A unas la vida les da compresas, a otros les da disgustos y a mi me rodea de bichos raros. Después de los dos días en los que no me pude mover por culpa del agotamiento llegó la hora de volver a acudir al trabajo en bicicleta. Salgo de mi casa con cinco minutos de margen por si no puedo alcanzar la velocidad habitual de crucero y cuando paso cerca de la parada de guagua veo que algo oscurece el horizonte. Cualquier intelectual que siga esta bitácora regularmente sabrá de lo que se trata. Mi amigo el Chino estaba allí y su monstruosamente enorme cabezón absorbía la luz de la mañana con su enorme superficie. Desde la bicicleta le grité que nos veíamos en el tren y seguí mi camino. El Chino agitó su cabeza asintiendo y la corriente de aire generada provocó turbulencias en todos los aviones que se encontraban en esos momentos sobre los cielos del Benelux.
No me fue muy mal y llegué a la estación de tren con cuatro minutos de adelanto sobre la hora de salida del tren. Así y todo me tomó más tiempo del habitual. Entré en el vagón y como el Chino no daba señales de vida lo llamé por teléfono. Lo que viene a continuación es un documento estremecedor con la conversación que tuvimos:
– Chino, ¿dónde estás?
– Estar Yo en andén, buscarte y no verte aquí. ¿Tú ya estar en estación? me dijo en su particular dialecto.
– Yo aquí estar – le respondí usando su mismo lenguaje para que me pille más fácilmente.
– ¿Dónde tú estar? me dijo
– En la parte de atrás del tren, en el último vagón – le respondí.
– ?ltimo vagón ser ese que junto a escalera estar, vagón con conductor ser.
– Noooooo. El último vagón es exactamente el opuesto, el que está en la parte de atrás del tren – le dije comprobando que quedaban dos minutos para salir.
– Yo estar en la parte de atrás junto a la escalera y tú no estar aquí. Conductor ser persona buena e inteligente y bicicleta tuya no ver yo me explicó con ese don de palabras que Dios le ha dado.
– ¡Que No! ¡Que estoy en el otro lado, cerca de la puerta por la que entras cuando vienes en bicicleta – le dije para que me ubicara porque el andén de los trenes que van hacia Hilversum es el único que tiene una entrada directa desde la calle.
– No, tu en entrada no estar. Yo junto a entrada ser y conductor ver pero no tu bicicleta. Tú estar en otra parte – mi paciencia es escasa y a estas alturas ya se me caldeaban los huevos de los nervios.
– Chino, no me toques las pelotas y camina a la parte de atrás del tren que solo quedan noventa segundos para que salga – mensaje claro y expeditivo para ver si así lo captaba.
– Yo no ver a tí. Tú estar aquí no. Parte trasera de tren estar y tú no ser – ya debéis ser muy buenos traduciendo esta jerga así que no me preocupo mucho en explicar lo que quiere decir.
– ¡Coño! Vente pa’ acá de una vez y no me estés jodiendo. Camina al otro lado del tren que estás en la parte delantera. El tren avanza en esa dirección así que esa es la parte de delante y la parte de detrás es la que llegará en último lugar a Hilversum.
– Tú atrás no estar. Yo estar atrás y verte a ti no. – mira que es lento el hijoputa para comprender estas cosas.
– Chinnnnooooooooo grité a pleno pulmón. ¡Ven pa’ acá ya joder! – le grité y toda la gente en el tren pudo escuchar mi desgarrada llamada al colega. Algunas hembras se sobresaltaron y como consecuencia del susto ovularon almendras garrapiñadas.
– Tu voz oír yo. ¿esconder Tú donde? – me dijo
– El tren sale ahora mismo, deja de hacer el pollaboba y entra ya – mi paciencia ya estaba totalmente agotada
– Yo a tí no ver, entrar en tren no
Me tuve que asomar a la puerta del vagón, miro hacia el otro lado del tren y lo veo allí, a medio camino mirando despistado mientras ese cabezón vacío se bamboleaba sin control.
– Estoy aquiiiiií – le grité
En ese momento giró la cabeza y me vio. Se acercó corriendo porque ya el revisor estaba por tocar el silbato y cerrar las puertas y entró en el tren en el último momento. Lo miro y le digo:
– ¡Esta es la parte de atrás! que lo sepas y el colega me mira resignado y me responde
– No ser parte de atrás, el otro lado ser porque conductor estar allí – trató de explicarme pero yo ya estoy por encima de sus explicaciones esperpénticas así que lo corté en seco
– ¡Tú mismo! – y cambié de conversación para que se me calmaran los nervios que los tenía muy alterados.
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5 respuestas a “En el puto vagón de atrás”
Confundir atrás y delante puede traer muchos disgustos. Debería ser lo primero a aprender en todos los idiomas igual que arriba-abajo, con-sin, despacio-rápido, me duele-me gusta, etc etc
Mi amigo el Chino vive permanentemente confundido, perdido en la traducción.
Al Chino lo que le gusta es tocar las pelotas por lo leido… Por cierto, 2 dias para la hora P
Sí, dos días para el PinkPop Festival. Llevo toda la semana escuchando la música de los grupos que tocan.
Espero que pongas muchas fotos del concierto de la Mega Pimienta de Cayena y que les hagas un buen hueco, aunque en directo la voz ya no es lo que era (la música sí).