Sex Education


Como se me acaban las películas, vamos a hablar de mis series favoritas y comenzamos con Sex Education, que en España se estrenó con el mismo nombre en la plataforma esa televisiva nerflic. Están en la segunda temporada y cada una de las dos que hemos visto tiene un total de ocho espisodios, con lo que es un espectáculo ligero para ver y disfrutar. Por si alguno no lo sabe, mis gustos televisivos se basan en los géneros que me molan o en los estilos. Siempre le doy una oportunidad a cualquier serie de terror, o de ciencia ficción, aunque eso no quiere decir que las siga, solo que veré al menos un episodio y ahí decidiré si me planto o sigo. También me interesan las comedias, sobre todo esas de episodios de media hora y las series de adolescentes, más que nada porque al padecer el síndrome de Peter Pan, yo me sigo viendo como un adolescente. Tengo una tolerancia mínima o completamente nula por series de abogados, de policías, de hospitales, de criminales o de cualquiera de esos temas que enganchan a la gente, así que resulta raro que lo que yo veo y lo que la plebe se engancha sea lo mismo. Seguramente la excepción es Sex Education, de la que no me enteré de su estreno hasta que llegó la segunda temporada en enero de este año y cuando vi de lo que iba, decidí darle una oportunidad.

Me enganchó en el primer episodio y durante toda esa temporada, yo era #TEAMOTIS a muerte. En esa primera temporada, él junto con una pava del instituto británico al que acuden organizan un consultorio sexual clandestino para resolver las dudas de sus compañeros, todo en base a que la madre de Otis es sexóloga o algo así. La madre es la divina Gillian Anderson, que es la única razón que le puede hacer falta a muchos para verla. En el primer episodio me tronché de risa, me partí. Están todos muy bien montados, con las dudas de los adolescentes sobre el sexo en una era en la que todos estamos hiper-mega conectados y aún así somos unos ignorantones. Hay momentos épicos en toda la temporada, como las movidas con los machos que se folla la madre de Otis, con la gente que viene a su consulta y con las volatadas que les dice su hijo a sus compañeros de clase y de instituto y como las cosas siempre se acaban resolviendo. Al final de la primera temporada yo ya era un devoto seguidor y llegamos a la segunda. El primer episodio es épico, me reí, me tiré al suelo de los espasmos porque arranca de una manera épica. En la segunda temporada, aunque siempre seré #TEAMOTIS, descubrí que ahora soy #TEAMADAM, que va cogiendo carrera en los últimos episodios y llega al final ganando todos nuestros corazones. Su evolución, del abusador del instituto a donde termina, es legendaria. En esta temporada, el primero, el sexto y el séptimo episodio los puedo ver mil veces y no me canso, son perfectos. El último tiene una escena final, con un musical en el instituto, que podría ser el gran final de cualquier película de gran presupuesto. Ahora solo nos queda esperar que puedan grabar algún día la tercera temporada, en la que tal como acabó la segunda, habrán cambios masivos.

Es comedia, muchísima, es drama, también un montón y se tratan temas actuales, con gente joven y con muchos que acabarán como grandes estrellas y estos fueron sus inicios. Ahora que tienes el tiempo disponible, si no la has visto, deberías darle una o varias oportunidades.


2 respuestas a “Sex Education”

  1. Me quedan dos episodios de Vivir sin permiso (enganchadísima me tiene) que está rodada en mi tierra, y eso es un plus que te cagas. Y luego me han recomendado Unortodox (a ver) . Las series sobre adolescentes que a tí te encantan (internados, vampiritos brilli-brilli y demás) a mí personalmente no me llaman NADA. Si se me acaba el catálogo de Netflix, quizá, quizá, quizá..

  2. Sex Education seguro que te alegra el día, tiene un 8,3 en IMDb y es un clásico, pero claro, estas ya muy vieja y seguro que prefieres ver Cuéntame como la cagó o alguna de esas series viejunas. Está clarito que solo te molan los dramas para amargarte más ahí encerrada.