Huellas


Huellas en la arena. Caminando por la playa de la Garita voy dejando huellas perfectas en la arena mojada y las veo desaparecer a los pocos instantes, borradas por las olas que rompen con fuerza y desplazan un manto de agua y espuma blanca sobre la arena. Camino creando una línea imperfecta que refleja la posición de mis pies y que en ocasiones se cruza con las de otras personas que pasean. Todas nuestras huellas tienen una efímera duración y pronto son pasto del olvido.

Al hilo de estas huellas en la arena pienso en nuestras vidas y en la huella que dejamos. Al igual que sucede en la playa, la gran mayoría estamos destinados a ser borrados bien pronto, nuestra huella, el día que nos llegue la hora, comenzará a debilitarse y pronto habrá sido completamente olvidada. Nosotros, los Hombres, tomamos conciencia de nosotros mismos cuando la huella de las especies que habían dominado el planeta ya estaba casi borrada y seguro que sufriremos la misma suerte, tarde o temprano nos inmolaremos y el mismo planeta que nos dio la vida se encargará de borrar nuestras huellas, las cubrirá con las mareas del tiempo y no seremos nada más que una minúscula perturbación en su vida.

Seguía caminando cuando pensé en nuestra historia pasada, en esos hechos que han merecido un párrafo en los libros de historia. Dejaron su huella, o eso creemos porque tras tanto tiempo ni sabemos si realmente sucedieron o si fue como nos lo han contado. Mirad en la Biblia y encontraréis un montón de ejemplos. Las huellas que sobreviven son aquellas relacionadas con las guerras y las religiones. Ambas están contadas desde el lado de los vencedores, los cuales siempre tienden a manipular y exagerar sus éxitos. ¿Realmente Alejandro Magno fue tan grande? ¿Logró todo aquello que se cuenta? ¿O fue más bien un pobre apajarado como lo retrataban en la última película que se ha hecho de su vida? Su huella sigue ahí, en nuestros libros, en nuestra memoria colectiva y todos la aprendemos de pequeños en la escuela, junto con números y letras que quizás nos sirvan en algún momento de nuestra vida. No hace falta irse tan lejos en el tiempo. ¿Os acordáis de Atari? No hace más de dos décadas eran un gigante que parecía tener un futuro brillante frente a ellos. Parecían estar en gracia y ¿ahora dónde están? Su huella se ha borrado, nos queda un vago recuerdo que desaparecerá en una generación.

A lo largo de nuestras vidas son muchas las personas que pasan y dejan una huella que se borra pronto. Quizás sea la cajera del supermercado en el que compras, o esa simpática señorita que te ayudó a rellenar un formulario, o aquel hombre que llegó a tu casa cuando estaba medio inundada y en un santiamén solucionó la avería. Fueron gente muy importante en un momento muy determinado y sin embargo la huella que dejaron no ha perdurado, una marea interior la borró y pronto pasaron a formar parte de ese ovillo de anécdotas en las que mezclamos datos sin misericordia. Ahora, quizás cuando lo vuelves a contar, el fontanero resulta ser la persona que te ayudó a rellenar un formuario y aquel simpático abuelo que habló contigo durante un viaje en autobús es la persona que visualizas cuando piensas en el fontanero.

Lo efímero de nuestras propias huellas debería abrirnos los ojos y hacernos disfrutar al máximo de todo aquello que vivimos. Es más que probable que no perdure, que desaparezca al quedar cubierto por una ola, quizás de olvido, quizás de tiempo y por ello, cuánto más saques de esos instantes, cuánto más los vivas, más partido obtendrás de tus huellas, las cuales, te recuerdo, también están hechas de arena.

Sigo paseando por la playa, yendo de lado a lado y encontrándome siempre con una senda limpia y sin marcar porque mis huellas, como las de tantos otros antes que yo, también las borra el mar.


4 respuestas a “Huellas”

  1. Joder, que lucidez…
    Y es que es así, ya casi no me acuerdo de mis abuelos, si no fuera por lo que mis padres me hablaron de ellos, de forma que el recuerdo directo de ellos se confunde con lo aprendido.
    En cualquier caso, amigo, hace tiempo que no me preocupa dejar huella, solo quiero difrutar de las que dejan mis seres queridos, mis amigos, mis amigas, que estas son especiales por lo del genero…jajajaja
    Y como dijo aquel tipo tan vulgar que ni siquiera recuerdo quien era (Hasta puede que fuera yo mismo)…
    ¡ A FOLLAR, QUE SE ACABA EL MUNDO!
    ¡ VIVA LA VIDA!
    Salud