Parecen huevos fritos sobre un enorme fondo de ensalada.
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Zeskamp – Tercera parte
Esta historia comienza aquí y desde allí podrás encontrar el enlace para continuar la lectura.
A estas alturas estábamos ya con evidentes síntomas de cansancio pero uno ha de hacer lo que tiene que hacer y quedaba mucho día por delante. Las dos siguientes pruebas son ya conocidas. Primero teníanmos una nueva tanda de voleibol ciego.
En esta ocasión nos fue mucho mejor, seguramente porque yo participaba haciendo pareja con mi amigo el Moreno. Después de ir perdiendo once a cinco conseguimos acabar empatando a diecinueve, lo que podemos considerar un gran éxito. Sin tiempo para descansar nos dirigimos a uno de los campos de fútbol para una nueva sesión de fútbol con balón de rugby.
El árbitro de este campo tenía unas reglas diferentes al otro. En lugar de siete jugadores solo permitía cinco de los que dos debían ser chicas. La diferencia es que se producían menos aglomeraciones de gente en esos revoltijos en que todos tratamos de golpear un balón que rebota para donde le da la gana. Al poco de comenzar nos hicieron un penalti y lo tiró el Moreno. La intención del árbitro era que lo lanzara desde el punto de penalti pero lo convencimos que aquel no era un balón de fútbol y sería injusto ponernos tan lejos. Después de unas arduas negociaciones nos permitió tirarlo desde la mitad de la distancia y marcamos nuestro primer tanto. Salimos todos corriendo y gritando para celebrarlo. De la emoción hasta una de nuestras chicas se puso lla camiseta sobre la cabeza enseñando un sujetador que no insinuaba sino mostraba directamente. Los amigos y conocidos que estaban por allí nos jaleaban como si fuera la final del mundial. Entre ellos había al menos dos conocidos míos. Uno con el que trabajé en Lucent y otro que trabaja en mi empresa. El mundo es un pañuelo o yo llevo demasiado tiempo por aquí. Me encuentro a gente continuamente, en Ámsterdam, Utrecht, Hilversum y en los lugares más insospechados como este poblacho.
Todo parecía sonreírnos hasta que los otros hicieron un cambio y metieron al mamón que se ve a la derecha de la foto. El cabrón jugaba de puta madre y nos metió en serias dificultades. Después de unos minutos de presión nuestro portero se despistó, se confió en un balón caprichoso que rebotó como no debía y terminó marcándose un gol en propia puerta. No le dijimos nada porque el hombre no lo hizo con maldad. Así que estos dos juegos los empatamos.
Nuestra siguiente prueba era la carrera sobre letra «A«. Lo explicaré pero en este caso una imagen vale más que mil palabras:
Se trata de «correr» unos veinticinco metros balanceando la letra A con una persona sobre ella. Para ello hay tres participantes por cada lado con cuerdas que tiran, empujan y arrastran ayudando a la persona que está sobre la letra y que pase lo que pase no puede caer al suelo o se tiene que empezar de nuevo. Compiten dos equipos. Como casi siempre, siete participantes de los que al menos dos debían ser mujeres.
Nuestra capitana fue la que se montó en la «A». No nos permitieron practicar y esta es una prueba que requiere mucha coordinación de equipo así que los diez primeros metros o así fueron un drama, con todo el mundo tirando o dejándola caer. La pobre mujer se movía más que la compresa de una coja pero gracias a su equilibrio no se caía. Nos gritábamos y arengábamos unos a otros. Acabamos muertos de cansancio y con los brazos doloridos pero lo pasamos genial. Perdimos por un par de segundos frente al otro equipo, una banda de adolescentes imberbes con unos brazotes con músculos impresionantes que demuestran que la masturbación es un deporte tan sano y completo como lo puede ser la halterofilia.
La prueba final de esta serie de juegos fue en nuestro caso la prueba de supervivencia, un circuito bastante completo que hay que hacer en el menor tiempo posible y correr de vuelta al punto de partida para pasar el testigo al siguiente. Los siete miembros del equipo lo han de hacer y lo que cuenta es el tiempo que se tarda entre todos. Compiten dos equipos pero no simultáneamente. Primero lo hace uno y después el otro.
Hay que entrar en el circuito por un pequeño arco, cruzar unas bandas horizontales lanzándote a través de ellas, después pasar por las verticales que se pueden ver en la parte de la derecha, después cruzar por una zona muy blanda que parece una montaña y que se hunde fácilmente, saltar el muro que se ve en la foto, escalar la parte final y lanzarse por el tobogán para después correr y pasar el testigo a un compañero. No creo que sean más de treinta segundos pero os aseguro que revienta a cualquiera. Hicimos un muy buen tiempo y con esto acabó nuestra participación en la primera ronda. Como aún quedaba media hora de juegos (en la que nosotros no participábamos ya que no tuvimos un descanso entre juegos) nos fuimos a comer algo y tomarnos unas cervezas que ya echábamos en falta algo de alcohol en el cuerpo para entonarlo. Me pedí un perrito caliente y lo que me dieron fue un pan de hamburguesa en el que alguien había puesto media salchicha cortada en dados en su interior, algo digno de un artista y una reinvención completa del término perrito caliente.
Lo dejamos por aquí y mañana relato la tanda de juegos final.
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Zeskamp – Segunda parte
Imagino que ya te has leído las primera parte y estás preparado para continuar con la historia. El siguiente juego que nos tocaba era la petanca en el laberinto. Yo por más que miraba no veía ningún laberinto por allí y a los que preguntaba tampoco tenían idea. Como las diferentes zonas de juego estaban numeradas fuimos a donde nos tocaba y lo que nos encontramos fue un laberinto circular lleno de agujeros en el que al parecer teníamos que mover una bola de petanca. Se puede ver en la siguiente foto:
Se trataba de mover una bola de petanca por el laberinto esquivando los agujeros y llevarla hasta la meta en el otro lado y había que hacerlo en el menor tiempo posible. Nos dejaron entrenar un par de minutos y justo antes de empezar nos informaron que en realidad había que mover dos bolas. Nuestra estrategia funcionó bastante bien con la primera bola pero con la segunda fue un desastre porque la primera obstruía el camino y tuvimos que agitar el tablero (el cual sosteníamos entre cinco) para poder terminar el juego. Creo que perdimos bastante tiempo por culpa de eso. Este juego fue el más soso de todos y como no compites con nadie no tiene mucho cachondeo.
Nuestra siguiente competición era el salto en pértiga sobre piscina. Seis integrantes de cada equipo de los que al menos dos debían ser chicas tendrían que saltar con una pértiga sobre una piscina y caer lo más lejos posible. Suena fácil pero no lo es. La pértiga es muy gruesa, resbalaba, estás sobre una especie de colchoneta enorme y la pértiga está fija al suelo y no la puedes mover libremente con lo que no puedes coger carrerilla y saltar.
Como yo y el Moreno no teníamos los bañadores puestos tuvimos que ir a la casa de la Cuñaá para cambiarnos. La suegra del Moreno estaba allí y no hubo forma de convencerla para que se marchara así que nos cambiamos delante de ella, y no veas como se relamía de gusto la muy perra. Volvimos al campo de juego y establecimos los turnos. Yo iba en cuarta posición. Se alternaba uno de nuestro equipo y uno de los del equipo contrario. Uno de los grandes problemas es que la pértiga está mojada y resbala al sujetarte, sobre todo según van pasando concursantes. El primero de nuestro equipo superó con éxito la prueba y consiguió diez puntos. La segunda se quedó totalmente en vertical sobre la piscina y cayó en plancha levantando una ola que nos mojó a todos. El Moreno iba el tercero y decidió tratar de coger carrerilla y saltar. Fue una idea malísima. Se arreó una hostia de cojones y acabó en la piscina. Después me tocaba a mí. Todo el mundo me hablaba de estrategia y me decían que hiciera esto o aquello. Me puse el casco de seguridad, me quité la camisa para tratar de secar con la misma la pértiga, estudié la situación y decidí que en lugar de correr como el participante anterior lo que tenía que hacer era tratar de bajar la pértiga lo más posible y saltar intentando trepar mientras volaba para no caer en la piscina. Visualicé todo el proceso y parecía una buena idea. Agarré la pértiga, la bajé empujando el arco de plástico que se ve en la foto para poder echarla aún más atrás y cogí aire. Recité un par de mantras para concentrarme, me lancé hacia adelante y lo siguiente que recuerdo es que estoy resbalando por la puta pértiga en dirección al agua y no puedo hacer nada por evitarlo. El puto agua estaba helada. Salí de allí escaldado. La tía que venía a continuación se descojonó de mi pero cuando se lanzó terminó completamente en el agua y pude vengarme. El último de los de nuestro equipo consiguió puntuar también. Dos de seis no está tan mal, fue lo que hicieron casi todos y algunos equipos ni consiguieron eso.
Cuando terminamos salimos corriendo hacia la casa para cambiarnos y secarnos. De nuevo la suegra del Moreno estaba allí esperándonos y esta vez tenía una cámara en las manos así que la echamos y nos pudimos secar y cambiar sin que nuestras fotos desnudos (y desnudas porque estábamos todos en la misma habitación) circulen por internet. He de decir que tengo un montón de fotos de todas las pruebas. Le dejé la cámara al suegro del Moreno y la puse en modo deportivo, para que tome fotos nítidas y al mismo tiempo para que dispare ráfagas (si mantienes el botón de disparo pulsado). Las fotos están geniales. Tenemos medio giga de imágenes que cubren todo el evento y gracias a ello he podido documentar estas anotaciones con múltiples imágenes. Después de ponernos ropa seca volvimos al campo de juego para la traca final en la que volveríamos a jugar al voleibol ciego, al fútbol con balón de rugby y finalmente tendríamos la prueba de supervivencia pero de esas pruebas hablaremos mañana. Puedes continuar la historia haciendo clic aquí