Step Up: All In


Cuando mi por primera vez el trailer de la película de hoy me emocioné hasta las lágrimas secas de cocodrilo, sobre todo porque yo ya había tropezado en esta piedra hace un par de años con Step Up Revolution y como sin haberme parecido fastuosa, me entretuvo lo suficiente, opté por darle una oportunidad a Step Up: All In, la siguiente en la saga y que se estrena en España dentro de dos semanas creo que con el mismo título.

Al julay bailarín lo dejan tirado sus colegas en los Angeles y ha de montar un nuevo grupo de baile para seguir saltando como cabra loca

En la película anterior los pandilleros bailarines de calle habían ganado un premio y se iban a Los Angeles, lugar en el que se encuentran ahora, unos meses más tarde, sin dinero y viendo que pese a su buen hacer y su estilo, no logran triunfar. Deciden pirarse y dejan tirado al pobrecito de Sean, que quiere presentarse a un concurso y para eso monta un nuevo grupo. Después de unos inicios turbulentos, les cuaja la cosa y acuden a las Vegas para la competición y allí se tendrá que enfrentar a sus antiguos amigos, con el corazón partío entre dos bandos y con los güevos como bolas de mármol por culpa de una pava que se la pone morcillona.

Todo lo anterior, en TresDé, que sobra y no aporta nada pero que parece ser la norma en esta saga. Está claro que conocen su público y saben lo que les da dinero ya que han vuelto a hacer una película sencilla y directa en la que buscan las excusas para que todo el mundo se ponga a bailar, aunque en este caso hay que esperar un poco, hasta la mega competición final, en la que tendremos una sobredosis de bailes y movidas molonas, aunque todos sabemos quién va a ganar, por aquello de respetar la regla de los finales felices. Ryan Guzman, sin ser un pedazo de actor que no veas, cumple con la tarea y parece sentirse cómodo en su papel. El chamo brinca como un gamo y aunque lo intenta, no parece haber demasiada química con la nueva pava que le han puesto para restregarse con él. Como siempre en estas películas, la gente brinca todo el tiempo y los machos se quitan las camisas a poco que suene la música, algo terrible porque cuando sucede lo único que se escucha en el cine es la fricción de todos esos dedos en los respectivos túneles del amor de sus propietarias, que no parecen entender el concepto de la pornografía en la intimidad del hogar y prefieren ir al cine a satisfacer ciertos instintos muy bajos.

La historia es simple, pero entretenida, la música y el baile muy bueno, la gente es mayormente guapa y todos ponen mucho de su parte para que nos lo pasemos bien. En definitiva, el perfecto producto insubstancial y ligero para una tarde de verano junto con tus amigos del Clan de los Orcos y las hembras, que seguro que se lo pasan bomba. Por el tipo de cine que es, obviamente queda fuera del arco que pueden alcanzar los sub-intelectuales de GafaPasta. Si eres un fans de la saga, merece la pena.


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