La visita a las grutas de Skocjan


El relato comenzó en Viajando a Eslovenia y la visita a Bled

Llegamos a mi segundo día en Liubliana y obviamente, comenzó un montón de horas antes de la hora Virtuditas, ya completamente descansado. El desayuno en el hotel Nox fue espectacular y en esos sitios en los que puedes comer hasta ponerte como un boliche o como Genín, me tengo que obligar a seguir la regla del plato único y solo como lo que cabe en el primer y último plato, que es un montón. Aproveché para probar todos los embutidos y quesos locales, entre otras cosas. Después cogí la cámara y me piré en guagua al centro de Liubliana, que a esas horas está solo ocupado por los locales aprovechando el mercado local. En el vídeo que está al final podéis ver el castillo y el río desde uno de los puentes y la siguiente foto está hecha desde otro:

El río Ljubljanica a su paso por Liubliana

En la foto, además del río Ljubljanica se puede ver la razón por la que cambié mis planes. La gente que ese día iba al lago Bled no iban a tener los espectaculares azules que pillé yo el día anterior. Sobre el nombre del río y de la ciudad, mira que son raros, que con la de vocales que se pueden arrejuntar esta gente cuajó un nombre horrendo tanto para la ciudad como para el río. La foto creo que la hice sobre un puente que los comemieldas que están enamoraos han destruido poniendo candados, que la estupidez es infinita y los fabricantes de candados han conseguido explotarla económicamente.

Puente de los Dragones y castillo de Liubliana al fondo

Al final del mercado que hay junto al río tenemos el puente de los dragones y mirando la foto se puede adivinar con cierta facilidad la razón del nombre. En este caso combiné la alimaña con el castillo de Liubliana, que se puede ver por arriba. La línea que se ve en la montaña yendo hacia el castillo es la del funicular que permite a los culocochistas y a los gandules subir sin realizar esfuerzo físico alguno. El puente desde el que hice la foto es el último en el que se permite el tráfico a vehículos. A partir de ahí son todos peatonales hasta que se acaba la zona del centro de la ciudad.

Estuve en el mercado, en el ayuntamiento y callejeé hasta que llegaba la hora de pillar el autobús hacia Diva?a, que es el lugar cercano a las Grutas de Škocjan. Fui a la estación de tren y autobuses de Liubliana y me acerqué al andén número doce ya que era el indicado en el billete. La guagua llegó un poco antes de la salida y todos entramos y nos acomodamos sin agobios porque no se llenó. Al parecer también se puede comprar el billete dentro y por eso llevan un conductor y un cobrador, más o menos como en las Filipinas. Mi destino está a setenta y pico kilómetros de la ciudad y el viaje era de una hora y diez minutos con algunas paradas en el camino. Salimos de la estación en hora y en el camino a la autopista hizo una parada. Después seguimos por la ciudad y el cobrador se levantó para comenzar su trabajo. Yo estaba en la séptima fila de la guagua y el hombre iba por la cuarta fila cuando el chófer pisa el freno a conciencia y como los eslovenos no son latinos, nadie decía nada, pero en mi cabeza yo ya gritaba como en la línea 20 cuando subía por la calle Luján Pérez a la Isleta: ¡CRISTIANO, CRISTIANO, CRISTIANO! ¡QUE NOS MATA A TÓS! La frenada fue brutal y vimos primero perder el equilibrio al cobrador, después caer y después rodar por el pasillo hacia la parte delantera. De las gargantas de los Eslovenos no salió ni un . Un coche estaba completamente atravesado en la carretera, de dos carriles en nuestro sentido, bloqueándola. Se bajaron el conductor y el cobrador, que poco a poco se iba enderezando y revisando las heridas y pusieron al conductor de vuelta y media, vamos que lo llamarón truscolán, hijo de Puercagón y hasta comechochos de la zorra asquerosa y zarrapastrosa esa que no se lava los sobacos de la Gra-viel, también conocida como la perra suiza. Perdimos cinco minutos en los que por desgracia no llegaron a las manos, que yo estaba frito por hacer el vídeo. Después seguimos como si allí no hubiese pasado nada pero por culpa del evento, llegamos a nuestro destino con un retraso de doce minutos.

En Diva?a nos bajamos tres, lo cual es prueba de lo abundante que es el turisteo a esas grutas. Una señora con un joven y el Elegido. Se supone que allí hay una guagua que nos lleva a la gruta pero por culpa del retraso perdimos la conexión y en ese sitio ni taxis ni otras milongas. Resultó que los otros dos eran argentinos que viajan por el mundo sin hablar inglés, que es como hay que hacerlo si eses parapsicólogo o algo así, boludo. Como la chama aparentaba ser de la quinta de Tutankamon, llamé al número de información que tienen en el cartel en el que explican lo del autobús de contacto y les conté que por culpa de un casi-accidente con la guagua, llegamos tarde y ya no estaba el transporte de enlace. En el otro lado, el personal de la gruta se enrolló y nos mandaron un coche con uno de los becarios a buscarnos. Están a unos tres kilómetros y la distancia la podía hacer sin problemas, pero a la vieja igual se le gastaban las pilas por el camino.

Vista sobre las Grutas de Skocjan

Una vez allí compré la entrada y me enteré que en invierno solo hay una visita al día, a la una de la tarde, con lo que teníamos que esperar un ratillo y aproveché ese tiempo para ir andando hasta el mirador desde el que hice la foto anterior y desde el que también veréis un poquito de vídeo espectacular. En la foto podéis ver el río Reka que allí mismo se vuelve subterráneo y fluye bajo tierra hacia el Adriático durante treinta y cuatro kilómetros. Este es un lugar increíble y asombroso y allí están las Grutas de Škocjan, patrimonio de la Humanidad exceptuando a truscoluña y una maravilla.

El puente en las Grutas de Skocjan

En la visita está prohibido hacer fotos, al parecer para no molestar con los flashes a las alimañas que viven en su interior. El paseo es de unos tres kilómetros y toma unas dos horas. En ese recorrido llegamos a estar a ciento sesenta metros por debajo de la superficie y la visita es a dos zonas muy distintas. Una seca, con la gruta, ENORME, con cuevas de más de veinte metros de altura, espectaculares, petadas de estalactitas y estalagmitas y en la segunda parte comienza un ruido atronador y llegamos a la zona en la que está el río Reka y la cutre-foto anterior, que hice de tapadillo como todo el mundo, muestra el puente actual para cruzar sobre el río, a unos cincuenta metros de altura. La salida de este sistema subterráneo se bloquea cada tres o cuatro años y se inundan las grutas al completo.

Saliendo de las Grutas de Skocjan

La visita fue ES-PEC-TA-CU-LAR y pese al disgusto de las fotos, merece la pena. Es una de las más fabulosas maravillas de la naturaleza y pese a lo que digan los exiliados truscolanos, jamás fue expoliada de truscoluña. En la salida ya nos dejaban hacer fotos y aproveché para hacer la anterior, en la que venimos a estar muy cerca del punto que se veía en la primera foto del lugar con el agua escondiéndose. Creo que también hay algo en el vídeo de esta parte.

El río entrando en las Grutas de Skocjan

El siguiente es un documento estremecedor ya que podemos ver al río entrando en las grutas. Esto no es algo que podáis ver en vuestras bitácoras favoritas del copiar y pegar, pero claro, todo el que está aquí sabe que el territorio es el del mejor blog sin premios en castellano. Cuando acabó la visita la guagua nos recogía para llevarnos a la estación sobre las tres y veinte y a las tres y media había guagua de regreso y también tren. Los argentinos y un servidor, visto que la guagua no llegó en hora, optamos por el tren, que costaba lo mismo y tardaba cinco minutos más y en el mismo, el cobrador nos dio el billete y llegamos a la ciudad de Liubliana sin dramas adicionales por el camino, charlando y hablando de lugares de Europa y recibiendo consejo para que evite como la peste el ir de vacaciones a Buenos Aires, ciudad que me confirmaron que es muy insegura para mi, que voy de feliz con mi cámara y sin nada organizado.

Iglesia de San Florián

Nos separamos al llegar a la ciudad y yo seguí visitando lugares en Liubliana y entre ellos pasé por delante de la Iglesia de San Florián que tiene la forma más rara del universo ya que por ningún lado tiene una entrada decente. Junto al campanario se puede ver una puerta que no es, ya que es como una fuente que está junto a pedrolo de nieve y hielo, un poco más a la izquierda hay otra falsa puerta con lo que esto debe ser un concepto nuevo de iglesia en la que es difícil entrar para sacar al presunto tocador o algo así.

Filete de ternera a la parrilla con champiñones, salsa de vino Terán y albóndigas de queso 'štruklji'

Tras pasar por delante y ver el menú de otro restaurante que me recomendaron, opté por repetir con el restaurante Julija. De primero fue la sopa del día, de segundo el Filete de ternera a la parrilla con champiñones, salsa de vino Terán y albóndigas de queso ‘štruklji’ de la foto anterior y de postre:

Tarta de manzana casera 'strudelj' del Julija con helado de vainilla

Tarta de manzana casera ‘strudelj’ del Julija con helado de vainilla y con eso, tripote petado y listo para comenzar la digestión. Paseé un rato más por la ciudad de noche antes de regresar al hotel. Todo lo anterior y seguro que alguna cosa más también tiene su representación videográfica, con momentos capturados aquí y allí. Por supuesto, hacía falta una música grandiosa para acompañar y por eso elegi la canción A Million Dreams (Reprise) de la fabulosa y maravillosa película El gran showman – The Greatest Showman. Si no lo veis por debajo de este texto, el vídeo está AQUÍ:


Una respuesta a “La visita a las grutas de Skocjan”

  1. Desde luego, parece que ahí deben llevar una vida muy tranquila y pacífica, tipo mi ranchito… 🙂
    La ternera esa, no se, porque a mi me da la sensación de que es un pene de truscolán, cortado por la mitad y pasado de punto en el horno, yo dudaría mucho de metérmelo en la boca, la verdad… 🙂
    La banda sonora del video, le hace sentir a uno cierto cosquilleo al escuchar esa vocecita femenina, la antítesis de lo que siento con la de la truscolana que citaste… 🙂
    Salud