Yo podría decir que el cine de activismo medioambiental no es lo mío, pero estaría mintiendo como un bellaco porque incluso en el mejor blog sin premios en castellano escribo un montón sobre como está cambiando el clima y bueno, cualquiera que mire mi linqueín lo flipa con los artículos super-hiper-mega sub-intelectuales que escribo sobre el reciclado, el plástico y demás, que vamos, yo escribo ahí, tengo un porcas, un blog, dos istagrames y hasta el güazá, que yo comunico requetequeteque mucho. Así que como esta peli solo la ponían en la filmoteca en Ámsterdam, la fui a ver. Se titula How to Blow Up a Pipeline y ya ha pasado por al menos dos festivales en España como Cómo dinamitar un oleoducto.

Un puñado de julays están hasta la pipa del eso y se dedican a jugar con fuego y petardos.

Tenemos una basca de esta de radicales que están ya hartos y que deciden reventar un oleoducto gringo para llamar la atención del resto del universo y que se dejen de consumir combustibles fósiles. En la película vemos como lo planean y ejecutan y también tenemos trazos de sus vidas antes de llegar a ese momento o algo así.

Esto prometía mucho pero por la forma en la que montaron la película y por el empeño en mostrarnos trozos de sus vidas previas a la acción, la estropearon en parte, que los espectadores estamos interesados en el como se hizo y en las consecuencias, pero lo otro distrae y aburre, por no decir que colocaron todos esos retazos de las vidas de los chamos como flashbacks repartidos durante toda la película, con capítulos que se llaman como cada uno de los protagonistas o algo así y queda claro, al verlos todos repartidos durante la historia, que son material que sobraba y que se podía haber suprimido sin dañar la historia y seguramente nos habría interesado mucho más saber algo más de la pava con leucemia y de su día a día o de la parejita. Al final, con tanta distracción, en lugar de enfocarnos en el activismo y en lo apropiado que es lo que hicieron, lo que tenemos es que todos aparecen como un puñado de julays vengativos que si no es sobre esto, se habrían arrejuntado para actuar contra otra cosa, no se les distingue muy bien de otro tipo de terroristas.

Esto provocará el sopor inmediato de los miembros del Clan de los Orcos y yo diría que aburrirá también a los sub-intelectuales con GafaPasta. Está entretenida, pero no acaba de cuajar.