Breathe


Recuerdo que la primera vez que vi el trailer de esta película pensé que esto era estirar mi capacidad para creer en la ciencia ficción una jartá y que parecía demasiado tonta, pero claro, uno se debe al cine y se sacrifica por y para el cine así que cuando se estrenó, yo hice de tripas callos y fui a verla, aunque por alguna razón el póster me daba un mal yu-yu que no veas, que yo hasta dudaba de que fuera en el planeta Tierra, aunque al fondo en el poster parece que hay una ciudad terrestre. La película se titula Breathe y en España han decidido estrenarla directamente en formato digital y tal y tal, en plataformones y perdonar la vida de los cinéfilos. Al parecer el título será o el mismo que en inglés o truscoluña no es nación.

Una familia de julays se juntan con gentuza que no veas.

Resulta que algo ha pasado en la Tierra y no hay oxígeno en el aire, pero un negro que una vez leyó el texto de los paquetes de papel higiénico es super-hiper-mega listo y ha inventado un sistema para generar oxígeno y vive en su keli con su hembra, su hija y papuchi. El susodicho papuchi muere, el negro decide llevárselo a enterrarlo a un montón de kilómetros de allí y al final nunca vuelve y la mujer y la hija se quedan solas y casi siempre peleadas, hasta que aparece una banda de gentuza jinameña que les quiere robar la tecnología o algo así y se monta un pitote allí que acaba muy malamente o algo parecido.

Bueno, el guion de esta cosa lo escribió un retardado y el que puso el dinero para perderlo es obviamente otro retardado. La historia no tiene pies ni cabeza, es estúpida, absurda e increíble, empezando que con un planeta lleno de gente inteligente, un subnormal parece ser el único que ha hecho sobrevivir a su familia inventando una máquina que hace oxígeno y que no puede mejorar porque es tonto del culo y su hija adolescente, que no ha chupado una polla en su vida, es la que él cree que va a mejorar la máquina porque la virginidad te hace así de poderosa. La mujer es tonta y la historia estúpida y cuando llegan los otros y los quieren matar o algo así, la estupidez alcance niveles dantescos, pero es que creíamos que no podían ser más tontos y se superan una y otra vez. Hay un momento en el que cogen un coche eléctrico con paneles solares en el techo y van por la ciudad hasta el sitio en el que se supone que fue el marido andando y piensas por qué el gilipollas no fue con el coche. En la parte final, ya flipé que no veas con las gilipolleces, que alcanzaron unos niveles de atraco a mano armada. En algún momento me cagué en las protagonistas y en las madres que las parieron y hasta en los malos, es que era para cagarte en todos ellos porque todo esto va empeorando y empeorando hasta que se transforma en una puta mielda del copón.

Si yo fuera un miembro del Clan de los Orcos y quisiera ir a verla, yo no iría al cine sin un mechero y una garrafa de cinco litros de gasolina para prenderle fuego. Lo mismo si eres un sub-intelectual con GafaPasta, solo quemar el lugar en el que la ponen te puede devolver la paz espiritual.


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