El comienzo de la Ascensión


Como voy a mi bola y hago mi programación aún no he comentado nada pero en la tarde del lunes el comité de empresa de la compañía para la que trabajo, aceptó la reorganización propuesta por la empresa sin cambiar una coma, en el estilo habitual de esos representantes de los trabajadores que visto que todo les parece bien, no entendemos para qué los necesitamos, ya que son más bien un paripé de grupo que no sabemos por quién miran pero sabemos seguro que no es por nosotros. La empresa tiene ahora las manos libres para echar a ocho julays y forzar a jubilarse a un puñado y el grupo más tocado con los ocho, será el mío, en el que la respuesta del comité de empresa ya deja claro que mi jefe se salva, algo que ha sido un clamor en estos dos días porque el joputa no da un palo al agua, aunque no se pierde una reunión en la que dar su opinión y no trabajar. Así que entre nueve currantes hay que largar a tres y yo tengo tantos puntos acumulados que será casi un milagro que este no sea el comienzo de mi Ascensión. El martes, un colega del grupo que cree que será el otro me llamaba y estaba de acuerdo conmigo en que Yo soy uno de los tres y él cree que será otro, que yo estoy de acuerdo con él. El hombre estaba muy preocupado y traumatizado y yo tan feliz y contento, pero su objetivo es llegar al retiro en una empresa y el mío no, que a mí me pueden poner de patitas en la calle con mi bolsa llena de leuros y yo ya me buscaré la vida. El miércoles, nuestro último día laborable de esta semana, resultó ser un día de mucha actividad en el campo en el que tengo el conocimiento en exclusiva y por el que los amarillos pagan un pastizal. Como siempre, recibo el correo, que ni siquiera iba dirigido a mí pero me habían tenido la cortesía de añadirme a la lista de los cienes y cienes que lo reciben, yo conocía la respuesta y avisaba a la persona que tenía que responder que si quería, yo lo podía hacer y darle un repaso a los del otro océano que no veas y él chamo estaba de acuerdo, así que dicté cátedra con mi respuesta, sencilla, porque como sé que no hablan muy bien el inglés les respondo pensando que al otro lado hay gente un poco retrasada intelectualmente y documentada adecuadamente con documentos publicados por la Unión Europea. Al rato llegó la respuesta desde el país de los amarillos dándome las gracias por una respuesta completa, clara y perfecta, según sus palabras. Por supuesto mi jefe no tiene ni puta idea de eso, ni de que después me llegaron otros cinco problemas similares que resolví en nano-segundos. Imagino que muchos son conscientes que la hoja se balancea muy cerca de mi cuello y cuando yo no esté, no hay redundancia en la oficina, esa parte de mi trabaja se pierde y esos mismos saben, porque yo se lo he dicho, que en el momento en el que se me notifica el despido, hay ciento ochenta segundos hasta que yo ponga el punto final y pase a la categoría de no-activo, que quiere decir que aunque me pagarán el sueldo durante dos meses más a contar a partir del día uno del mes siguiente, yo no voy a dar un puto palo al agua y ni iré a trabajar ni trabajaré, respetando uno de los más sagrados derechos de los trabajadores holandeses. Hablando con un compañero amarillo que estuvo en Europa siete años y la práctica totalidad la pasó sentado en un despacho conmigo, él cree que me salvaré, porque es impensable que voluntariamente pierdan un conocimiento irreemplazable, pero ya le dije que cuando el vicepresidente te odia más que a ningún otro, eso no cuenta mucho y aunque sé que a él lo largarán en la próxima, él se dará el gusto de echarme a mí, quizás contando conque yo seré como esos tontos que después siguen trabajando dos meses más porque creen que la empresa les necesita. Ese va a aprender con sangre que esto no es así y ya me aseguraré yo que en el país de los amarillos sepan que el pastizal que pagan por mis servicios se lo pueden ahorrar porque yo ya no estoy trabajando, algo con lo que él seguro que no cuenta y que espera ocultar al menos medio año.

Hoy, es la fiesta de la Ascensión, uno de los pocos días festivos que se celebran en los Países Bajos y mañana hacemos puente porque el comité de empresa, junto con la dirección, acordaron usar uno de nuestros cinco días para asuntos personales y fijarlo de manera obligatoria para todos en este viernes, algo que pueden hacer con hasta dos de los cinco días según una regla no escrita. Como el mundo ha cambiado un montón, en un universo paralelo sin el drama que nos ha tocado vivir, la ceremonia de la Ascensión sería el martes de la semana que viene, ya que el uno de junio es el lunes siguiente y para que te cuenten los dos meses te lo tienen que decir antes. En este mundo en el que no vamos a la oficina, me pueden llamar el lunes y botarme, o lo pueden hacer el martes, miércoles, jueves o incluso el viernes. Yo prefiero el lunes porque me da días adicionales de vacaciones pero ya veremos. Como no estamos de cuerpo presente en la oficina, este año no he organizado el bote con la lista, en el que la gente apuesta por los despedidos y el que acierta más nombres se lleva el dinero. Todo se hizo de manera que no hay rastro digital en los correos ni en los servidores y como ahora todos estamos en casa y no hay manera de acumular el dinero en una caja, no lo podemos hacer, pero igualmente yo tengo mi lista.

Como dato anecdótico y para aquellos que ven estas situaciones como traumas que los trastocan y no pueden dormir y se jartan a comer compulsivamente, yo anoche dormí tan a gustito, casi ocho horas, con lo que no parece que esto me esté afectando demasiado.

A esta anotación le seguirá otra, en algún momento de la semana que viene, con la confirmación de la Ascensión o el disgusto por no haber sido elegido.


2 respuestas a “El comienzo de la Ascensión”

  1. Yo creo que para celebrar la Ascensión, te van a ascender, en lugar de botarte…jajaja 🙂
    Así que el quiosco que quieres montar de submarinismo, o algo por el estilo, con la pasta gansa de la liquidación, en tu tierra, tendrá que esperar que jode… 🙂
    Salud

  2. Esta vez sí que veo boletos ganadores… ufff… yo sería de las que no duermen las ocho horas seguidas, seguro!