La postal que tenía ayer en el jardín de la parte trasera de mi casa era la de la foto, con una cantidad ingente de nieve que hacía casi imposible el moverte por el jardín sin botas. Las nevadas del pasado viernes, sábado y domingo fueron legendarias. No recuerdo tanta nieve en los Países Bajos de un tirón. Ayer no había transporte público en la ciudad de Utrecht y me quedé trabajando desde casa así que a la hora del paseo del mediodía aproveché para irme a hacer fotos. Esta fue una de las primeras con las que ajusté la cantidad con la que debía compensar para que los colores de la cámara lucieran hermosos. Como estaba soleado terminé añadiendo un + 1 EV.
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Qué será, será
En este 2009 que está a punto de acabar muchas de las bitácoras que solía leer han terminado su andadura y otras han tomado por derroteros que no me interesan mucho. Hace unos años, encontrar nuevos lugares con los que sustituir a los que se apagaban resultaba fácil, los había a porrillo. Ahora que la conversación se ha estupidizado y movido hacia las herramientas dosputocero para mongolos, las bitácoras que merecen la pena escasean y no hay manera de encontrarlas.
Por eso, por gandulismo y porque tras tantos años los cuatro regulares ya debéis saber lo que me gusta e igual conocéis sitios interesantes y ya puestos, si los ponéis en los comentarios me pasaré a visitarlos. Tengo que renovar mi dosis de irrealidad diaria. Absteneros de bitácoras políticas, de tecnología o de cine porque el primer tema no me interesa y para los otros dos sigo las suficientes en inglés.
Y como prueba de mi inestabilidad y mi inconsistencia la foto de hoy, la cual hice a la hora del almuerzo cerca de mi casa. Durante las próximas dos semanas tendremos una marejada de fotos sobre la nieve hechas en los alrededores de Lunetten. Tomarán la bitácora y os aseguro que os vais a terminar cansando de tanto blanco y tanto copito.
Me pregunto que peligro tan grande nos querían indicar que hasta lo ponían por duplicado.
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La semana pasada en Distorsiones
Esta semana que acaba de terminar ha sido la de las grandes gestas, aventuras grandiosas que solo vives si eres capaz de disfrutar de las pequeñas cosas. Comenzamos en Todos los días tienen su aventura, en este caso tanto en sobrevivir en una oficina sin calefacción como en ir a hacer fotos de aves en un rato libre. Después Me pregunté sobre mi relación con el idioma holandés, ese tira y afloja que tarde o temprano se tendrá que resolver. Todo a cuenta del examen que aprobé y del que hablamos en Nieve y niveau vijf geslaagd. Por último, el domingo fue el día en el que la nieve fue la protagonista. En algún momento de esta semana me bajaré a Gran Canaria y permanecerá allí unos días.
Seguimos viendo fotos de Polonia. Comenzamos la semana con El ataque del ángel, después vino Ya era hora ahora me toca a mí a la que siguió un Águila marina de cola blanca volando y terminamos con El vuelo del águila. Creo que seguiremos unos días más y tras esta serie vendrá o un nuevo paseo por Praga o Copenhague. Ambas series están preparadas y entre las dos creo que veremos fotos hasta finales de febrero. Después intentaré por todos los medios poner algo de Malasia.
Una nueva bicicletas para mi colección. Se trató de una Bicicleta con remolque que pillé en Copenhague.
La última receta del año para la sección de Cocinillas fue este Chili con carne que descubrí no hace mucho. Hasta ahora tenía otra receta pero no hay color, esta es mucho más sabrosa.
Por supuesto que hubo Cine. Comenzamos con la mediocre Law Abiding Citizen ? Un ciudadano ejemplar a la que siguió la excelente Hachiko: A Dog?s Story ? Siempre a tu lado. Hachiko y terminamos con la comedia Old Dogs ? Dos canguros muy maduros.
Y por supuesto, el resumen visual de los platos que pasaron por mi mesa. No hay demasiada comida porque varios días me invitaron o cené en restaurantes.
Y así transcurrió la semana.
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Un día en el que la nieve fue la protagonista
Cada aventura que vivimos comienza de una forma distinta. Anoche, cuando regresaba a mi casa después de pasar la tarde en Amsterdam, la temperatura en el exterior ya era de ocho grados bajo cero.
En realidad no se notaba demasiado el frío y el aire era muy agradable. Yo intercambiaba mensajes con algunos amigos comentando lo increíble y maravilloso del asunto.
Esta mañana, nada más levantarme me asomé a la ventana del jardín y la visión era increíble
Todo estaba cubierto por una espesa capa de nieve. La temperatura había subido hasta casi los cero grados y la mañana se presentaba nublada. Me asomé por la ventana de la calle para ver que tal estaba la situación por allí e hice otra foto:
Mandé los pertinentes correos con las imágenes para celebrar el evento y bajé a la cocina a prepararme unas Tostadas francesas. Comenzó de nuevo a caer la nieve de manera muy copiosa. Mi plan para el día consistía en ir al centro y acabar con las compras de regalos para mis sobrinas, después coger el tren e ir hasta al cine Pathé Arena que está junto al estadio del Amsterdam para ver con mi amigo el Niño la película Avatar en IMAX 3D y una vez terminada la peli el colega me había invitado a cenar a su casa. Me duché y me vestí y más o menos a la hora prevista salí por la puerta del jardín. Teníamos unos quince centímetros de nieve. Avancé sobre un increíble manto blanco hasta la parada del autobús. Eran las doce de la mañana. La guagua llegó con retraso y tardó casi cuarenta minutos en hacer el recorrido hasta la estación central de Utrecht, tres veces más de lo que suele ser habitual. Para cuando llegamos nevaba tanto que casi no se veía nada. Me acerqué a comprar mi billete de tren y veo que han puesto unos paneles especiales delante de las máquinas expendedoras avisando que hay una RECOMENDACI?N NEGATIVA DE VIAJE. Miro la pantalla con los horarios y veo que casi todos los trenes han sido cancelados.
Llamé al Niño y le expliqué la situación. Decidimos cancelar los eventos. Aprovechando que estaba en el centro hice las compras navideñas. Sobre la una y media había terminado y opté por volver a casa. La estación de tren era un caos, con un montón de gente buscando la forma de llegar a sus destinos. Bajé a la estación de guaguas y unos trabajadores con abrigos fluorescentes informaban a varios viajeros que sus líneas no estaban en servicio porque la cantidad de nieve era tal que lo hacía imposible. En ese momento llegó una guagua de la línea 8 y todos los de Lunetten nos lanzamos a su interior.
Al salir de la estación el chófer nos dijo que quizás iba a tener que volver si las condiciones de la carretera no mejoraban. La velocidad del vehículo era de cinco o diez kilómetros por hora como mucho. Era una guagua doble, con acordeón y la parte trasera a veces patinaba y daba unos bandazos como si aquello fuera una culebra. Al llegar a Smaragdplein, más o menos a la mitad del trayecto, cada parada de la guagua era un drama porque al arrancar patinaba y la parte trasera giraba como loca mientras la gente se agarraba a donde podía.
Cuatro paradas antes de mi casa, justo al entrar en Lunetten, la guagua ya no pudo seguir. Estábamos en alto, junto a una pendiente de cinco o seis metros y el vehículo golpeaba los bordillos de la calle mientras patinaba sin remedio y la parte delantera iba hacia la izquierda mientras la trasera prefería la derecha. Estuvimos casi diez minutos allí, con el conductor intentándolo todo hasta que avisó por la megafonía y nos informó que no podía seguir, algo que habíamos deducido desde cinco minutos antes pero que por no quitarle la ilusión no le dijimos nada.
Dejamos el vehículo en orden, todos con nuestras bolsas y regalos mientras nevaba un montón. Hasta ese momento yo había transmitido todas las andanzas de esta peripecia a varios de mis amigos a través de SMS y correos. La audiencia consistía de Waiting en algún lugar de Andalucía, mi amigo el Rubio que estaba tomando cervecitas en Barcelona, el Turco que andaba con su mujer por Estambul, el Niño en Amsterdam y otro colega en Nijmegen. Este despliegue me sirve para reafirmarme en lo absurdo que es el dosputocerismo. Todos aquellos a los que quería informar recibieron su ración inmediatamente, en su teléfono. No hubo problemas de privacidad porque no hubo ningún lector indeseado, toda la información era dirigida hacia personas determinadas y ellos eran los únicos receptores.
El kilómetro que había entre el sitio en donde se atascó la guagua y mi casa lo hice caminando sobre unos cuarenta centímetros de nieve. En ocasiones íbamos en fila india por la carretera siguiendo la traza de los pocos coches que se aventuraban por el lugar. Aunque pueda parecer terrible lo cierto es que nos lo tomamos con mucho humor y hasta disfrutamos de la aventura. Cuando entré en mi jardín la cantidad de nieve se había duplicado.
Me tuve que sacudir un montón de nieve antes de entrar en mi casa. Siguió nevando toda la tarde.
Por lo que he podido leer en los periódicos holandeses, el caos ha sido completo por todo el país y la compañía ferroviaria ya ha dicho que mañana lunes es más que probable que la mayor parte de las líneas no se puedan usar así que recomiendan quedarse en casa. Me va a venir de perlas este día extra que nos cae regalado del cielo. Si mañana por la tarde la cosa mejora aprovecharé para ver Avatar, aunque me tendré que conformar con 3D sin IMAX.