Pixels


Estamos llegando al final del verano pero todavía nos quedan algunas de las películas que se reservaron para esta época del año y de las que esperaban que fueran bombazos. No sé por qué, desde la primera vez que vi el trailer de la que quiero comentar me pareció un poco simplona y ya me temía todo lo peor, siempre. Aún así, el jueves por la tarde fui a una sesión doble con esta película como la primera de las dos. Se trata de Pixels y se estrenó en España con el mismo título hace cosa de un mes, con lo que en este caso yo soy el último julay que la ve.

Unos julays salvan al universo de una raza de truscolanes que pretenden hacer su nación en nuestra keli

Tres perdedores que en los ochenta eran campeones de máquinas de videojuegos de boleras vuelven al candelabro cuando la Tierra comienza a ser invadida por una raza de malajes que toma la forma de los videojuegos clásicos más conocidos. Además de salvarnos a todos, uno pondrá sus ojos en una pava, otro arreglará la relación con su hembra y el tercero no nos queda claro si le gustan las almejas o los pepinos.

Lo primero que te das cuenta al ver la película es que el TresDé apesta. Es una mierda y al parecer, los algoritmos que usan para crear la tercera dimensión a partir de las dos en las que graban, no pueden procesar a las bostas y a los obesos y como hay uno que está encochinado, el colega parece como recortado y pegado en la imagen. Esto sucederá durante toda la historia. El que mejor funciona de los comediantes es Josh Gad, aunque no cuaja mucho la idea de la diferencia de edad entre él y los otros protagonistas. La película tienen sus momentos estúpidos y sus momentos divertidos y hay saltos brutales de los unos a los otros. Hay también una miriada de personajes secundarios que no aportan nada y que están ahí para soltar sus líneas y que particularmente, habría eliminado. La idea en sí es ridícula pero funciona bien y en mi caso, no tengo ningún problema en creer que unos extraterrestres eligen los videojuegos que les hemos mostrado en sondas espaciales para atacarnos. Me resulta mucho más difícil creer que un grupo de mariconas lideradas por un enano con las patas peludas se pegan 6 películas y una ingente cantidad de horas para deshacerse de un puto anillo cuando hasta en el poblacho más recóndito tenemos hoy en día recogida de basura. Aunque sé que a todo el mundo le gusta odiarlo, decir que Adam Sandler hace un buen trabajo y mantiene su registro habitual, que quizás sea su problema, ya que lleva repitiendo el mismo papel más de una década.

En fin, que puede valer para matar una tarde calurosa de verano en una sala con aire acondicionado. Definitivamente no es el tipo de espectáculo al que van los sub-intelectuales de GafaPasta.


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