El relato comenzó en Desde Utrecht a Guraidhoo
Al contrario que todo lo malo, que nunca se acaba, lo bueno parece venir en dosis breves y mi semana de buceo llega al último día completo de buceo, aunque empotraré una inmersión más en la mañana del día que me voy hacia la capital para esperar el avión que hará el primero de los segmentos de mi regreso. En este último día, todos sabían que yo quería ir a bucear por la mañana a primerísima hora a Kandooma Thila, el sitio en el que siempre vemos un montón de tiburones. Se apuntaron tres más, lo cual me preocupó un poco porque dos no tienen la experiencia para bajar allí pero nos dividieron en dos grupos y a los novicios los pusieron con uno y se quedaban flotando por encima de nosotros. También adelantaron en media hora la salida para aprovechar la marea. A las ocho estábamos prácticamente a punto de entrar en el agua y seguramente Genín ni se había acostado ya que para él debía ser las cuatro de la mañana. Bajamos y cuando el día anterior aquello estaba petadísimo de tiburones, hoy no había corriente y tampoco muchos tiburones, solo un par de decenas. Sobre nosotros sobrevolaban las águilas marinas moteadas pero demasiado alto salvo por una que estaba jugando con las corrientes e hizo un espectáculo fantástico frente a nosotros. En la parte de la inmersión en la que llegamos a la estación de limpieza de tiburones, había una fila de unos siete tiburones que cuando les llegaba su turno, abrían la boca para que los pececillos les limpien los dientes mientras por detrás hay otros esperando, un flipe que no veas. Me recordó que a mí me limpian mi dentadura el lunes por la tarde, después de regresar el domingo por la noche. Después de salir, fui a desayunar y hoy cambiaron el desayuno de huevo frito, tostadas y salchichas por uno más típico del país, con unas tartas finas, una tordilla francesa y un mejunje hecho de cebolla, coco y atún de lata. Estaba riquísimo. La segunda inmersión fue en Loshfushi Kandu, en donde también había estado y allí vi varias morenas, varias tortugas, un pez Napoleón gigantesco que me dejó acercarme un mo?ton y unos bancos de peces espectaculares.
Después de regresar el plan era ir a almorzar pero por ser viernes al parecer todos los negocios cerraban unas horas entre el mediodía y las tres o las cuatro de la tarde, así que nos tuvimos que joder pero en el hostal nos hicieron algo para matar el hambre. La tercera inmersión fue a un lugar nuevo, Dhandi Giri, otra especie de pináculo sumergido. Flipé con los corales, en ese no se han muerto y el sitio es precioso. Vimos un pez hoja, que son siempre fascinantes, un pulpo que se escondió, alguna morena y entre los corales, millones de pececillos pequeños, todo un espectáculo. Buceábamos con uno que solo tiene trece inmersiones y que el pobre lo de la flotabilidad lo lleva fatal. Cuando salimos me estaba diciendo que en algunos sitios el agua estaba turbia y le expliqué que él con su meneo de aletas era el que estaba revolviendo la arena del fondo marino del agua del mar, que el agua no estaba turbia hasta que él pasaba por allí. Preferí no decirle que en varias ocasiones golpeó y rompió algún coral. Yo acabé por alejarme de él porque me estaban dando ganas de ahogarlo en el agua.
Después de la tercera, apalabré mi transporte a Male para el día siguiente, confirmé que bucearía con ellos por la mañana y me di mi paseo habitual por la isla, que ya todo el mundo me conoce y me saluda. Después fui a cenar. Ya solo me queda la inmersión de la mañana y se acaba la parte divertida de las vacaciones.
El relato continúa en Despidiéndome de los tiburones en Kandooma Thila
2 respuestas a “Prácticamente al final de la semana de buceo”
Efectivamente, yo no me había acostado, ahora ya he llegado al limite de pasar de las 5, siempre me ocurre, entonces es cuando hago el esfuerzo de empezar a acostarme y levantarme mas temprano, pero todavía no lo he logrado, fundamentalmente porque soy feliz con este horario… 🙂
Salud
Genín, haces muy bien!!