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  • Cuando estoy al otro lado

    26 de marzo de 2021

    Cuando regresé de las Canarias en enero, estaba totalmente enganchado a lo de intentar romper la barrera y entrar en mis sueños y en una ocasión lo conseguí, como comenté en Lúcido. Después mi cabezón se distrajo, me preocupé de otras cosas y lo dejé pasar, hasta hace algo más de una semana cuando escuchando un audiolibro me recordó el tema y comencé de nuevo a intentarlo. Todavía no lo he conseguido, pero lo que sí que me tiene flipando son los sueños que tengo por la noche y sobre todo, los primeros sueños, ya que casi siempre después de esos me despierto si me he atiborrado de agua y aprovechando que voy a ese lugar en el que una luz mágica y que cambia de colores sale del trono y del que todos sabemos de su existencia porque lo comenté en La puerta a la decimotercera dimensión, hago un esfuerzo por recordar ese primer sueño y me tienen alucinando. No sé si será el síndrome de abstinencia, que llevo ya tres meses sin pisar un cine, pero mis primeros sueños de la noche son historias de acción increíbles, en las que participo en un atraco, o tenemos que desactivar una bomba o estamos a punto de atrapar a un comando terrorista. Son unas películas fantásticas que cuando me despierto, recuerdo perfectamente y quizás hasta debería grabar una nota de voz hablando sobre las mismas. Aún no he conseguido entrar lúcidamente en una de esas películas de acción pero voy a seguir intentándolo porque se ven fabulosas y en ellas, yo siempre soy el héroe, o el bueno, o el que tiene que ganar poniendo la bomba y acabando con una infestación de truscolanes y podemitas. Mi segunda tanda de sueño no suele tener ninguno tan interesante y en muchas ocasiones lo olvido según abro los ojos, no tienen gancho alguno y los de la tercera tampoco son memorables, pero igual por eso resultará más fácil entrar en ellos. Con la pandemia, mi sueño ha mejorado un montón, o más bien, la calidad de mi sueño, yo era de los que la pulserita te lo controlaba todo y al final te daba sesenta puntos de cien y te indicaba una tremenda lista de cosas a mejorar y ahora raramente bajo de los ochenta puntos y casi todo está en el rango normal.

    El año pasado me dormía muchas veces escuchando y practicando una meditación y después como que lo dejé y desde hace un mes he regresado al tema, pero con meditaciones más largas en las que casi siempre me duermo en algún punto, lo cual me parece fascinante. Antes me gustaba más meditar por la mañana, según me levantaba, pero no hay punto de comparación, la meditación por la noche es más plena, me concentro más y mejor y la intensidad de la meditación es tan grande que caigo grogui antes de darme cuenta mientras estoy totalmente concentrado en mi respiración.

  • La torre de la doncella desde abajo

    26 de marzo de 2021

    Mira que se han hecho estatuas a todo quisqui en la historia de los julays pero el que realmente se merece una estatua es el albañil que se subió a la roca esta para construir el torreón. Entre izar los ladrillos y ponerlos, el hombre las tuvo que pasar putas y canutas y en la época en la que se hizo, no se podía hacer como hoy en día en Oriente Medio, que te traes unos cientos de miles de Pakistán y la India y básicamente te la trae al fresco si mueren unos cuantos miles en accidentes de trabajo para tener tus estadios y edificios espectaculares. Detrás de mi, el fantasma en todas estas fotos, el río Morava justo en el instante en el que se une al Danubio.

  • Después de su advenimiento

    25 de marzo de 2021

    No seas truscolán y empieza a leer esto por donde se debe, que no es otro lugar que La buhardilla

    Con la buhardilla ya instalada en mi keli, algún julay podría pensar que se acabó el masque y volveríamos al duolingo, que es ciertamente más interesante, pero no es así porque la instalación fue solo la primera parte del proyecto. En los Países Bajos, lo normal es que estas cosas no te las acaben del todo, porque es en el acabado final en donde se pueden pasar años ya que todos los julays son diferentes y lo que te mola a ti me da asco a mí y similares, como esos que prefieren ventanucos minúsculos y falsas paredes en lugar de ventanales enormes para disfrutar de la luz. Hoy tenemos algunas fotos interesantes y la primera fue una que hice después de que se fueran los que instalaron la buhardilla y después de llenar una bolsa de la aspiradora con el serrín y el polvo que quedó en la habitación.

    En las foto anterior, vemos las diez tejas que me dejaron para poder venderlas debidamente autografiadas por una módica cantidad. También vemos algunas de las cosas que faltan por hacer y alguno de los nuevos problemas que tengo que resolver, pero antes de atacar esos asuntos, casualmente en esta foto, a través de la ventana más a la derecha, se puede ver el estado de la construcción después de un día de la buhardilla gruta sin luz, esa con ventanucos. Se ve la estructura de madera que sujetará las paredes de madera y en donde el aislamiento térmico será algo que no se tiene en cuenta. También se puede ver el tamaño normal de las ventanas con la buhardilla de la casa de al lado, que ahora que están terminadas, las de la nueva casi parecen la mitad de pequeñas. Regresando a la obra, tenemos que las tuberías de la calefacción que alimentan el radiador de esta habitación y el que está en la parte trasera de la planta baja necesitan desplazarse hacia atrás entre treinta y cinco y cuarenta centímetros. Además, hay que panelar el agujero y en mi caso, no quiero ningún tipo de sistema para poder usarlo para almacenar ya que por suerte yo no padezco el síndrome de Diógenes. Después habrá que poner también un poyo en el hueco bajo la ventana, el cual será de unos cuatro metros de largo y unos quince a veinte centímetros de ancho, perfecto para poner una planta de tomillo o incluso la cabeza disecada de mi cocodrilo, que actualmente está en la ventana que da a la calle y luce fabulosa.

    En la foto anterior vemos el jardín desde la habitación abuhardillada, vista que una vez tenga una mesa de escritorio será la que tenga cuando trabaje (si es que algún día vuelvo a trabajar) desde mi keli. Vemos mis extensos campos de hierba, los manzanos a la derecha, las parras, la catalpa y allá a lo lejos el guindo y el arbusto de los albaricoques, que está en gran peligro de muerte si no da frutos este año aunque por ahora parece que están saliéndole flores a destajo. También vemos el parque para esos que tanto atraen a los presuntos tocadores y también se puede ver algo que he dicho en alguna ocasión pero que era difícil de visualizar. Las casas de los lados son más grandes, tienen tres plantas, pero tienen muchísimo menos jardín, el suyo se acaba exactamente al final de la keli de las bicis. Solo hay cinco kelis, entre las que está la mía, a las que el ayuntamiento les vendió una cantidad de jardín adicional. Esta misma construcción con jardín interior para niños y tal y tal y tal se repite al menos tres veces más en mi calle, siempre con la misma configuración de casas. Al fondo, en donde se ve el edificio grande y por ambos lados hay un acceso peatonal o de bicis.

    Por último, tenemos uno de los problemas ya parcialmente resuelto. Mi amigo el Moreno se pasó por mi keli y modificó la instalación de las tuberías de la calefacción y aquí vemos el pequeño añadido que soluciona el problema. Las tuberías aún no están fijas porque en el momento en el que se hizo el trabajo, los paneles todavía no estaban puestos. Esta obra, que en teoría era una cosilla de un par de horas, acabó siendo un trabajo de un par de horas repartidas en dos días, por culpa de tener todas las ferreterías del país cerradas y que nos faltó una pieza y aunque a menos de mil metros de mi casa hay no una, ni dos, ni tres, sino cuatro mega-ferreterías que hacen que un Leroi Berlín parezca una tienda de barrio, como solo se puede hacer pedido por internet y recoger uno o varios días más tarde, no nos servía de nada. Al día siguiente fuimos a una ferretería de barrio, una pequeñita y con dueño marrullero que se pasa por el forro de los pelos del culo las reglas de venta y que nos vendió la pieza que faltaba, aunque exigió que pagáramos en efectivo para así no dejar rastro en su sistema. Cuando las tuberías de la calefacción estén fijadas a los paneles, guardarán la distancia entre ellas perfectamente.

    Continúa a Empanelando el techo y la buhardilla para seguir esta fastuosa y fabulosa línea argumental

  • La torre de la doncella y el Danubio

    25 de marzo de 2021

    Lo mejor de la imagen de hoy es el perfecto encuadre ya que de alguna manera conseguí ocultar el río Morava, que está por detrás de la torre de la doncella, que es esa que aparece elevada y aislada, aunque mirando el agua se puede ver que tiene otro colorcillo en el punto en el que ambos ríos se unen. Por supuesto hay leyendas sobre la torre de las doncellas y como escondían ahí a una virgen de cuando en cuando para hacerla sufrir mucho y que después apreciara mucho más el contacto carnal. Llegar a la torre era jodido y seguro que muchos se escoñaron cuando era un punto de vigilancia. Por detrás está Austria y el Danubio que gira para seguir hacia Viena.

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