Divagando y buscando el tiempo perdido


Ya hemos llegado al miércoles de esta semana y tengo la sensación de que los dos días anteriores me han abducido y he perdido un montón de horas de mi vida. Ayer por ejemplo trabajé y al llegar a mi casa preparé la comida, algo que me tomó menos de quince minutos porque era un sencillo Pollo con salsa de judías negras fermentadas que acompañé con arroz y después sé que hice unas fantásticas galletas chinas con almendras pero el resto del día está en la sombra. El lunes fue algo parecido, para cuando me di cuenta, ya era la medianoche y bostezaba como un bellaco. Hoy tengo claro que entre los deberes de italiano que me faltan por hacer y el cuarto de hora para preparar un Saté de pollo con salsa de cacahuetes – saté ajam y después las clases de italiano, no tendré tiempo para nada hasta después de las nueve de la noche y para entonces es más que probable que me ponga a ver series de televisión. Estamos en los nefastos días del cambio de estación, ni es invierno, ni es primavera o lo que es lo mismo, vuelve a ser otoño, con agua y más agua.

Este año, ahora que el jardín se convierte en un lugar en el que puedes plantar cosas, estoy pensando en hacer semilleros con semillas de millo y de calabazas para poner en el jardín una vez ya hayan nacido y ver si este año puedo tener mi propia producción de millo y una buena dosis de calabazas para la crema fabulosa y fantástica que preparo y de la que nunca he puesto la receta en la bitácora porque todo el mundo tiene que tener sus secretillos y ese es GIGANTESCO y puede cambiar la vida de la gente que pruebe la receta.

Y siguiendo con lo de la comida, esta mañana me traje cinco galletas chinas de almendras a la oficina e invité a una pequeña reunión de quince minutos en la máquina de café de mi planta a un grupo muy selecto. En la invitación ya avisaba a la gente que tenían que ser discretos porque cada galleta estaba asignada a una persona y les informaba que son aptas para el consumo de alérgicos a la lactosa ya que en lugar de mantequilla, que es el cómodo ingrediente actual, yo fui por la manteca de cerdo ibérico que me traje de España y que es un manjar del copón. Eso sí, les dije que si alguno era joputa-terrorista musulmán de-mierda, tendría que elegir entre probar algo delicioso o ir al infierno de los terroristas, ese que seguramente está lleno de sacerdotes católicos que te quieren tocar a poco que te descuides. La receta, después de cinco intentos con otras parecidas para encontrar aquella que resulta en una galleta de sabor similar a las que puedes comprar en las calles de Hong Kong o en las pastelerías chinas del barrio chino de Amsterdam, la he clavado.

Y ya que mencionamos al clero de los presuntos, a los periodistas que el lunes escribían titulares indicando la sorpresa porque la película Spotlight ganó el Oscar a la mejor película, les recomendaría que vayan al cine y vean las candidatas antes de escribir. El renacido – The Revenant es bonita y espectacular pero tiene una mierda de guión, no cuenta ninguna historia interesante. La que ganó, te golpea en la barriga con tal fuerza que te pone al borde de las lágrimas cuando aprendes el nivel rastrero y asqueroso en el que se mueve el clero y como se protegen unos a otros. Lo vuelvo a decir, esa película debería ser de visionado obligatorio y yo votaría a favor de ejecuciones instantáneas para cualquier culpable de ese tipo de atrocidades con niños. Por si alguno no la pretende ver, piensa que en una gran urbe con cientos de curas, había un pederasta cada dieciséis y otros siete en ese grupo que follaban con adultos. El resto, los ocho supuestamente respetuosos con el celibato, esos tapaban y justificaban las acciones de la oveja negra y de los otros. En mi caso, los dieciséis me dan asco y en el caso del que abusa de niños, yo me ofrezco voluntario para reventarlo con un bate de béisbol y mandarlo con billete directo al cielo ese en el que espero que no me acepten.


4 respuestas a “Divagando y buscando el tiempo perdido”

  1. Como digo yo, tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le agarra la pata.

    Así que todos los curas son culpable. Aplicando sus mismas palabras se peca por palabra obra u omisión.

    La pena que yo impondría, mejor me la guardo para mí. Pero hasta un mafioso de la vieja escuela napolitana – newyorkina seria considerada una de las mayores putadas que se le puede hacer a alguien.

  2. Voy a romper una lanza, o romperme los dientes contra el muro que teneis levantado, pero sinceramente creo que hay, incluso en el clero, gente buena y que vale la pena. Otra cosa es que yo comparta sus creencias, pero estoy convencida de que haberla, haila.

  3. Cuando esos protegen y ocultan a los otros y los cambian de parroquia para que sigan abusando de niños, se convierten en criminales. Esta misma semana leí las declaraciones de uno en Australia diciendo que no le interesaba leer ese tipo de noticias y que por eso no se había preocupado de los abusos en su zona.

  4. Es una de las inmensas ventajas de vivir solo, no hay que darle cuentas del tiempo ni de nada a nadie… 🙂
    Si tienes mucho trabajo con el bate, me avisas, que te echo una mano… 🙁
    Salud