Cuando estoy al otro lado


Cuando regresé de las Canarias en enero, estaba totalmente enganchado a lo de intentar romper la barrera y entrar en mis sueños y en una ocasión lo conseguí, como comenté en Lúcido. Después mi cabezón se distrajo, me preocupé de otras cosas y lo dejé pasar, hasta hace algo más de una semana cuando escuchando un audiolibro me recordó el tema y comencé de nuevo a intentarlo. Todavía no lo he conseguido, pero lo que sí que me tiene flipando son los sueños que tengo por la noche y sobre todo, los primeros sueños, ya que casi siempre después de esos me despierto si me he atiborrado de agua y aprovechando que voy a ese lugar en el que una luz mágica y que cambia de colores sale del trono y del que todos sabemos de su existencia porque lo comenté en La puerta a la decimotercera dimensión, hago un esfuerzo por recordar ese primer sueño y me tienen alucinando. No sé si será el síndrome de abstinencia, que llevo ya tres meses sin pisar un cine, pero mis primeros sueños de la noche son historias de acción increíbles, en las que participo en un atraco, o tenemos que desactivar una bomba o estamos a punto de atrapar a un comando terrorista. Son unas películas fantásticas que cuando me despierto, recuerdo perfectamente y quizás hasta debería grabar una nota de voz hablando sobre las mismas. Aún no he conseguido entrar lúcidamente en una de esas películas de acción pero voy a seguir intentándolo porque se ven fabulosas y en ellas, yo siempre soy el héroe, o el bueno, o el que tiene que ganar poniendo la bomba y acabando con una infestación de truscolanes y podemitas. Mi segunda tanda de sueño no suele tener ninguno tan interesante y en muchas ocasiones lo olvido según abro los ojos, no tienen gancho alguno y los de la tercera tampoco son memorables, pero igual por eso resultará más fácil entrar en ellos. Con la pandemia, mi sueño ha mejorado un montón, o más bien, la calidad de mi sueño, yo era de los que la pulserita te lo controlaba todo y al final te daba sesenta puntos de cien y te indicaba una tremenda lista de cosas a mejorar y ahora raramente bajo de los ochenta puntos y casi todo está en el rango normal.

El año pasado me dormía muchas veces escuchando y practicando una meditación y después como que lo dejé y desde hace un mes he regresado al tema, pero con meditaciones más largas en las que casi siempre me duermo en algún punto, lo cual me parece fascinante. Antes me gustaba más meditar por la mañana, según me levantaba, pero no hay punto de comparación, la meditación por la noche es más plena, me concentro más y mejor y la intensidad de la meditación es tan grande que caigo grogui antes de darme cuenta mientras estoy totalmente concentrado en mi respiración.


6 respuestas a “Cuando estoy al otro lado”

  1. En efecto eso se trata de lo que llamamos sueños dirigidos, con la práctica se puede llegar a conseguir decidir sobre lo que quieres soñar. Para ello tienes que el día anterior decidir sobre qué quieres soñar y pensar sobre ello todo el día siguiente y a la noche tienes el sueño sobre ello. Yo para esta noche llevo todo el día pensando en que me voy a colar furtivamente en una buhardilla con las paredes amarillas y más voy a pintar de blanco. Y me quedaré agazapado en una esquina para ver la cara que pone el sujeto de la casa cuando se las encuentre. Va a ser ÉPICO

  2. Pues yo creo que tu colega el de las tuberías dejó una de la caldera suelta y seguro que en tu casa hay más concentración de gas del que debiera. Ahí lo dejo.