Con la película de hoy se han dado una prisa que no veas ya que no hace ni dos años que se estrenaba Ninja Turtles (Las Tortugas Ninja) – Teenage Mutant Ninja Turtles y ya se han currado la segunda parte. Es como si les diera miedo que los espectadores olvidásemos lo horripilante que fue la primera y volviésemos a tropezar en el mismo pedrusco, que lo hacemos, como un servidor que el miércoles fue a ver Teenage Mutant Ninja Turtles: Out of the Shadows, la cual se estrenó en España hace un par de semanas con el espeluznante título de Tortugas ninja 2: Fuera de las sombras.

Las ladillas esas julays se lían a la gresca con más chusma y gentuza acompañadas de la chocha pelleja

Decir que esto tiene una historia es estirar el concepto muy mucho pero vamos, que el malo de la primera se escapa y es teleportado a otra dimensión en donde conoce a un malo-malísimo que lo convence para conquistar la Tierra al completo y le dice que tiene que juntar tres trastos para hacer el portal. Para ayudarle, le da un suero que convierte a dos criminales pollabobas en bichos de animación y entre ellos y un montón de chusma más, se monta el pitote con las tortugas esas obesas y siempre bajo la tierna mirada de la rata truscolana.

Lo primero, al diablo lo que es suyo. La puta mierda del TresDé no solo no aporta nada sino que hace que la mitad del tiempo las escenas se vean falsas. Los efectos especiales son de la escuela el barato, patéticos y mal hechos y hay tantos que por momentos no sabes si es una película de desanimación o con personajes reales. El guión es estúpido y solo lo superan las patéticas líneas que obligan a decir a las imágenes generadas por ordenador de las tortugas. El guionista debía estar hasta el mismísimo moño de esnifar polvos talcos porque se luce con una saga de atrocidades lingüísticas. Los actores de carne y hueso se mueven entre la carnaza de Megan Fox, que no la contrataron para deslumbrarnos con sus dotes para la actuación sino por su capacidad para generar erecciones y otro montón de actores mediocres o directamente malos. El único que se salva y que parece estar pasándoselo bomba entre tanta pollada es Stephen Amell, super-hiper-mega famoso en mi keli por su doble interpretación de Oliver Queen – Green Arrow en cierta serie que veo siempre y en la que es demasiado serio y seco. Aquí ni él mismo se cree las líneas que le obligan a decir y se lo toma todo con tanto cachondeo que acaba resultando en lo único interesante de la película. Por lo demás, sobredosis de efectos especiales, de explosiones, de barbaridades y de tonterías.

Perfecta para los más estúpidos de los miembros del Clan de los Orcos. Es apropiada para su nivel intelectual. Vetada y prohibida para los sub-intelectuales con GafaPasta.