Grand Piano – Blackmail


Cuando llega una película española a la cartelera holandesa, aunque esté camuflada como una producción internacional rodada en inglés, capta mi atención y procuro ir a verla. Si además resulta que jamás he oido hablar de la misma (y yo leo prensa española), ya intuyo que la que me va a caer encima es de órdago, pero uno se sacrifica y se sienta como un campeón en el cine para apechugar con lo que esté por venir. Así fue como llegué a Blackmail, película que en España se estrenó en octubre del año pasado con el título de Grand Piano.

Un julay mierdoso en lugar de tocarse el cipote golpea un trasto viejo sin ilusión ni fantasía

Un chamo que al parecer es un pianista famosísimo en su barriada periférica y que ha estado cinco años retirado del mundillo tras desbaratarse emocionalmente, regresa con un concierto que levanta mucha expectación. El chamo está casado con una actriz que supuestamente es famosísima y que acude al concierto. Cuando comienza a tocar el piano, descubre que alguien lo quiere matar si comete algún error y deberá concluir un concierto impecable mientras a su alrededor, todo el mundo se pregunta por qué es más friki que la Veneno.

Que masque tan grande. Al guionista le tuvo que dar un ictus después de dos días escribiendo el guión y no supieron como añadir cosas interesantes. El director debía estar pasadísimo a base de porrillos o alguna substancia parecida y logra una y otra vez conducir la trama hacia el aburrimiento más infinito. Todo eso con el patético Elijah Wood, ser humano que jamás ha sido o será actor y que se hizo famoso por cierto papel de julandrón en la tristemente patética saga del Señor de los Julandrillos, un atentado contra el cine que sigue en cartelera gracias a la inacabable y pachanguera trilogía que están haciendo ahora. Este actor está totalmente fuera de mi circuito cinematográfico ya que salvo por las dos horas que me pasé durmiendo en la primera de la saga del julandrillo, jamás volví a verlo y fue superar la marca de los primeros cinco minutos de película y comenzar a preguntarme si nadie en el estudio se dio cuenta que el pobre no puede actuar. Lo único interesante en la historia es la voz del asesino que lo quiere pero no lo puede matar, ya que si soy yo le pego el tiro nada más comenzar el concierto y nos ahorro la película a todos. La voz del asesino la identifiqué inmediatamente como la de John Cusack y me pregunto como hace la gente en España con las películas dobladas cuando son incapaces de saber quién es el malo solo por la voz. La película promete tensión pero no hay ninguna, promete misterio pero se les debió olvidar en algún cajón, promete suspense pero solo logra un suspendido y se va arrastrando hacia le tedio más absoluto sin que nadie sea capaz de hacer nada por evitarlo y con ese patético actor en pantalla, el director de la orquesta que es más pernicioso que una mosca cojonera y la comemielda que hace de la famosa actriz y que al menos podrían haber puesto en pelotas o chupando penes por despertarnos del letargo en el que nos sumimos.

En fin, esto no se lo deseo a ningún miembro del Clan de los Orcos, aunque sí que puedo visualizar alguno de mis enemigos retorciéndose en un cine mientras los obligan a ver esta película una y otra vez. No vale ni para una tarde de siesta.


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