Yo de siempre he sido fans de Ethan Hunt y la saga de Mission: Impossible, que para mí son de lo mejorcito en películas de acción a tutiplen, entretenidas y sin polladas colaterales, que aquí no se paran a mirar y discutir la raza de la gente, ni su orientación sexual o su religión. En el mejor blog sin premios en castellano tenemos todas las pelis desde la tercera y la puntuación mínima que han conseguido es de ocho, como se puede comprobar en Mission: Impossible III – Misión Imposible 3, Misión: Imposible – Protocolo Fantasma – Mission: Impossible – Ghost Protocol, Misión: imposible – Nación secreta – Mission: Impossible – Rogue Nation y Misión Imposible: Fallout – Mission: Impossible – Fallout, esta última como peliculón. Resultaba muy difícil superar esta última y para mí, no lo han conseguido. Y así llegamos a Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One, que en España se conoce como Misión imposible: Sentencia mortal, parte 1.

El julay ese que es agente super-hiper-mega secreto las pasa putas y canutas.

Todo comienza cuando un submarino petado de joputas rusos-terroristas-de-mielda está probando un arma nueva y acaban disparándose a ellos mismos un misil en el ártico, que resulta que una inteligencia artificial los hundió. A partir de ahí comienza una carrera mundial por conseguir dos llaves que nadie sabe qué abren y en eso se involucra el grupo de Ethan Hunt, que consiguen una sin problemas y después, un pavo que mató a una de las hembras del Ethan, resulta que trabaja para la inteligencia artificial, que es dañina y truscolana. En esta carrera, primero corren por el desierto, después por el aeropuerto de Abu Dabhi, más tarde por Roma, más tarde por Venecia y finalmente en un tren viejísimo y que va camino de Austria. De tanto correr uno es que acaba agotado, que esto son dos horas y tres cuartos.

Si lo que quieres es acción, aquí te vas a jartar, que hay una cantidad brutal. Mi problema es que aparte de las escenas de acción, que son soberbias y fabulosas, no parece haber una historia que nos quieran contar, el guion no estaba escrito y esto lo han confirmado los actores, que he oído entrevistas en las que uno dice que lo grababan diciendo frases como aleatorias en una escena y después según lo que se les ocurrió, ya eligen una porque ni los actores pudieron leer el guion de la película antes de comenzar a rodarla, no existía. Si se hubiesen limitado a dos horas, estaríamos hablando de un clásico, pero al estirarla tanto, llegamos a un punto de agotamiento, a mí me encanta la acción bien hecha y sin demasiadas pantallas verdes, pero es que esto es un empacho brutal. La escena del salto de la montaña y el tren, que hemos visto en el trailer, es simplemente de lo mejorcito que se ha hecho en cine de acción en este milenio, pero llega después de dos horas de película. Si hubieran quitado casi todo de Venecia, aligerado Roma y cambiado la escena del aeropuerto por una de dos minutos, máximo tres, la película habría ganado un montón, sobre todo con la movida del aeropuerto, que a mí no me pareció importante y no aporta nada a la historia en general.

Dicho lo anterior, es una excelente película de acción, larguísima, pero muy buena. Probablemente gustará a los miembros del Clan de los Orcos y hasta algunos sub-intelectuales con GafaPasta la pueden disfrutar.