El buen Dios de los cristianos se porta bien conmigo de cuando en cuando y me envía alguna señal para que no pierda la fe, esa que ya no tengo en la organización que lo representa en el planeta y que emponzoña todo lo que toca además de ser un peligro para los niños.
Justo antes de irme de vacaciones a Gran Canaria jugaba con mis amigos el Rubio y el Moreno a eso a lo que jugamos los niños grandes. A nosotros nos aburren las consolas y definitivamente no nos encontrarás en Second Life quizás porque nuestras vidas son interesantes pero lo que sí hacemos de cuando en cuando es jugar en la Bolsa y comprar y vender opciones y acciones. Lo de las opciones es algo un pelín arriesgado y ya hemos tenido algún zarpazo pero hay que reconocer que cuando funciona, la sonrisa te llega de oreja a oreja. Lo primero es intercambiar correos a destajo con ideas sobre comprar esto o aquello, mirar páginas económicas, la evolución de los índices y del mercado y jugárnosla para ganar unos euros. Como decía al comienzo, antes de las vacaciones el mercado se desplomó durante unos días y llegó a perder tanto que pensamos que había tocado fondo y compramos opciones del AEX que expiran en mayo del 2006. El Rubio compró para el AEX en 525, yo compré para el AEX en 515 y el Moreno para el AEX en 580. El primero se gastó ciento y pico euros, yo trescientos y el Moreno unos mil quinientos euros. Me marché de vacaciones, no tenía Internet en casa de mis padres y me olvidé totalmente del asunto. Y así pasaron casi dos semanas turbulentas con los mercados subiendo y bajando continuamente y con los inversores muy nerviosos. Había puesto un disparador para que en caso de duplicar el valor me enviara un SMS pero no sucedió nada.
El miércoles que volví a los Países Bajos hubo una gran perturbación en la Fuerza y se disparó mi alarma. Mi opción se había duplicado. Sucedió mientras volaba sobre los cielos europeos. Llamé a mi amigo el Moreno y me dijo que él había vendido al día siguiente de yo marcharme sin ganar más de treinta euros porque no soportaba la tensión y la bolsa estaba como una montaña rusa. Llamé a mi amigo el Rubio y me confirmó que él también había vendido ganando cien euros porque la cosa estaba muy inestable. Solo quedaba yo.
Al día siguiente me voy al trabajo y el mercado sigue subiendo como la espuma. Mi opción continúa revalorizándose hasta alcanzar los 850 euros. Mis amigos me pedían que vendiera, que vendiera, que hiciera caja y me olvidara del asunto. Yo quería seguir un día más, hasta el viernes pero ellos me machacaron una y otra vez hasta que cerca del cierre del mercado de valores puse una orden de venta y gané 505 euros una vez descontadas las comisiones. Inmediatamente transferí los beneficios a mi cuenta corriente. Si hubiese esperado un día más podría haber vendido por 1200 euros y ganar un huevo de pasta más pero como dicen los expertos, uno nunca compra en el momento más barato ni vende en el más caro y el buen jugador debe saber cuando retirarse y no ser avaricioso.
Los beneficios de la venta de mi opción los invertiré esta semana en un objetivo Tamron SP AF90mm F/2.8 Di Macro 1:1 y en unos anillos extensores para mi cámara. Pensaba comprármelos de todas formas pero al menos me queda la satisfacción de saber que los he conseguido gracias al dinero ganado. La visita anual al Keukenhof es inminente y este año quiero centrarme exclusivamente en fotografía de detalles, que ya tengo más de mil fotos de los tulipanes.