primer instante, cuando tenemos un plano aéreo del barrio en Nueva York que están destruyendo y nos acercamos desde una bola de demolición al suelo para descubrir a los jets, la película es una maravilla con una música que sesenta años después sigue siendo perfecta y que me sorprendió porque me sabía todas y cada una de las canciones al dedillo, me las sabía sin recordar haber visto la película pero hoy he recordado que mis padres tenían un doble LP (eLePé), un disco de esos de vinilo, con la banda sonora de la película de 1961 y yo me lo he empapado cientos de veces y de aquellas sesiones viene el que conozca las letras tan bien. Hay que decir que el trabajo de Steven Spielberg es soberbio, la forma majestuosa en la que se mueve la cámara, la maravilla de los bailes y canciones y como los espectadores estamos siempre con un fantástico punto de vista y como lo respeta todo y no nos obliga a las polladas de hoy en día con cámaras sin estabilizadores y similares. También me fascinó que haya elegido para la fotografía de la película que le den colores como los de las películas de los sesenta, que no eran digitales y la «película», con su revelado y todo lo demás, siempre tenía un color muy particular y aquí tienes la sensación de estar viendo algo viejuno. Mencionar como de pasada que el director de la orquesta que han usado para todos los números musicales y para la música de fondo es el maestro venezolano Gustavo Dudamel, que es magnífico y que las letras de las canciones de este musical las escribió el gran, gran, gran, Stephen Sondheim que murió hace dos semanas a los noventa y un años. Decir que yo me siento más un jet que un shark, aunque sea latino y creo que la razón es que los primeros tenían unos números musicales fabulosos. También decir que yo no daba un duro por Ansel Elgort como Tony pero es definitivamente mucho mejor que el de la peli de hace sesenta años y que Mike Faist como Riff bordó su papel. Además flipé con Rachel Zegler, María, que se estrena en el cine con este papel. Definitivamente, ciento cincuenta y seis minutos maravillosos. Actualización: se me olvidó comentar que en la película hay muchísimo más español que en la de hace sesenta años o en el musical y que Spielberg decidió que no se pongan subtítulos, con lo que los espectadores que no conocen esa lengua, se pierden muchas interacciones entre los latinos, hablando español de Puerto Rico. También flipar con las danzas, que son absolutamente descriptivas y te dan la sensación de estar viendo una historia que te presentan en diferentes capas, con una de diálogos, otra de canciones (a veces con bailes) y otra con danzas y siempre te están diciendo algo.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, esto no es lo tuyo, tú eres más bien un animal para revolcarte en la bazofia, así que ni te molestes, pero no creo que haya un solo sub-intelectual con GafaPasta que se quede sin verla.


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