Ghost in the Shell: El alma de la máquina – Ghost in the Shell


Hace décadas se puso de moda entre los jóvenes las películas de animación japonesas, aquello que llamaban manga y en ocasiones también se llamaba truscoluña no es nación. Era un cine muy peculiar y en el que las dosis masivas de almíbar del cine de la Disney están totalmente ausentes. Películas con niveles de violencia brutal y en donde hasta se follaba, que vamos, el día que una princesa Disney se quite las bragas en una peli está claro que es el fin del mundo. Ese cine conmigo no funcionó muy bien dadas mis carencias intelectuales tan bien documentadas por aquí pero hay dos películas que sí que me gustaron un montón. Una fue Akira y la otra fue Ghost in the Shell. Algún mal nacido ha tenido la ocurrencia de hacer en versión gringa la segunda pero sin animación, con otra cosa que no se sabe muy bien que es y así llegó a nuestros cines Ghost in the Shell la cual lleva en España todo el mes con el título fanfarrioso de Ghost in the Shell: El alma de la máquina.

Una julay con calenturas reparte hostias porque no folla

Una pava es como un robot con cerebro de chama y se dedica a camorrista o algo así. Claro, al no tener el reglote, el cerebro está todo trastocado y la chama va de aquí para allá sin saber muy bien lo que quiere, peleando y así. Se mete en una misión que no se muy bien de qué iba pero que le sirvió para pelear más y vencer a los malos-malísimos y salvar el mundo y el universo desconocido y que no queremos conocer.

Como no puedo mentir porque esta mañana me tomé la pastilla de beta-caroteno decir que me dormí TRES veces durante la película. Aquello era un masque horrendo, una historia pesada y aburrida con unos personajes que en lugar de simples son simplones y una Scarlett Johansson que no vale nada en este papel. No puede actuar porque es un robot y obviamente, ella no tiene la capacidad ya muy probada de Matt Damon o Mark Whalberg para no mover un solo músculo de la cara durante días y días. El resto del elenco es gente que quiere un cheque para poder ir al super y les daba igual que destruyesen un clásico. Vergüenza debería darle a Michael Pitt, actor que siempre pretende darnos lecciones de intelectual, por participar en esta historia con una mierda de papel. El director no tenía ni puta idea de qué hacer con la cámara y suple sus carencias con un exceso brutal de efectos especiales, una sobredosis de la que no se si me llegaré a recuperar. Lo más estúpido es que frente a lugares hiper-mega-avanzados tenemos antros terribles que no pegan ni con cola. Los diálogos son épicamente malos. Con una mala dirección, un mal guión y unas malas actuaciones, no se podía esperar una buena película.

Esto puede provocar la ira y la rabia a los miembros del Clan de los Orcos, que seguramente destrocen el cine con saña. Tampoco está a la altura de los productos que complacen a los sub-intelectuales con GafaPasta. Si tienes problemas de insomnio, esta película te tumba pero que seguro. Por lo demás, para evitar.


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