El poyo y los paneles de madera bajo el mismo


No seas truscolán y empieza a leer esto por donde se debe, que no es otro lugar que La buhardilla

En el capítulo anterior nos habíamos quedado en el estucado de los paneles laterales de la buhardilla y del techo de la misma y del resto de la habitación, aunque algunos se habían montado unas teorías rarísimas sobre un techo verde que todavía me tiene flipando, que está claro que si tengo que buscar el mal gusto, ya hay varias pistas que puedo seguir fácilmente. Entre el día del estucado y el día de lo que vamos a ver hoy pasó exactamente una semana. En nuestro plan inicial, el panelado de madera lo iba a hacer de Uitverkorene junto con mi vecino porque no es algo excesivamente complicado, pero había un proyecto intermedio, el del poyo de la ventana que no podíamos hacer nosotros. Hablando con los pavos que hicieron el primer trabajo, me hicieron un presupuesto y la diferencia entre hacerlo nosotros y comprar el poyo y que me lo instalaran era mínima, así que opté por pedirles que lo hicieran ellos todo junto y el tiempo entre ambas tareas fue porque gracias al virus truscolán y podemita, aquí arriba cuando quieres comprar algo es un suplicio y les tomó varios días conseguir el poyo de cuatro metros de largo, que son los metros que tiene la serie de cuatro ventanas.

El poyo yo lo quería corto, de unos quince centímetros, suficiente para poner ahí expuesta la cabeza disecada de mi caimán y quizás mi muñeca de vudú, ambos recuerdos preciosos de mi viaje a Nueva Orleans en el 2004, o quizás mi segundo planta de albahaca y la de tomillo, que se han juntado con las de menta y albahaca que tengo en la ventana que está justo debajo y están todas creciendo que no veas, que una vez descubrí el secreto del regado de estas plantas, las tengo gloriosas. El trabajo lo hicieron en cuatro horillas y de paso, lijaron y le dieron un repaso al estucado. En la foto anterior ya se puede ver el poyo, que lo venden con un ancho de treinta centímetros o quizás algo más y ellos lo cortaron al tamaño que yo quería y la parte que sobró la pusieron por debajo. Después vemos los paneles que cierran ese agujero horrendo y hay una pequeña abertura, con cuatro tornillos, que jamás será abierta, pero que estará ahí por si en algún futuro muy lejano que yo creo que no sucederá hay que trabajar en las tuberías de la calefacción que van hacia la parte trasera de la planta baja. Por la ventana se pueden ver las dos buhardillas, la nueva con los ventanucos tipo gruta y la otra con ventanas de tamaño normal. Al marcharse les pedí que dejaran los cartones que cubren el suelo porque las siguientes fases, que son muchas, las haré yo ayudado por mi vecino y el suelo tiene que estar cubierto. En este punto de la historia no lo sabíamos y nosotros pensábamos que el estucado se secaba en cinco días, pero unos días más tarde en la mega-ferretería a la que acudimos a comprar la pintura y los materiales nos dijeron y redijeron que lo mejor es dejar secar el estucado al menos cuatro semanas, con lo que el trabajo en esta parte blanca que se ve en la foto, se ha pospuesto un tiempo. Lo que sí puedo explicar es que la pared de color amarillo tendrá un color, ya comprado y elegido y por supuesto, que ninguno ha acertado y la pared blanca de la buhardilla y los paneles de madera debajo del poyo tendrán otro color, ya comprado y elegido. En esta foto también se ve que al ganar espacio la habitación, hay un trozo de pared con el hormigón expuesto que tendremos que arreglar, entre otras cosas. Para un futuro algo lejano también está el ir a la tienda en la que compré y me instalaron el laminado para ver lo que se puede hacer con esa banda de suelo que ahora está a hormigón descubierto.

Y hasta aquí hemos llegado, se acabaron las empresas que vienen a mi keli a trabajar y comienza mi parte, junto con mi vecino retirado y que hasta me da las gracias por permitirle pasar unas horas en mi casa en lugar de en su keli con su mujer con la que lleva casado cincuenta años y la tiene más vista que un truscolán un referéndum ilegal.

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4 respuestas a “El poyo y los paneles de madera bajo el mismo”

  1. Me gusta muchísimo el detalle de esa bajante suave del lateral, le da un toque a la habitación sin restar espacio. Deja ese techo (al menos) blanco, por diosito!!

  2. Por cierto, que me olvidaba, cual es el secreto del riego de la albahaca?? porque a mí no siendo una que me duró un par de años, me fallecen rapidito… tengo cebollino, perejil, romero… y esas sin problemas, pero la puñetera albahaca… no le debo caer bien o algo.

  3. Yo juré no revelar el secreto que leí en el plástico que envuelve la maceta pero lo revelaré. La puta planta bebe el agua por debajo. Si la pones en un bol con agua dos veces por semana, se lo jinca todo (el bol a la mitad casi lleno) y después, cuando veo que la superficie está muy seca o las hojas se arrugan, un poco de agua por encima (una vez cada semana y media o así). No se llena de mosquitos y la hijaputa crece que no veas. La menta y el tomillo también se beben su medio tazón los martes y los viernes. Cuando regaba la albahaca solo por encima, se me iban muriendo las plantitas una a una. Ahora tengo una que está en mi casa desde octubre y otra que he comprado porque la tierra de la maceta tiene que estar ya más árida que una hembra truscolana.

  4. Debe de ser terrible morir de sed, como tus plantitas, menos mal que lo has solucionado.
    La obra te va quedando genial, solo te falta, además del poyo, unas cuantas gallinas para completar el gallinero, y a comer huevos a tutiplén… 🙂
    Salud