Me da hasta vergüenza poner la temperatura que teníamos esta mañana porque era demasiado veraniega e impropia de un invierno nórdico de estos que estamos disfrutando esta semana. Os podréis imaginar que con estos calores tan excesivos salí de mi casa prácticamente en pelotas y tuve que aligerar ropa. Como todos los días de esta semana, fui a trabajar temprano para volver a casa temprano. Como las nombré el otro día y estamos en semana de nieve, aprovecho para poner las botas que han llegado para sustituir a mis Lowa, las cuales se han dejado la suela atrás.
Como dice el pie de la imagen, son unas Meindl Tampa GTX y curiosamente, este o un modelo parecido era el que me quería comprar hace tres años pero al ir a la tienda, la otra que es muy similar estaba rebajada. En esta ocasión fue este modelo el que tenía un descuento del treinta por ciento y como ambas marcas rebosan calidad, opté por estas. Todavía me estoy pensando si llevar las otras a un zapatero que hay en Hilversum que te pone una suela de repuesto original y tal y tal y así usar las otras cuando me vaya a Asia, que allí las uso para patear sin más y cuando son muy nuevas, atraen la atención de la chusma y la gentuza a las puertas de los templos en los que te obligan a descalzarte.
Siguiendo con la temática de vídeos de estos días, hoy tenemos uno espectacular y que requirió de una gran destreza y agilidad. Ya habéis visto los dos lagos por los que nos movemos así que lo que faltaba era el recorrido desde un lago al otro por lo que normalmente es un cauce de agua y que ahora es un canal de hielo. Al comienzo del vídeo tropecé con un tronco que no estaba totalmente hundido y un poco más tarde veréis que le sucede algo parecido al colega que va delante míoi y casi nos chocamos. Por suerte somos avezados expertos y pudimos superar las crisis sin problemas ni caernos.
Este fin de semana me han invitado para hacer una ruta por hielo «salvaje» de entre cincuenta y cien kilómetros pero todavía no me he decidido porque me huelo que si lo hago, voy a competir para ganar y después me pegaré tres o cuatro días baldado. El Rubio también me había dicho de hacernos cuarenta kilómetros o así con lo que por un lado o por el otro, me daré un hartón a patinar. El domingo parece que se nos acaban las temperaturas adecuadas para este deporte y volvemos a cruzar la línea que separa el agua del hielo.
En la sesión de patinado de hoy solo se decidió a venir un colega. Para mañana tengo apalabrados entre cuatro y cinco ya que se sigue corriendo la voz y los que no patinan, acuden a los bosques de Hilversum para ver ese milagro, un AFRICANO que patina, lo nunca visto en los deportes de invierno. Están hasta pensando en tirarme a una piscina para ver si también sé nadar.