Distorsiones

  • Inicio
    • Contactar
    • Acerca de
  • Lo imprescindible
    • Visitar Holanda
    • Índice de álbumes de fotos
    • Índice de viajes
    • Recetas de cocina
    • Hembrario
    • El club de las 500
    • Álbum de fotos de bicicletas
    • Álbum de fotos de cervezas
  • Destacados
    • La Arbonaida
    • Comida en fotos
    • Mi herencia
    • uno+cero
    • Visitar Holanda
    • Mis ratos en la cocina
  • La Estatua de la Libertad, Ellis Island y Lower Manhattan

    17 de junio de 2008

    A veces llega algún despistado directamente a una de estas anotaciones y es bueno que sepas que el comienzo del relato de mi vieja a Nueva York comenzó en Saltando un océano en seis horas y media.

    El jueves, con el tiempo a nuestro favor, volvimos a bajar al Lower Manhattan para ir a visitar a la Gran Dama de la Libertad. Si en diciembre, cuando estuve la vez anterior, no había cola alguna, ahora aquello parecía un país cualquiera del tercer mundo en el día del reparto de harina. Yo tenía clarísimo que no nos bajaríamos en la isla porque para conseguir entrada con la que subir al pedestal de la Estatua de la Libertad hay que ir un par de días antes y realmente no merece la pena. Desde el barco se tiene una vista increíble de la estatua y lo que quería era ir a la Isla de Ellis para ver el museo. Estuvimos más de una hora y media en la cola hasta que pasamos el control de seguridad y conseguimos entrar en el barco. En ese tiempo algunos se desmayaban y la gente ni se movía para ayudarlos por no perder el puesto. Lo de la Seguridad es un poco paranoico. Todavía no entiendo por qué tienen esos controles tan rigurosos para ir a una isla en la que solo hay una estatua. En el barco, nos posicionamos para tener una vista más que excelente de la Estatua de la Libertad y por casualidades de la vida nos tocaron unos españoles al lado, los cuales no tenían ni idea de lo de reservar para poder subir al pedestal.

    El viaje en ferry toma unos minutos y al aproximarnos para atracar se pueden hacer fotos a porrillo de la Estatua de la Libertad y mientras vamos hacia ella de Manhattan y su peculiar línea de rascacielos. Una gran mayoría se bajó y hacia la Isla de Ellis íbamos muchos menos. Allí nos bajamos. Para aquellos que no lo sepan, durante más de sesenta años Ellis Island era el lugar en donde recibían a los inmigrantes que llegaban a los Estados Unidos. Por allí pasaron más de doce millones de inmigrantes de los que descienden directamente más de cien millones de personas en Estados Unidos hoy en día. En el museo vemos las diferentes salas en las que los revisaban, dormían, les daban de comer, los curaban y explican de una forma muy didáctica todo esto. Con algunas de las cosas se te ponen los pelos de punta. Es un paseo totalmente recomendado a quien vaya a la ciudad y si el día se presta, es un lugar perfecto.

    Cuando acabamos volvimos a tomar el ferry para ir al Battery Park y mientras caminábamos por el mismo notamos un poco de revuelo y algo que parecía una grabación de televisión o cine. Estaban muy cerca de donde están la Esfera y la llama eterna que conmemoran la destrucción de las Torres Gemelas el 11S. Esta Esfera, creada por el escultor alemán Fritz Koenig, estaba junto a las Torres Gemelas y cuando la recuperaron de los escombros la pusieron en el parque. Es uno de los puntos más visitados de la ciudad, un lugar de silencio y respeto por los caídos. Creo que cuando acaben la reconstrucción de la zona la moverán a su lugar original. Retornando al tema, por allí cerca había un equipo de cine y la curiosidad nos pudo, así que nos acercamos y de un solo vistazo supe que era Woody Allen el que estaba rodando. Es casi como ver a uno de los Arcángeles, no me tiré de rodillas allí a adorarlo porque se me rompían los vaqueros de marca. Según nos explicaron los que nos mantenían algo alejados, rodaban una escena en la que una de las protagonistas de su última película compra un helado en el parque. Estuvimos un rato mirándolos y tras este instante divino seguimos nuestra ruta. Íbamos a volver a la zona por la tarde pero volvimos al aparhotel para reposar el almuerzo y la siesta.

    Mientras descansaban mis padres yo subí a la 59 con la Quinta Avenida para honrar al Supremo Hacedor y comprarme un Mac mini en su Gran Templo. La tienda apple merece ser visitada por la espectacularidad del recinto. Uno de los amables vendedores me ayudó en la operación y en menos que canta un gallo tenía a mi pequeña preciosidad en mis brazos por primera vez, un momento de gran magia en el que nos abrazamos y supimos que estamos hechos el uno para el otro. Casi me llevo un iPod Touch y dos o tres cosas más pero me contuve. Chinos y rusos insistían a los empleados pidiéndoles iPhones, de los cuales no había ninguno. Regresé y lo dejé a buen recaudo. Esa tarde teníamos previsto un plan de compras en la Tienda a la que van todos los turistas europeos. Está en Fulton Street, exáctamente delante del agujero que quedó con la desaparición de las Torres Gemelas y se llama Century 21. Es un lugar para comprar sólo ropa de marca a precios de carcajada limpia. Yo salí con un par de vaqueros por cuatro perras gordas y a mi madre le atacó el mal de la Visa y se nos escapó por la tienda cogiendo de todo. Los empleados reponían a la misma velocidad con la que la gente les arrancaba las cosas. Trajes de marca, camisas fastuosas, pantalones de precio de ojo de cara en Europa allí no pasaban de los treinta dólares. No teníamos manos suficientes cuando dejamos el lugar y con todo ello bajamos hasta Wall Street para pasar por el centro económico del Universo. El sitio está protegido como si fuera zona militar. Desde allí seguimos hacia South Street Seaport que mis padres no habían visto y estuvimos paseando por el lugar y tomándonos algo. Nos acercamos al comienzo del Brooklyn Bridge y cuando se hacía de noche volvimos. Cenamos en un restaurante cerca de donde nos quedamos.

    Ese día ya teníamos claro que habría que comprar otra maleta porque ya no teníamos espacio suficiente en las que llevamos.

    El relato continúa en El Guggenheim, el MOMA, el Rockefeller Center y los estudios de la NBC

  • Piernas abiertas y tetas al frente en el Club de las 500

    17 de junio de 2008
    Piernas abiertas y tetas al frente

    De cuando en cuando descubro fotos que han aparecido en la bitácora pero que no puedo encontrar. Casi siempre se remontan a los años 2004 y 2005, tiempos en los que no era tan meticuloso a la hora de ordenar y clasificar las cosas. Una de esas sorpresas es la imagen de hoy, llena de alto contenido simbólico y que seguro que despierta curiosas ideas en aquellos que la ven. Hoy le damos la bienvenida al Club de las 500 a estas Piernas abiertas y tetas al frente que están escondidas en algún lugar de Distorsiones.

  • Naciones Unidas y una vuelta alrededor de Manhattan con saludo a la Gran Dama

    16 de junio de 2008

    Si quieres leer el relato de este viaje a Nueva York desde el comienzo tendrá que viajar hacia atrás en el tiempo y comenzar por Saltando un océano en seis horas y media.

    El único día que había previsto mal tiempo procuré hacer algo que no nos forzara a estar en la calle. En The Weather Channel repetían cada cuatro minutos que iba a llover un montón en la zona y desde la undécima planta del hotel veía que todo el mundo caminaba con paraguas aunque no llovía. Como estábamos cerca de las Naciones Unidas, nos acercamos paseando por la Tercera Avenida para matar allí la mañana. En el camino vi una joyería en la que vendían relojes Tissot y como quería comprarme uno, entré a preguntar el precio. No tenían el que me gusta a mí y quedaron en pasarme la información en un par de horas. La dueña de la joyería y su empleado eran judíos, de esos como los que se ven en las películas, con sus ricitos y todo. Al llegar a Naciones Unidas pasamos el control fronterizo o de seguridad porque al entrar abandonas los Estados Unidos y estás en territorio internacional. La ubicación del complejo de edificios es fantástica, junto al agua y en medio de Manhattan. Teníamos que esperar un rato hasta que comenzara el tour en español y dedicamos ese tiempo a curiosear por la tienda y tomarnos un café. La gira te lleva por las diferentes salas de dicha organización, lugares que hemos visto miles de veces en las discusiones internacionales y en donde Nicole Kidman bordó su papel. Para mí era la segunda vez que visitaba el lugar y noté que el guía que nos tocó omitía un montón de información que había recibido en mi visita anterior así que me dediqué a completar dichas lagunas e ilustrar a mis padres en el asunto. Por culpa de la lluvia no habían izado las banderas en el exterior así que tendré que volver y espero que en mi tercera visita haya más suerte. Al andar por este edificio te das cuenta de lo necesitados que están de dinero. Las instalaciones están avejentadas, los sistemas de traducción son de la época en la que España ganaba en Eurovisión y la impresiónque te deja es de algo de abandono.

    Al acabar la visita el mal tiempo parecía haber desaparecido misteriosamente y un espléndido sol brillaba en el cielo azul intenso. Pasamos de nuevo por la joyería en donde me dijeron el precio del reloj y me pidieron que los llamara más tarde para decirme cuando lo podían tener y nos fuimos a almorzar al sótano de la Grand Central Station, sitio en el que tienes una miriada de diferentes lugares para comprar la comida que te gusta. Por la tarde, mientras mis padres se echaban la siesta yo tomé el metro hasta Fulton Street y paseé hasta South Street Seaport, al final de la Fulton Street, el lugar en donde durante más de ciento ochenta años estuvo el principal mercado de pescado de la ciudad. Ahora la zona es muy turística, con bares, restaurantes, un pequeño centro comercial a la vera del Manhattan Bridge, unas vistas alucinantes y entre los museos del lugar, la exhibición de Bodies (cuerpos), que era mi destino. Siempre he sentido una gran fascinación por ver esos cuerpos preservados de alguna manera y mostrando todos los secretos de nuestra máquina. Salí maravillado después de ver tendones, músculos, órganos, huesos, venas, arterias, tumores y demás. Una auténtica pasada si tienes el estómago suficiente y no te sientes incómodo por estar rodeado de decenas de cuerpos muertos y medio desollados.

    Volví a nuestro apartahotel y llamé a la joyería. El precio del reloj había cambiado y además tenía que pagarles el transporte desde el distribuidor hasta su local. Mandé al puto ladrón a la mierda y no lo llamé judío porque lo es en realidad y no lo estaría insultando. Salimos de nuevo a la calle y tomamos el autobús M42 para cruzar la isla de Manhattan hasta el otro lado por la calle 42, algo que sin tráfico posiblemente se puede hacer en un par de minutos pero que nos tomó casi una hora. Íbamos al Muelle 83 (Pier 83) para hacernos el crucero de dos horas nocturno (2 hours Harbor Lights Cruise). En el barco había más españoles que americanos. Saliendo desde la calle 42 daríamos toda la vuelta a Manhattan en dirección sur y subiríamos hasta las Naciones Unidas para dar la vuelta y regresar. El guía nos iba explicando los edificios y algo de la historia de esta ciudad que creció de sur a norte y en donde hay tantos lugares que nos suenan. Pasamos cerca del Madison Square Garden, el muelle en el que debía atracar el Titanic y todos alucinaron con el enorme hueco que ha quedado después que un atajo de hijosdeputa terroristas musulmanes de mierda destruyeran el World Trade Center. El silencio cuando miramos esa cicatriz que tratan de arreglar solo se ve interrumpido por el ruido de las cámaras. Al pasar al otro lado de Manhattan vimos desde el agua South Street Seaport, pasamos por debajo del majestuoso Brooklyn Bridge, puente que celebró tres días antes su cumpleaños número ciento veinticinco. A su lado la Watchtower de los testigos de Jehová, esa chusma que no se cansa de tocar a nuestras puertas para tocarnos las pelotas. El siguiente puente, el de Manhattan siempre tiene algún metro cruzándolo y ese lado de la ciudad, visto desde el agua, está lleno de parques y edificios de apartamentos. Después de un rato llegamos a la altura de las Naciones Unidas y pudimos disfrutar con los edificios desde el agua. Al girar el barco la temperatura descendió como diez grados y casi todo el mundo salió a escape para el interior, incluyendo a mis padres. En la ruta de vuelta comenzaba a oscurecer y la ciudad se llenaba de luz, cambiaba su aspecto y cobraba aún más vida. Los puentes se tornaban mágicos y tras pasarlos enfilamos hacia la Isla de la LIbertad en donde pudimos saludar a la Primera Dama, esa preciosidad que da la bienvenida a aquellos que llegan por barco. Siempre siento escalofríos cuando la veo.

    Pasé un frío de morirse pero me mantuve en cubierta y me harté a hacer fotos. Al llegar, salimos acompañados de un montón de españoles y volvimos a tomar el autobús M42, aunque en esta ocasión nos bajamos en Times Square para ver el Centro del Universo de noche, con todas esas pantallas encendidas, ese derroche de luz y la animación del lugar. No he visto ningún otro rincón de una ciudad con tal capacidad para sorprenderte y asombrarte. Estábamos cansados así que optamos por comprarnos unas porciones de pizza que eran como pizzas medianas completas en Europa y ahí lo dejamos por el día.

    El relato continúa en La Estatua de la Libertad, Ellis Island y Lower Manhattan

  • La semana pasada en Distorsiones

    16 de junio de 2008

    Como sé que muchos de mis amigos que leen esto no pasan del primer párrafo, os recuerdo que estaré en Gran Canaria la semana que viene para la celebración de la noche de San Juan. Serán las últimas vacaciones antes del verano y ya veremos lo que depara el otoño y el invierno, ya que me quedan cuatro semanas para gastar.

    En estos días he procurado ir escribiendo mi diario de New York 2008. Comenzamos con Saltando un océano en seis horas y media, seguimos con Dos primeros días para disfrutar con la familia y lo dejamos en Más compras y escalando a la cima de la ciudad de noche y de día. Intentaré continuarlo esta semana, aunque entre fiestas, borracheras, trabajo y cine no sé si será posible. En Holanda se celebran con locura los éxitos de su selección y ni os imagináis como están las calles, cubiertas de color naranja por todos lados con banderas y muñecos de todo tipo que regalan los supermercados. Igual uno de estos días pongo algunas fotos de la locura que se vive.

    En estos días tan laxos, las fotos son del Club de las 500. Primero vimos a esas fantásticas Chochas del martes en el club de las 500, después una vista aérea de La Rambla de Barcelona en el Club de las 500 y pudimos ver Fantasmas en el club de las 500. En una semana tan variada, lo siguiente fueron Orquídeas y conjuntos de Mandelbrot en el Club de las 500 y terminamos con una espectacular vista del Empire State Building iluminado en el Club de las 500. Para esta semana aún no lo tengo decidido pero es probable que veamos fotos de la Haya o de algún otro lugar de Holanda.

    He visto un montón de Cine. Me encantó Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull – Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, y me sorprendió la película argentina El camino de San Diego. Finalmente, debo ser uno de los pocos que creen que The Happening – El incidente está muy bien hecha y merece la pena.

←Página anterior
1 … 2.971 2.972 2.973 2.974 2.975 … 3.627
Página siguiente→
  • huitten en Día 8 – Lankan Finolhu – Manta Point 4¡¡¡¡¡¡Impresionante!!!!!!
  • Genin en Día 8 – Lankan Finolhu – Manta Point 4¿Se acaba con este? ¡Que bien! Salud
  • Luis en Caminando por el sistema solar y la canoaImagino que Plutón no está porque le qui…
  • Genin en Sin duda algunaPues ahora que recuerdo, en cierta ocasi…
  • huitten en Caminando por el sistema solar y la canoaSí señor, parece que ha sido un día dive…
  • huitten en Día 8 – Lankan Finolhu – Manta Point 3Majestuosidad sin límites, y una experie…
  • Genin en Día 8 – Lankan Finolhu – Manta Point 3La verdad es que un animalote como ese d…
  • Genin en El poder del arcoírisA mi me pasa lo mismo que a ti con el te…

Únete a otros 16 suscriptores
Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
  • YO NUNCA – Fui ninguneado
    12/06/2023
  • YO NUNCA – Jiñé a oscuras
    22/05/2023
  • YO NUNCA – Hablé meando
    01/05/2023
  • YO NUNCA – Viví la transición
    10/04/2023
  • YO NUNCA – Conté un secreto de algún colega
    20/03/2023
This website uses cookies
Esta página web usa cookies para recordar tu nombre si comentas. Asumimos que no te importa pero si te molesta, puedes elegir quedar fuera.Aceptar Rechazar Leer más
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR