Avituallándonos e imprimando


No seas truscolán y empieza a leer esto por donde se debe, que no es otro lugar que La buhardilla

Después de las dos cuadrillas que trabajaron en mi keli para equiparla con una buhardilla y después para estucar el techo y los paneles, llegó el momento mío y de mi vecino, que está retirado, se aburre como una ostra viendo los programas de las mañanas y lleva esperando como agua de marzo y abril que llegara nuestro momento. Lo primero que hice fue hacer unos cálculos sofisticados y complicados para saber la cantidad de metros cuadrados sobre los que íbamos a trabajar. En paralelo, pedí cita previa en una de las mega-ferreterías que hay a un kilómetro y medio de mi casa, que son cuatro, dos de ellas tan grandes como una tienda de muebles sueca. Están cerca de mi ruta de correr. En realidad hice dos citas previas, una para mí y otra para mi vecino e hice otras dos citas previas en una tienda barata tirando a baratísima en el centro de la ciudad para aprovisionarnos de cosas como cinta de papel, brochas de usar y tirar, plásticos para cubrir muebles o papel de lija. Aunque no es una tienda china, el equivalente español más cercano sería ese. El día de la ferretería llevamos el coche porque sabíamos que volvíamos cargaditos. Teníamos media hora, que aprovechamos a conciencia. Yo había estudiado los colores según la escala RAL durante horas y horas y tenía claro lo que quería. Fuimos a la mega-sección de pintura y hablamos con los empleados. Teníamos varios objetivos:

  • Líquido para la imprimación o imprimatura, que es el término científico en cristiano según Luis, porque yo solo conozco la palabrota en neerlandés, que es diepgrond.
  • Pasta para alisar una pared de hormigón que está muy llena de baches.
  • Pintura para la zona anteriormente conocida como las paredes amarillas.
  • Pintura para la buhardilla y sus laterales y debajo de la buhardilla.
  • Otros materiales que nos faltaban

El primer cambio que nos hicieron en la ferretería fue con el material de imprimación. Nosotros fuimos al conocido de hace cien años y el empleado nos dijo que hay uno muchísimo, pero que muchísimo mejor y encima, el garrafón de doce litros estaba en oferta y nos salía más barato que el de diez que íbamos a comprar de la otra marca.

Después vino la pintura. Elegimos una marca determinada y cuando fuimos a los empleados que te la mezclan y le ponen el color que tú quieres, en mi caso dos tonos de la escala RAL, hablamos con ellos, les contamos el tipo de paredes que eran y como estaban y nos sugirieron que usásemos otra marca que según ellos, siempre da mejor resultado, es muchísimo más probable que incluso una mano sea suficiente y la calidad de la pintura está a años luz. Les hicimos caso. Ellos se pusieron a preparar los dos botes con los colores, uno de cinco litros y otro de dos litros y medio. En ambos casos, tenemos suficiente pintura para dar dos manos.

Hablando con los empleados del problema con la pared de hormigón, nosotros íbamos a comprar lo que conocía mi vecino, que tiene setenta y pico años y se está currando el llegar a Ancestral. El empleado nos recomendó otro llamado muurglad que recubre el muro y para lo que se utiliza un rodillo completamente plano y una especie de escobilla plana como las usadas para limpiar cristales. Compramos una cantidad suficiente para dar una mano de dos milímetros, lo cual fue un error, como se verá en alguna anotación futura.

Acabamos nuestra lista de la compra, pagamos, que me dejé una pasta gansa, que yo siempre había pensado que lo de pintar es cosa de un par de leuros en el material pero estaba muy equivocado.

Volvimos a mi casa y en el primer día, lijamos paredes, quitamos pegotes sobre las mismas y cubrimos las superficies que no queríamos que vieran afectadas, mayormente los zócalos del laminado o como quiera que se llamen a los cubridores que están en las paredes. Además, movimos todos los muebles al centro de la habitación, para poder trabajar y sacamos de la misma otros, que han acabado en mi dormitorio, que es como el cuarto de alguien con el síndrome de Diógenes recién comenzado. Además, volvimos a dar otro repaso de limpieza para quitar algunos kilos de tierra y polvo, que desde que esto comenzó, esa habitación parece que está conectada por un agujero de gusano con una fábrica de polvo. Y ahí lo dejamos.

En la ferretería también nos habían dicho y repetido y también lo leímos en las instrucciones del producto para la imprimatura que en paredes que acaban de ser estucadas, hay que esperar veintiocho días, repito, veintiocho días o eso que otros llaman cuatro semanas para que se sequen bien y de no hacerlo, es más que probable que te salgan unas bandas verticales u horizontales horrendas en esas paredes. Esto afectó enormemente a nuestro plan, ya que ahora solo podemos trabajar en una parte de la habitación. Por suerte, para cuando comenzamos ya estábamos cerca de la segunda semana. Decidimos hacer la imprimación de las paredes amarillas, incluida esa en la que vamos a trabajar para arreglarla, ya que siempre es bueno tener una buena base que evite que la pared se chupe la pintura y si alguno se acuerda de las historias del Chino, cuando yo me compré mi keli, él se compró otra en mi mismísima calle y cuando se puso a pintar directamente sobre el hormigón en una pared, lo hizo DIECISÉIS veces antes de rendirse y pedir consejo en la ferretería. Él pintaba la pared de blanco cada día por la tarde y a la mañana siguiente la pared volvía a tener el color gris del hormigón. En la foto, la pared que tiene el enchufe, la de la izquierda, es la que está bien y la otra, la del fondo hacia la derecha, es la que necesita urgentemente un alisado. Hicimos el imprimado, que es algo sencillo y para lo que se usan unas brochas gordísimas y bastas que mojas en el líquido y después mojas las paredes con esa substancia y cuando se seca, supuestamente crea una fina membrana de algú producto químico similar a la silicona y que evitará la sed de la pared con la pintura, la sellará.

También en la foto tenemos el resultado después de la imprimación, que le sacó al glorioso amarillo de las paredes sus colores más amarillos y las dejó preciosas. En la foto tenemos una vieja conocida, la regadera verde que vista su popularidad, ha decidido subir para ver lo que hacemos y como quiere ser influenser, siempre me pide que le haga una foto. Así que tras una hora de trabajo, o quizás una hora y media, tenemos todas las paredes amarillas bañadas en ese líquido y también los paneles de madera bajo el poyo de la buhardilla, que esos no son de estucado y el producto según dicen también funciona bien con maderas. Y hasta aquí llegamos ese día.

Continúa a El primer fracaso con la pasta para alisar el muro para seguir esta fastuosa y fabulosa línea argumental

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5 respuestas a “Avituallándonos e imprimando”

  1. Ahora mismo soy la viva imagen del emoticono ese que llora de la risa… estaba leyendo toda tranquila y de repente la foto con la regadera… me has alegrado más el día XD

  2. Yo quiero dejar constancia, antes de que desaparezca, que a mi, ese amarillo, me encanta!!!
    Debe de ser porque, creo, que es el color de los Géminis.
    Ese vecino es una joya a cuidar con esmero.
    Salud