Hace ya doce años que se estrenó una de las mejores comedias de los noventa, una película que seguramente casi ninguno de los que leen esto conocen porque es cine independiente . Aún recuerdo cuando la vi por primera vez y descubrí que alguien había conseguido contar una historia sin prácticamente trama pero en donde los diálogos son antológicos. Desde entonces ha llovido un montón y he visto cine y más cine pero siempre he echado de menos la frescura y la socarronería de la película Clerks. La sequía se ha acabado y podemos volver a desternillarnos con los mismos de siempre porque ya se ha estrenado Clerks II.

No es que haya mucha trama. Dos julays de barriada de perdedores trabajan en un garito de comida basura con una jefa altamente follable y un compañero abobancado y se pasan el día hablando de putas, drogas y sexo anal mientras en la puerta dos julays de medio pelo se la cascan por un par de monedas. Uno de los colegas pretende dejar la ciudad y emigrar a un villorrio de putos viejos retirados en donde se pretende casar con una hembra de vagina maximizada que se come al menos seis penes al día. La historia acabará como el rosario de la aurora, entre putas, julandros, bomberos, pencas y borricos.

Contar una historia sin que haya nada que contar es un arte. Que además te pases la hora y media riéndote no tiene precio. Si Kevin Smith quisiera sería mi más mejor amigo ya mismo. Ese tío es un puto genio. Se me acumulan los recuerdos de los momentos antológicos de este clásico, la mejor comedia del 2006 y si me apuran de todo el siglo XXI. Con la discusión en la que Randal Graves explica la mierda que es la trilogía del anillo casi me meo en la butaca y por instantes pensé que me asfixiaba porque no podía respirar. Su explicación del final alternativo para esa mierda de serie en la que una banda de mariconas camina durante tres jodidas películas para tirar un puto anillo no tiene desperdicio. Cuando discuten sobre el ATM o Ass-To-Mouth me recordaron a las conversaciones estúpidas a las que yo soy tan aficionado. Es una sucesión de gags perfectos que te desencajan la mandíbula con tanta risa y cuando piensas que ya no pueden ir a más, la escena final es absolutamente delirante.

Podría hablar y hablar sobre esta joya pero terminaría contando cosas que hay que verlas para reírse y no quiero. Estamos ante la mejor comedia de este año y una película que hay que comprarse cuando salga en DVD. Si quieres reírte, si tienes un sentido retorcido del humor (como el mío) y te gustan las conversaciones delirantes sobre temas impensables, esta es tu película. Llama a tus ochenta mejores amigos, cómprate el cubo más grande de roscas que vendan en el cine y al menos dos cervezas para acompañarlo y prepárate para un viaje acojonante. Esta tienes que verla.

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