Disobedience


En mi última visita a la filmoteca en Amsterdam, hace un par de semanas, tenía un programa rarito, rarito, incluso para lo que suele ser habitual en mi caso. Igual es por la cercanía de la fiesta del orgullo mariquita en Amsterdam, que creo que es esta semana, pero en el cine las dos películas nuevas implicaban grandes pérdidas de aceite y mariconeo del fino y del bruto. La primera que vi se llamaba Disobedience y creo que en España se estrenó en mayo en algunas filmotecas con el mismo nombre y el subtítulo de truscoluña no es nación.

Una julay bollera vuelve a casa a comerle el potorro a una amiga en el armario

Una artista o algo así recibe una llamada avisándola que su padre ha muerto y viaja a Londres desde gringolandia para el funeral. Resulta que su padre era rabino de una comunidad judía ortodoxa hiper-mega-radical y que a ella como que la exiliaron por ser bollera, que a la pava le gusta más un coño que un niño a un cura. Según aparece en el funeral es un rescándalo y una amiga con la que al parecer aprendió a comer potorros y que ahora está bien metida en el armario, se vuelve a salir y le falta tiempo para quitarse las bragas y restregarse los potorros, pese a las graves alertas por incendio que hay en Europa. O algo así.

El mejor título de película que he leído en mi vida y uno que tengo grabado con hormigón en mi cabeza es el de Lesbos en casa de Madame Claude y a esta película le vale si lo ajustamos a Lesbos en casa del rabino. La historia es sencilla y directa, con una lesbiana que vuelve a donde no la quieren y saca del armario a la otra lesbiana de la comunidad. Mi problema es que el tema de los ortodoxos me la suda bastante, por mi si tienen algo contra otras opciones religiosas o sexuales, me la trae al fresco y no me llegué a creer las movidas que se montan por el tema. La película entretiene pero no pasa de ahí, no tiene nada particularmente reseñable, hemos visto multitud de historias con gente en la misma situación. Las dos actrices lo hacen bien pero es que resultan cansinas con tanto fuego uterino y tanta duda y tanto sufrimiento cuando la del armario se tenía que poner en la cama para que su marido le diera un buen viaje en postura de misionero. Hablando del marido, supuestamente el nuevo rabino de la comunidad porque como que se entrenan y se traspasan el puesto, el marido es como medio acarajotado y sabiendo que su mujer prefiere un coño a un cipote, invita a la otra a que se quede en su keli durante los días del funeral, que es lo que da pie a la película ya que están a tiro de escupitajo una de otra. En fin, que esto es como un telefilm pero para por la noche y con lo lenta que es, te duermes antes del final seguro.

Cualquier miembro del Clan de los Orcos expuesto a esta película de lesbianas se desquicia e intenta suicidarse cuando descubre que no dejan de hablar y hablar y hablar y que aquí no hay una escena cada rato con tías restregando los bajos con ganas para aplacar sus fuegos uterinos. Yo diría que salvo por alguna lesbiana entre los sub-intelectuales con GafaPasta, a estos también los mata de tedio.


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