Cuando estás rodeado completamente de nieve, hace un día precioso con temperatura por debajo de cero y aún llevas a un chiquillo dentro de ti, lo mejor es salir a la calle y buscar el lugar en el que todo el mundo está jugando, ya sea tirándose con los trineos por las laderas o haciendo guerras de bolas de nieve. Una de las cosas que más me gustan de vivir en Utrecht es lo hermosa y humana que es la ciudad y los muchos rincones que tiene para el esparcimiento. El parque De Koppel está justo al lado de mi casa y en estos días se ha convertido en el punto más visitado por todos los que moramos en el vecindario.
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Bicicletas cubiertas de nieve
En el país de las bicicletas, el día que todo amaneció cubierto de nieve gran parte de las bicicletas se quedaron en sus aparcamientos, esperando a sus dueños que optaron por el transporte público. Cuando las vías tienen sal no hay grandes problemas en ir en bicicleta pero si falla la sal y la nieve se vuelve hielo, una bicicleta es un boleto para un accidente. Por eso, lo mejor es dejarla descansando y disfrutar de medios alternativos de transporte.
En el Álbum de fotos de bicicletas encontrarás un montón de bicis que he ido fotografiando a lo largo de los años
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Have a nice Christmas
Hoy es el día. Posiblemente para cuando leáis esto yo estaré en un salón de esperas, mirando una pantalla que muestra el retraso del vuelo que me tiene que llevar a Madrid y dando por sentado que perderé la conexión que desde allí me alcanzará a la isla de Gran Canaria, mi destino final. Si todo sale bien, llegaré esta noche y me quedaré hasta pasado año nuevo, en la visita más corta de los últimos nueve años.
La foto es de una parada de autobús en Utrecht, con cartel comercial navideño y una postal a sus espaldas con las casas y los árboles nevados. La imagen tiene una sobreexposición de +2/3 EV para compensar la locura del sensor con tanto blanco.
Que nadie se preocupe por mi ausencia, algunas cosillas seguirán apareciendo en los próximos días y tan pronto como tenga una conexión a Internet al otro lado subiré mucho más.
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A toda edad del hielo le sigue un deshielo
La última de mis aventuras antes de coger las vacaciones sucedió esta mañana. Nada más levantarme me lancé a mirar las páginas de los servicios públicos y ver si podía ir a trabajar. En la ciudad de Utrecht se había restablecido el servicio de autobuses salvo por el tramo de la línea 8 en el que quedó atascado el autobús en el que yo iba el pasado domingo, para que después la gente me diga que yo no ando siempre en el meollo de todos los desbarajustes. Me duché, me vestí y desayuné y salí por la puerta delantera ya que en la parte de atrás tengo mis reservas de hielo para el próximo verano y no quiero ensuciar esos cuarenta centímetros de nieve.
En la parada de la guagua el aspecto era desolador aunque al menos se veían trazas de autobuses y pese a la nieve los coches parecían circular sin mayores problemas, considerando normales velocidades de diez a veinte kilómetros por hora y ligeros bandazos laterales cuando pasan sobre una plancha de hielo. Al poco apareció la guagua y los que estábamos allí lo celebramos tanto o más que la familia de un campeón de Maratón en una olimpiada de verano. Entramos al vehículo y nos repartimos el espacio respetando las sagradas leyes holandesas que rigen este tipo de lugares públicos. Yo opté por ir en la parte trasera, tras el acordeón. A mis espaldas llevaba la mochila con la cámara, el objetivo de 400mm y el monopod para ir a hacer fotos con el Moreno. En el recorrido fuimos recogiendo a un montón de gente y para cuando llegamos a la estación el autobús iba lleno.
En teoría debía ir en el tren de las 8.28 a Hilversum pero lo cancelaron. Lo mismo sucedió con el de las 8.38 y anunciaron que el siguiente sería el de las 9.08. Llamé a mi jefa y le conté el percance. La estación era un océano de nieve y hielo en el que apenas se veían las vías de tren. Por megafonía no dejaban de anunciar cambios y cancelaciones. En el segundo día de Caos y con todo el país clamando al cielo por el tremendo desbarajuste, la empresa ferroviaria solo había conseguido poner unos pocos trenes en circulación. Para cuando llegó el nuestro salimos todos corriendo buscando un buen sitio lejos de las puertas.
El tren salió a su hora y en el recorrido hasta Hilversum cruzamos por el país del hielo. Unos campos enormes llenos de nieve y hielo, árboles que se partieron por el peso de la nieve. Ciervos corriendo en el bosque y por todos lados, vehículos desplazándose lentamente para evitar patinar. Me bajé en la estación de Hilversum y como sabía que diez minutos más tarde debía salir un autobús en dirección a mi oficina, decidí esperar. La estación era una mezcla de nieve sucia y hielo. El día anterior había estado completamente cerrada, sin ninguna línea operativa. Hoy tenían un exceso de operarios dando la cara y aguantando el chaparrón de protestas. Esto es Holanda. La gente se estará quejando hasta abril del año que viene y habrán investigaciones, conclusiones y propósitos de enmienda y seguro que de esto sale algo aunque no sabemos muy bien si será algo bueno o malo.
La guagua era la 109 que me deja a unos cinco minutos de la oficina y en el camino me tropecé con un enorme muñeco de nieve. Alrededor de mi casa hay varios. Con tanta nieve la gente los ha hecho tamaño ogro, gigantes y cargados de detalles. Entré en la oficina a las diez de la mañana, dos horas después de haber salido de mi casa. La distancia recorrida fue de 22 kilómetros.
A la hora del almuerzo estaba nublado y pasamos de ir a hacer fotos al bosque. Sin un buen cielo nos saldrán imágenes planas y grises y de esas ya tenemos un montón así que pasamos. Fuimos a un supermercado en donde el Moreno hizo parte de la compra para la comida navideña en su casa. El supermercado estaba abarrotado aunque lo realmente peligroso era el hielo que había en la calle que hay delante del mismo. Al mediodía estábamos ya en plena edad del Deshielo y si hay algo cierto es que la nieve se transmuta en hielo y después se descongela y en el proceso la gente se da unas hostias de órdago porque el hielo es muy peligroso. Caminábamos como si tuviéramos alguna tara física, moviendo las piernas como las muñecas de famosa cuando van juntas al portal y siempre manteniendo el centro de gravedad bien al centro del cuerpo.
A las cuatro me marché de la oficina para coger el tren de las 16.31. Fui andando a la estación y por cabezón me empeñé en ir por los atascos y no veas lo mal que lo pasé pero conseguí no caerme y además esquivé todas las bolas de nieve que me tiraron los chiquillos.
En Utrecht pasé por la estación a comprar los últimos detalles, me compré unas papas fritas con salsa Oorlog para comer y me fui al cine a ver AVATAR en 3D y aunque ya hablaré de ella os puedo adelantar que es mi película favorita de este 2009 que está a punto de acabar y un auténtico viaje visual sin parangón.
Salí del cine pasadas las ocho y media y respiré aliviado cuando vi que las calles seguían más o menos limpias y las guaguas circulaban. Me subí en una que me trajo hasta mi casa, pasé por el hogar de mis vecinos para saludarlos y tomar un último café con ellos y después me dediqué a las tareas de empaquetar y rastrear la casa buscando todo lo que seguro que me estoy olvidando.
Mañana será otro día ??