Esta peli sí que no sé ni por dónde cogerla y solo la fui a ver porque no habían otros estrenos en el cine, que es mirar el póster y pensar que esto debe ser un telelefilm del copón, con temilla navideño, como las cutre-pelis que ponen en Telajinco y Antena Triste durante las navidades y que olvidamos incluso antes de que terminen. La película se titula Red One y en España se estrenó con el críptico título de Código Traje Rojo que no tiene sentido alguno, pero supongo que es un mensaje que los truscolanes que viajan en portabultos entienden perfectamente.
Dos julays medio pajeros tienen que rescatar a un mórbido que raptó una penca que no veas.
Tenemos que al parecer el Papá Noel es real y hasta lo conocen en los gobiernos y de repente, lo raptan en su keli en el polo norte y se monta un pitote y una operación super-hiper-mega especial de rescate y el chamo que lo va a rescatar se tiene que arrejuntar con el capullo soplapollas que fue el que descubrió la ubicación secreta en la que vivía el Papá Noel ese. Por el camino se hacen super-hiper-mega amigos o algo así y por supuesto salvan al mundo y al universo habido y por haber. Sin chimpún.
Esto es básicamente un telelefilm navideño que pusieron en el cine porque contrataron a un montón de estrellones y el presupuesto se les desmadró. Es una peli chorra, para ver y olvidar, que entretiene pero no requiere una atención constante. Se lo montaron con la clásica pareja de machos alfas que tienen que resolver algo juntos, se odian y se desprecian y para cuando llega el final, ya hasta se la chupan uno al otro. La película no tiene mucha ciencia, hay muchos efectos especiales y muchas chorradas. Es simple, cumple con su cometido y no da la impresión que buscaran hacer algo sofisticado.
Esto es entretenimiento que igual hasta llegan a apreciar los miembros del Clan de los Orcos, aunque no la veo como algo que interese a los sub-intelectuales con GafaPasta.
La de hoy es una película que cuando me enteré que la estaban haciendo, me pareció que esto es estirar el chicle, no nos hacía falta y se veía como algo que probablemente no le llegaría ni a los talones de Gladiator (El gladiador), que es un clásico, pero bueno, en Hollywood han decidido que la mejor forma de ganar dinero es con los refritos con aceite ya quemada y se han sacado una segunda parte de una peli en la que el protagonista moría al final y que vamos, si ves fotos actuales del chamo, parece más bien una morsa inflada de grasa. Con un montón de gente nueva nos llegaGladiator II, que en España parece ser que se conoce como Gladiador II, que ya puestos, mejor llamarla truscoluña no es nación.
Un julay jinameño está todo el día emputado que no veas.
Resulta que en el recarajo africano hay una ciudad estado que atacan los romanos y les dan candela de la peor y matan a la hembra de un panoli al que apresan y que se llevan a Roma para convertirlo en gladiador porque un oteador del tema, un negro gilipollas, le ve futuro en el negocio. Resulta que el tonto ese viudo es el hijo del panoli de la primera película o algo así y quiere matar al general que comandó las fuerzas que los derrotaron en África y que resulta que es el marido que se chinga a la madre que lo parió y hay dos emperadores que son unos frikis y como siempre, venga a buscar bronca en el Coliseo o algo así y después al tonto ese le crece la conciencia y pretende liberar al mundo o como si lo dijera.
Dos horas y media. Es un montón de tiempo para contar una historia que seguramente se podría haber contado con tres cuartos de hora menos, que mira que nos regalan planos alargados hasta tres metros más allá del infinito que no aportan nada a la historia. Todo el dramote este de culebrón mexicano a mí no me terminó de convencer y definitivamente, la película carece de la magia que tenía la original, es simplemente, una peli con tíos vestidos con falda, frikis chiflados en el poder y mucha mala baba. Entretiene, pero tiene ratos en los que aburre. El otro problema es la absoluta falta de carisma de Paul Mescal, que es muy buen actor, pero aquí con faldas y musculitos, no parece que nadie lo vaya a seguir y dar la vida por él porque es demasiado soso y aburrido. Denzel Washington da aún más pena, su personaje de maruja histriónica es patético. También hay un abuso y un exceso de animación por ordenador con las bestias que se ve cutre y que le quita encanto a la peli, la pelea con barcos es patética. En fin, que esto fue una oportunidad perdida, no deberían haber regresado a esta historia.
La trama es simplona y hasta un miembro del Clan de los Orcos la puede seguir, pero dudo mucho que les interese y carece del caché que buscan los sub-intelectuales con GafaPasta. Es simplemente una peli del montón.
Todos y cada uno de los vídeos de esta inmersión en el tanque de los tiburones en Hulhumale son espectaculares y posiblemente hay buceadores con cienes y cienes de inmersiones que jamás han visto algo así y hasta los habrá que si se meten allí, se cagan por las patas pa’bajo del miedo, que no todo el mundo se siente tranquilo rodeado de tiburones por las tres y hasta por las cuatro dimensiones. Esta es la segunda de cuatro partes y la música es la canción Don’t Stop Believin’ de Journey y definitivamente nunca hay que dejar de creer en los tiburones.
Comenzamos en donde nos quedamos, sigo rodeado de tiburones y los cazones no dejan de pasar a centímetros de nosotros y en cantidades industriales. La visibilidad era espectacular, las rayas también están por todos lados. Sobre el minuto y medio vemos lo que la gente llama tiburón guitarra, pero que es en realidad el pez guitarra y pertenece a la familia de las rayas. Tienen la forma de una guitarra y van pegados al fondo, son espectaculares y muy bonitos de ver y para mí, era la primera vez. Sobre el segundo minuto vemos otra, o quizás la misma, aunque me parece que llegamos a ver hasta dos y tres en algunos momentos. La parte delantera es totalmente como un triángulo y tiene las dorsales como los tiburones. Un minuto después volvemos a ver otro pez guitarra, que parece flotar sobre la arena y en la traca final nos volvemos a centrar en los cazones, que eran mayoría abrumadora.
El año pasado ya hablé de La noche de los regalos y de como suciolistas, truscolanes y podemitas, la izquierda del país, compinchados con los joputas-terroristas-islámicos, están arrinconando y masacrando todas las fiestas cristianas y convirtiéndolas en mamarrachadas, pero eso sí, las fiestas musulmanes no se tocan y además, las tenemos que celebrar y loar los que comemos manteca de chancho y carne de cochino, que al parecer la igual es por definición, no igual para todos y esa chusma y gentuza de la peor sí pueden imponer sus creencias alienígenas y no europeas sobre nosotros, algo que explica por qué cada vez más gente vota a la derecha de la derecha, porque esto hay que pararlo y ya que vamos a una guerra, lo mejor es pararlo con los nuestros y de manera que no vuelva a pasar en diez siglos, que si hay una cosa que todos tenemos claro en este momento es que lo de los machos que se declaran mujeres son mujeres de pleno derecho y hasta pueden competir en juegos olímpicos, eso es una mamarrachada y hay que prohibirlo pero que ya. Curiosamente el otro día alguien me hablaba de una persona que le había pedido que usara unos ciertos pronombres al tratar con ese elemento y yo le contaba que yo jamás he tenido ese problema porque desde que alguien me dice que utilice éste o aquel pronombre, yo ya no trato a esa persona, le hago un clásico cruz y raya y en el hipotético y altamente improbable escenario en el que tuviera o tuviese que hablar con el deleznable usaría nombre, segundo nombre, primer y segundo apellido, todo el tiempo y exigiría que sea algo recíproco y que use mis dos nombres, mis dos apellidos, que pronuncie el guion que hay entre mis nombre y que pronuncie la y-griega que hay entre mis dos apellidos, pero este escenario nunca se ha dado, que la única vez que me he topado con un pollardón así, o una pollardona, fue en España y se quedó con la palabra en la boca, que yo me di la vuelta y me marché.
Volviendo al tema de hoy, llegamos al día de Sinterklaas y como la izquierda quiere que olvidemos que es una fiesta religiosa, ahora en las teles de la izquierda y en la prensa solo se habla del Pakjesavond, la noche de los regalos, que es genérico y no ofende ni a la gentuza de la izquierda ni a los joputas-terroristas-islámicos, aunque en el caso de mi empresa, la letra chocolate con San Nicolás les tiene que haber sentado muy pero que muy mal, sobre todo a cierta rata asquerosa y zarrapastrosa turca que se sienta a mi lado y que al parecer pretende que compren letras sin ningún motivo religioso, discusión que comenzó hoy con algunos colegas que todavía lo toleran pero que acabó muy malamente para él porque la gente lo que le dijo es que se vuelva a la mierda de Turquía en la que asesinas y exterminan kurdos y si tanto le disgusta vivir en un país con raíces cristianas, está tardando en llegar a la puerta y dejarlo. Se quedó calentito después de la tunda que le dieron y ni siquiera me puede culpar a mí, que yo no abrí la boca y todo el mundo sabe en la empresa que antes prefiero que me amputen las uñas negras de los pies a hablarle a esa basura, que yo desde hace un año y pico, concretamente desde que dijo que tenía las manos manchadas de sangre de niños, he hecho voto de silencio y para mí, no existe.
Esta semana también le cayó un marrón que no veas y trató de encauzarlo hacia mí y el efecto bumerán se lo devolvió con bofetón incluido. Resultó que los amarillos quieren que haga algo para lo que él está adecuadamente titulado, pero ese lo de trabajar no es su punto fuerte, así que sugirió a un francés que yo era la persona adecuada, porque aún no tiene cojones para decírmelo a mí y el francés hizo de intermediario, solo que él no sabía que yo hice el curso e inmediatamente después, echaron al que me dio el curso en el país del sol caguiente y jamás me apuntaron en la lista de los que están titulados y por consiguiente, yo no estoy cualificado para esa basura y jamás lo estaré, que no vuelvo a pasar por esas nueve horas de tedio si no hay un incremento de al menos dos dígitos en mi sueldo. Resultó que el francés tampoco está titulado y ahora el turco tendrá que hacer lo suyo y lo del francés y yo riéndome por detrás de él y regalando magdalenas, galletas y comida a todo el mundo a su alrededor, que es algo que sé que le jode y que yo hago con gran gusto.
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