Me cuesta mucho decir estas cosas porque estoy seguro que cuando las mentas se te tuerce la suerte pero he de reconocer que llevamos una racha fabulosa de películas en el estreno sorpresa de la semana y se nota en que la sala se llena y no se van muchos. En esta ocasión, todos fuimos atraídos por una peli de acción de esas en las que nadie para de correr. Se trata de American Assassin y al parecer se estrena en España al principio de noviembre con el mismo título.

Un julay emputadísimo mata moros-de-mielda a puntapala con ilusión y mucha fantasía

Un chafo más gafado que Anacleto ve como le matan a su hembra en unas vacaciones en las Baleares en un acto terrorista. Se coge un berrinche que no veas y se convierte en una máquina de matar moros-de-mielda que pronto es reclutada por la CIA y lo preparan para ser el rey del Mambo antiterrorista. En su primera misión se vendrá a Europa porque ha desaparecido cierto combustible nuclear ruso y se cree que los moros lo usarán para matarnos a nosotros o a los judíos. Mientras resuelve la coña, dejará un reguero de cadáveres que no veas.

Al ser claramente iletrado y casi analfabeto, por supuesto que no he leído la serie de libros en los que seguramente no se basa esta película, mayormente porque a mi los thrillers me la sudan, aunque los hagan autores suecos con nombres deleznables e imposibles de pronunciar. Dicho esto, lo que vi en el cine fue una película de acción muy intensa, que define a un protagonista que odia con saña de la peor a los moros porque mataron a su novia delante suyo el mismo día que le propuso matrimonio y que no tiene reparo alguno en matar para buscar su venganza. La película nos lleva primero por el episodio de su drama personal, después por el de su venganza personal y finalmente lo vemos siendo ajustado a los cuerpos de protección del estado gringo y en una misión en la que corre, salta, dispara y mata con una alegría que ni Falete en las duchas del vestuario de un equipo de fútbol. El protagonista es Dylan O’Brien al cual adoramos todos no solo por la serie de películas que comenzó en El corredor del laberinto – The Maze Runner sino porque además y durante un montón de años ha interpretado a Stiles, el más-mejor de todos los que salían en el clásico televisivo de la MTV Teen Wolf, serie que ha sido toda una experiencia religiosa entre los años 2011 y 2017 y de la que jamás de los jamases me perdí un capítulo. El guión se fundamenta en la acción y tenemos raciones y raciones de la misma, según terminan de correr hay una nueva emergencia ejecutiva y tienen que volver a empezar. Michael Keaton hace el papel este de Padrino que ha repetido por lo menos dos veces más en los últimos años. La película es de esas sin mucha ciencia, saltamos de acción en acción y siempre hay tiro por me que toca.

Esto es como el catecismo para los miembros del Clan de los Orcos y todos deberían estar en la puerta del cine desde media hora antes de que abran. No creo que sea el tipo de película que mola a los sub-intelectuales con GafaPasta o al menos, no es la que ven en público aunque seguro que se la empapan cuando están en sus casas con las persianas bajas.