El relato de este viaje comenzó en Camino a Kuala Lumpur y Tienes un índice con todos los capítulos en Viaje a Malasia del 2009: Índice con toda la historia.
Después de refrescarme en la piscina no me apetecía hacer mucho pero como las torres gemelas Petronas están a cinco minutos andando del hotel y desde la piscina las veía tan imponentes, decidí ir a hacerles fotos de noche. Me duché, me vestí, me cubrí del producto ese radioactivo que me protege de los mosquitos pero me mata envenenándome lentamente y bajé a la recepción a preguntar por el camino. Me lo explicaron y no parecía demasiado complicado. Salí por la parte trasera del hotel, crucé la calle, avancé unos doscientos metros por otra, volví a cruzar y después de andar un poco más estaba en la entrada del Suria KLCC, un enorme centro comercial entre las dos torres. Hice fotos desde ambos lados y cuando me aburrí eché un vistazo a las tiendas aunque la verdad que los precios no tienen gran diferencia con los que se pueden encontrar en los Países Bajos, al menos en las tiendas oficiales. El sitio estaba abarrotado de turistas y locales y en aquel sitio puedes encontrar desde un Zara o Mango hasta un Tiffany’s o una tienda de Gucci.
Cuando me aburrí del paseo busqué algún antro para comer entre los múltiples restaurantes disponibles. Vi uno lleno de locales que ofrecía comida malaya de la que no tenía ni idea así que decidí probar. Aunque había un montón de gente esperando, el colega que asignaba mesa los ninguneó totalmente y me pasó y me ubicó en un sitio cerca de la cocina. Me dieron la carta y elegí una especie de menú con tres cosas de las que nunca había oído hablar y para beber pedí una lata de Coca Cola por aquello de mi aprensión al agua local, adquirida después de las historias de diarreas que me han contado todos mis amigos. Pasé del vaso con hielo y al poco me trajeron la comida. Cerca de mí habían dos tíos comiendo, con pinta de terroristas musulmanes y los cabroncillos hicieron un simpa. En un momento determinado, uno se levantó y fue como hacia el baño mientras el otro salía en dirección contraria diez segundos más tarde y usaron distintas puertas para marcharse. Para cuando los empleados se dieron cuenta ya era muy tarde y el que estaba de encargado les gritó todo lo que quiso y más.
Por mi posición yo veía lo que hacían los camareros y alucinaba en colores con la higiene. Uno de ellos, cuando servía postres, cogía las cucharas mojadas de una bandeja de cubiertos y con los dedos pulgar e índice las secaba al pasar la cuchara entre ellos. Después la ponía en el plato y salía tan contento. Otro usaba el dedo para limpiar las latas aunque se le pasó una y se la devolvieron por sucia, así que le pasó el susodicho y la volvió a mandar a la mesa. Las bebidas que no eran de lata se aguaban por sistema y les añadían algún tipo de sirope para darles más sabor.
Repetí una de las cosas que me pusieron y después me pedí un postre a boleo que resultó ser una especie de arroz con leche y algo más que no terminó de convencerme.
Después de comer busqué la salida para volver a mi hotel peor con el cansancio y que ahora era de noche andaba un poco despistado así que pregunté a una de las chicas de información y esta me aconsejó que fuera en taxi porque la zona es muy insegura. El taxista me metió una clavada equivalente a cuatro euros por un viaje que debería haber sido más corto pero que él para justificar la pasta me dio un rodeo del copón. Al parecer lo de los taxis que se niegan a usar el cacharro para medir el trayecto y prefieren parasitar turistas es uno de los problemas de por aquí. Tampoco creo que nos importe demasiado, con lo que valen los viajes no hay más problemas.
Al llegar al hotel, pensaba que tendría problemas en dormirme por la diferencia horaria pero caí muerto y me dormí prácticamente al instante. Supongo que el cansancio del viaje me pasó factura. Así pasaron mis primeras nueve horas en Malasia.
Puedes seguir con la historia en Segundo día. Kuala Lumpur – 1
4 respuestas a “Primer día. Visitando las torres Petronas”
ten cuidado, que aunque no sea Somalia, hay mucho pirata por esas tierras, si no recuerda a Sandokan ;-]
¿Y que tal estaba la comida?
Salud
Creía que Sandokan vivía en Gran Canaria y ahora se dedica a rescatar gente que se está ahogando.
Yo me refería a los sucesores ;-].
Que además sirva este post, para rendirle un homenaje al «pobre hombre» que después de salvar a tanta gente creo que está fastidiado por una enfermedad.