La llegada al matadero


Chacho, esto comenzó en Todo lo que sucedió, así que no me seas truscolán y podemita y si no lo hiciste, salta al inicio

Nos quedamos en un retraso de cerca de cuatro semanas y en como lo aproveché para ir al Amsterdamse Bokkentocht 2021 con mi amigo el Moreno. Fueron pasando las semanas y la situación de la pandemia podemita y truscolana se fue empeorando y todos aquellos que se sorprendieron con el retraso no se cortaban para llamarme y asegurarme que cancelarían la operación pero de-que-sí, porque ahora sí que estábamos jodidos. Yo les confirmaba una y otra vez que el hospital no me había informado de nada y que habían quedado que el día antes de la operación me llamaría una enfermera para darme las últimas instrucciones. Mientras tanto, aprovisioné de paracetamol, como decían en las instrucciones y me compré un laxante, también según las instrucciones. Además, repartí el paracetamol por diferentes lugares de mi casa para tenerlo siempre a mano y en la semana de la operación cociné un par de cosillas para mantener mi congelador al mil por diez mil de capacidad y así tener una buena variedad de cosillas para desayunar y cenar. El martes, el día antes de la operación, se debía producir la llamada y mirando en la documentación, decían que sería entre las once de la mañana y las tres de la tarde.

Pasaron las horas, las once, las doce, la una, las dos, las dos y media, las tres menos cuarto, las tres menos cinco y yo ya estaba buscando el teléfono para llamar y preguntar cuando, a falta de uno o quizás dos minutos para el límite, sonó mi teléfono. Eran los del hospital y me dijeron que tenía que entrar allí a las dos de la tarde, me dieron el número de departamento y la ruta que tenía que seguir por el hospital y me pidieron y me rogaron y hasta suplicaron que lo anotara, lo cual hice. Después me ordenaron no comer ningún sólido desde las ocho de la mañana del día de la operación, con lo que tenía que acabar el desayuno a esa hora y no podría beber agua desde las doce del mediodía. Ya yo conocía las otras movidas, así que nos despedimos.

Una operación de tarde …. y yo con estos pelos … así que reservé entrada para ir a ver una peli al cine por la mañana, ya que quedarme en mi casa viendo pasar las horas no es lo mío. Hablando de los pelos, entre las instrucciones estaba que no me podía afeitar ni depilar la zona cercana a la hernia desde una semana antes, con lo que asumí que no se fían de ti y prefieren hacerlo ellos mismos. También decían que en el día de la operación no me pusiera cremas en la cara o el cuerpo y eso sí que es un drama, que yo sin mi crema Q10 de día parezco una fregona india o eso que ahora llaman nativos americanos o algo así. Tampoco se me permitía ponerme mi colonia Nenuco, que eso es maldad de la peor. Debido al desayuno tempranero, hice Magdalenas, que yo soy muy de comer ese desayuno los miércoles y los jueves, ya que he descubierto que es el día perfecto para regalar la mitad o más y no tener que comerme las doce. También me hice unos Mantecados de Gran Canaria, ya que como siete cada semana y aprovecho el día de las mencionadas para hacerlos.

Pese a lo que parece ser que indicaban las apuestas de mis amigos, familiares y conocidos, yo dormí de puta madre, las siete horas y pico habituales y sin problemas y me desperté y bajé a desayunar. Después me duché y me fui al cine. Al salir del cine eran justamente las doce de la mañana así que me jinqué un buen vaso de agua. Pasé por la keli de mis vecinos para apalabrar el transporte, ya que el único punto en el que insisten con vehemencia es que después de la operación no te puedes ir solo, alguien te tiene que recoger y llevar a tu casa, por si te mueres por el camino o algo así. En una mochila metí unas zapatillas para el hospital, el cargador del telefonino, los auriculares y nada más y por comodidad y recomendación hospitalaria, me puse un chandal que lo mejor para los hospitales es ir vestido de jinameño o de miembro del Clan de los Orcos. El hospital está a unos quince minutos de mi keli así que sobre las dos menos cuarto salimos y llegué allí en hora. Al entrar descubrí que me olvidé una cosa, la única que puse sobre la mesa para no olvidarme, el papel con la sección del hospital a la que debía ir y la ruta. Por supuesto ya no me acordaba de nada porque cuando me dieron la información, como me obligaron a apuntarla, no la memoricé. Fui a la recepción y cuando me tocó el turno la pollardona me dijo que no tenía ni puta idea de donde se hacen esas cosas en el policlínico en el que ha trabajado toda su vida, seguramente porque tiene el síndrome del funcionario y aún no se lo han diagnosticado. Me dijo que le preguntara a la securata de la puerta que esa es una novelera de que te cagas y seguro que lo sabe todo y además, me tiene que dar una mascarilla limpia y nueva porque no quieren que la gente entre con las suyas. Fui a la chama y me dio la mascarilla y me dijo que mis opciones estaban entre la primera y la tercera planta de la zona B, así que fui en ascensor a la primera planta y aquello no tenía pinta de ser el lugar, ya que allí había quirófanos, pero estaban todos cerrados. Como el ascensor tarda eones en llegar, subí por las escaleras a la tercera planta y allí había habitaciones de hospital y en una de ellas, en la sala de los enfermeros, había una tertulia super-hiper-mega amena de gente vestiditos de enfermeros y una salió y me preguntó si estaba perdido o así. Le dije que supuestamente tenía una operación mortal de corazón abierto y luz al final del túnel pero que no tenía ni puta idea de adonde debía ir, ella miró en una lista y me dijo que era allí, me llevó a una habitación, me indicó una cama, me dio una bata de esas azules o quizás verde de hospital y una especie de gallumbos elásticos medio blancos y me dijo que me los pusiera y me quitara la ropa y guardara todo, todo, todo lo mío en el armario junto a la cama y lo cerrara con su cerradura por código y que no fuese a poner como código el 0000 que tanto les gusta como contraseña a algunos comentaristas y reconocidos culocochistas. Básicamente, me puse la bata esa azul o quizás verde al reves, ya que puse la abertura hacia delante y la enfermera me dijo que va por detrás, con lo que la tuve que cambiar. Después me obligó a meterme en la cama para transportarme a la sala en la que preparan a las víctimas para la carnicería o algo así, que el neerlandés es una lengua que a veces da unas descripciones muy espeluznantes de las cosas y como encima añaden preposiciones que jamás he comprendido, siempre hay la sombra de la duda. Eso sí, la pava confirmó preguntándome mi nombre, mi apellido y mi fecha de nacimiento, que tenían mal porque claro, al yo no cumplir más de treinta y dos tacos por el síndrome de Peter Pan, parece ser que se les olvidó cambiar el año y lo tuvieron que hacer en ese momento. Aunque lo intenté, no me dejó llevarme puesta mi pulsera mágica y maravillosa que controla mi sueño, mis pulsaciones cardíacas y otras movidas más, que yo quería tener un registro preciso de la operación para saber si soñé con ovejas eléctricas o con electrocutaciones de truscolanes y podemitas y también quería ver si mi corazón sufría algún daño durante el evento.

Nuevamente, descubro con pánico y terror que he escrito una jartá y como este es un buen momento, lo dejamos aquí, a punto de partir vestido de marinero de luces en mi barca que no me han robao hacia el océano del pre-operatorio.

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19 respuestas a “La llegada al matadero”

  1. Está muy interesante el relato, lástima que el saber que, afortunadamente, sobreviviste, le quite emoción al asunto… 🙂
    Salud

  2. A ver cuando me cambias el careto del avatar que me ha correspondido, que da miedo verle.

  3. Montse, yo no los puedo cambiar. Si no tienes uno en tu perfil, te pone uno por defecto. Miraré un día de estos si hay alguna caché que puedo borrar y te asignará otro igual de horroroso.
    Genín, se te está pegando la maldad de Maléfica. Deja de tomarte cafelitos con ella.

  4. sí, el de Virtuditas es la niña del Exorcista con la cabeza totalmente hacia atrás y esputando blandiblú verde

  5. He cliqueado otro correo, y al igual que antes, ha cambiado el avatar, se ve que para dar trabajo a algún querido del ejecutivo responsable, han cambiado el diseño, que putada…
    Yo ya identificaba a la gente por el avatar, habrá que acostumbrarse, a lo mejor ha sido por tu operación y tu conversión al eunuquismo- podemita-truscolán…. 🙂 😉 🙂
    Salud

  6. Genín, qué pena la falta de comprensión en la lectura. Léete los comentarios de montse por arriba. La culpa ES DE ELLA.

  7. El de la Virtu era precioso, y el mio, con aquella carita verde de inocente…
    Ahora voy a poner otro, a ver…
    Salud

  8. Genín, deja de cambiar de correo cada vez que comentas que cuando haga la clasificación, eso te afectará al total de comentarios

  9. Lo que faltaba, ahora dicen que lo tienen que aprobar, voy a poner uno que tiene cierto aire del anterior…
    Salud

  10. Pero Montse si quiere se puede poner su propio avatar en su perfil, supongo…
    ¿Ella es la que manipulaba los avatares?
    No sabia que un foráneo podía hacer eso… 🙂
    Me siento mejor con mi cara verde 🙂

  11. Montse, siempre tienes la opción de ir a http://es.gravatar.com/ y crear/elegir tu gravatar usando la misma dirección de correo que pones aquí siempre cuando comentas y como por arte de magia se cambiarán al que tú has elegido. Tan sencillo como eso y te funcionará en prácticamente todos los blogs que comentas.

    También puedes culpar a Genín por ese tan feo que te ha tocado. Es culpa de él que le pone peros a todos los demás.

    Genín, Yo soy quien manipuló los avatares. El que uso se llama Wavatar (autogenerado) y los que rechazaste con tanta inquina fueron el Identicon (autogenerado), el MonsterID (autogenerado) y el Retro (autogenerado)