Indomable – Haywire


Después de una racha de cine para intelectuales, la neurona básica que rige mi organismo y que es más lerda que un concejal español clamaba a gritos por algo de cine de acción, insubstancial y básico para ayudar a relajarla. Estuve mirando la cartelera para ver si había alguna cosa y lo único que encontré fue una película americana de la que nunca había oído hablar pero que parecía tener un buen cartel de actores. Me lancé a la aventura, crucé Holanda para llegar a Amsterdam y recogí mi entrada reservada para ver Haywire, película que en España se estrenó a principios de marzo con el título de Indomable (Haywire).

Una julay despipada no deja güevo sin cáscara

Una joven que al parecer trabaja como mercenaria para una empresa que hace cosillas para los gobiernos del primer mundo cuando quieren un trabajillo sucio a precio escandaloso fracasa en su última misión ya que alguien los traiciona. La joven tratará de encontrar quién fue el cabrón y además proteger a su familia y a sí misma ya que le quieren dar el finiquito con extrema unción y por vía urgente y con confirmación de recepción.

Del director Steven Sodebergh siempre me espero productos de calidad así que cuando me comencé a hacer la picha un lío y no daba pie con bola me preocupé. La trama parecía estúpida y mal hilvanada, el guión además tenía algunos de los diálogos más chirriosos que recuerdo, con frases que me daban vergüenza ajena y la cosa se va liando más y más sin que parezca tener ni pies ni cabeza. En un momento dado me dio el jamacullo y me quedé dormido, que es la forma en la que mi organismo se defiende de los pallufos y a partir de ese momento no sé muy bien que pasó pero cuando volví a la realidad la película no había mejorado mucho. La protagonista es una tal Gina Carano que me pareció más sosa que una monja budista. Entre las actuaciones peri-patéticas y dignas de denuncia en el Tribunal de la Haya tenemos la de Antonio Banderas que hace como del Zorro venido a menos, la de Channing Tatum como comemierda chupagüevos y Ewan McGregor que debía estar falto de guita para irse de putas o algo así y por eso se prestó a esto.

No debe resultar muy difícil enhebrar una buena historia, sobre todo cuando tienes un equipo así que no entiendo ni lo que querían conseguir ni la forma de explicarlo. Recapitulando, con un guión demasiado complejo y mal escrito, con unos diálogos patéticos y con una protagonista con menos carisma que una mierda de perro en la acera de una calle tampoco es que se puedan hacer grandes milagros y en este caso definitivamente no se produjo uno de ellos. La película no llegó nunca a despegar y así les fue.

Cualquier miembro del Clan de los Orcos debería vacunarse para protegerse de cosas tan contagiosas como esta. Seguramente los intelectuales la saben apreciar más que yo.


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