Mr. Holmes


Yo creía que estábamos en el ciclo de películas con Sherlock Holmes y Watson, esas malísimas que son espectáculos de efectos especiales y diálogos absurdos y cuando veo que en la filmoteca hay una con el colega ya viejísimo y su ayudante que la ha palmado, aluciné y decidí que tenía que ir a verla. Se trata de Mr. Holmes por algún misterio que no tendrá jamás explicación, la estrenan en España la semana que viene con el mismo título.

Un julay famosete chochea en la campiña inglesa

Sherlock Holmes se ha retirado y vive en el quinto coño acompañado de una mucama con hijo. El chiquillo está obsesionado con resolver crímenes y cosas así y el abuelete lo que quiere es cuidar sus abejas y contar batallitas. Cuando el niño y el viejo se ponen a intentar resolver un caso que sucedió treinta años antes, acabarán viviendo una pequeña aventura.

A base de ver tanto cine me debo estar volviendo insensible porque a mí, por más que todo el mundo me diga que tiene que ser un peliculón ya que sale Ian McKellen, yo ya entré al cine un poco asustado ya que ese julay es el mismo de las mierdas de películas de la Saga de los Julandrillos, tanto la original como la que montaron a partir de un libro de cuatro páginas con tres películas de dos horas y media cada una. Resultó que mis temores eran fundados y la película es lenta, pero lenta, lenta, lenta. El director debía tener un guión de siete u ocho páginas y quería hacer una peli y no un corto y acabó estirando la historia hasta el infinito y dos paradas más allá. Lo único interesante es el niño, que lo hace muy bien y cuya inocencia resulta entrañable. Por lo demás, la película se asfixia en su falta de ritmo y en los saltos temporales para contar cosillas del pasado en el presente de la historia. Los flashbacks no funcionaron conmigo y la mágica resolución del misterio tampoco lo hizo. Hubo un momento de esos en los que pasaba que no pasaba nada en el que me dio un jamacullo me quedé dormido por lo menos diez minutos, lo cual no es nunca una buena señal. La idea de mostrar un Sherlock Holmes que ya no es la persona más inteligente en el cuarto porque está chocheando igual era bonita pero no lo suficientemente intensa para una película. En fin, otra de esas historias para olvidar. Ahora que lo pienso, esto es como un telefilm, igual funciona en la tele ya que te puedes levantar, ir a comer algo a la cocina, echarte una meadilla, mandar mensajes con el teléfono y volver a poner tu atención en la historia cuando pasa algo pero como en el cine se supone que nos concentramos únicamente en la película, no funciona.

Puedo creer que esto lo van a ver los miembros del Clan de los Orcos y caen muetos en el cine del disgusto. Tampoco creo que tenga lo que debería tener para los sub-intelectuales de GafaPasta. A esperar a que la den por la tele y combinarla con una fabada y siesta.


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