Nunca apagues la luz – Lights Out


Igual que siempre hay curas en las puertas de los colegios porque los atraen los niños y repito que ya soy muy mayor para creerme lo de la trola esa de que se lo mandó su jefe, a mí cuando ponen una película de terror en la cartelera, me tienen rondando el cine tan pronto como puedo. En el caso de la película de hoy elegí una sesión de viernes por la noche, la última, para estar acompañado de una multitud y así gritar todos juntos, algo que es una experiencia mejor que las religiosas y que solo se consigue en este género. La película es Lights Out y se estrena en España la semana que viene con el título de Nunca apagues la luz.

Una julay y su hermano las pasan putas con un espíritu truscolán

Una pava que básicamente no mantiene mucha relación con su madre y hermano descubre que la primera está como jacosa que no veas y el pobre chiquillo vive aterrorizado porque hay como un espíritu truscolán gritando no sé qué cosa de una nación que no existe en su casa. La chama decide adoptar a su hermano mientras se resuelve todo pero el bicho malo truscolán los sigue allí donde están así que tendrán que ir a la keli de la madre y acompañados del chamo que la empala y al que ella no quiere llamar novio sino dildo viviente, se enfrentarán a la mala bestia espirituosa truscolana.

Un tema clásico en el cine de terror, el del espíritu que se encariña con alguien y es un malaje que no veas con el resto. En este caso, el espíritu parece hablar con la madre y hacer movidas con ella y parece vivir en la sombra. La historia es rápida, la película no se anda con rodeos y dura escasamente ochenta y un minutos y en ese tiempo tenemos la oportunidad de gritar unas cuantas veces acojonados. Hay multitud de escenas en las que te cagas de angustia y de miedo con el puto espíritu matando o tratando de matar. Tenemos sus fechorías bien repartidas a lo largo de la historia y no nos agobian con unos previos de tres cuartos de hora sino que vamos directamente al grano. Comenzamos en un tren que va a toda máquina, con el bicho malo matando a alguien que no sabemos quién es y desde ahí no paramos y las cosas las iremos descubriendo mientras tratamos de recuperarnos del susto anterior. Los actores como casi siempre en estas películas son desconocidos y en este caso hacen muy bien su papel y sufren como campeones. La traca final es espectacular y vamos, yo no entro en esa casa ni aunque me paguen con mi peso en diamantes (por supuesto, habiéndome encochinado previamente para trincar algunos más).

Esto es cine por y para los miembros del Clan de los Orcos y por supuesto, acompañados de sus hembras, que se agarrarán a ellos como ladilla a güevo y gritarán a todo piñón. Es cine para ir en grupo y disfrutar de la histeria colectiva. Los sub-intelectuales con GafaPasta no tienen lo que hay que tener para algo tan básico. Definitivamente a tener en cuenta para amantes del cine de terror.


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