Un fin de semana pausado


El fin de semana pasado lo planeé para no dar pie con bola, o casi y para ello, las cinco películas que quería ver durante la semana las ubiqué en tres sesiones que tuvieron lugar el lunes, el miércoles y el viernes, requiriendo la primera una visita a Amsterdam y la última una visita a Amersfoort. Después de salir del trabajo viajé en dirección opuesta a la que suelo tomar y tras un ratito, el tren me dejó en la estación de esa ciudad, la segunda más grande de la provincia de Utrecht y una ciudad pequeña si la comparamos con las mega-urbes que se dan en otros países. La estación está fuera del centro histórico y a unos ochocientos metros del cine. Antes de entrar a ver la película, me pasé por un supermercado que hay justo al lado porque tenían una oferta de rescándalo con dos piñas de millo por ochenta céntimos y me he aprovisionado a conciencia. En total me compré veinte mazorcas, de las que ocho las reservé para hacer Caldo de millo y el resto seguirá la ruta de la Piña asada. Normalmente encajo programas dobles con muy poco tiempo entre películas pero en esta ocasión, tenía una hora y cuarto entre películas así que al terminar la primera, me fui a pasear por el centro histórico de Amersfoort. Huelga decir que todo lo que voy a decir no hay que repetirlo y está sujeto a la claúsula de confidencialidad de éste el mejor blog sin premios en castellano ya que los holandeses no queremos que las hordas bárbaras de turistas le hagan a este lugar lo que ya le han hecho a la ciudad de Amsterdam, una especie de parque temático sin alma y en el que estos días se comenta que solo en el centro de la ciudad (y en la zona turística por excelencia), hay OCHENTA heladerías, algo que ha despertado el interés del ayuntamiento ya que una proporción tan alta es sospechosa y parecen haber descubierto que cuando montas una heladería, puedes vender también otras comidas (como café, crepes y otras cosillas), no te permiten poner mesas pero te ahorras los camareros y los borregos turistas entran a consumir igual y ni se enteran que prácticamente ni una sola de esas ochenta heladerías tiene helado artesanal, todas venden el mismo helado de supermercado que puede comprar cualquier hijo de julay. Regresando a lo de hoy, no queremos perder una segunda ciudad frente al avance de los turistas y por eso, Amersfoort es uno de esos lugares que no se anuncian, que no tiene una estructura turística y que están pensados para el uso y disfrute de los locales. El centro de la ciudad está rodeado por una muralla que se conserva en algunos lugares y por un canal (foso) que la protegía. En el vídeo que viene a continuación y que también está aquí, vemos un canal con árboles enormes y el campanario de la iglesia principal de la ciudad iluminado por el último sol del día, ese que parece eterno y que desaparece tras menos de cinco minutos:

Campanario y canal en Amersfoort al atardecer

Al principio del vídeo se escucha a un grupo de julays que pasan en bici y al final una moto con un sonido estruendoso. Tras recorrer Amersfoort, ciudad que tendré que llevar la cámara en alguna ocasión para fotografiarla, volví al cine y acabé mi sesión doble. El sábado, cogí el caldero más grande que tengo y preparé un masivo Caldo de millo, en una cantidad tal que creo que tendré para gran parte del otoño/invierno. El domingo, compensé la falta de actividad con la preparación de Pastéis de nata, Suspiros, Pesto de albahaca (estoy teniendo una producción de albahaca increíble este año y parece que las macetas que he comprado son perfectas para esta tarea), un montón de Chili con carne y además hice Simit, los cuales se me antojan como una de las cosillas que haré de cuando en cuando aunque en esta primera ocasión, me fié demasiado de la receta y la temperatura y el tiempo de horneado fueron excesivos y se me quemaron un poco, razón por la que no les hice ninguna foto.

Entre pitos y flautas, he vuelto a llenar el congelador a conciencia y esta semana parece que no tendré que cocinar demasiado, ya que tengo cantidades industriales de comida ya lista para el consumo.


8 respuestas a “Un fin de semana pausado”

  1. No se lo que es millo, ahora buscaré… 🙁
    Lo que muestras en el vídeo es precioso, parece un lugar genial para acoger a por lo menos 100.000 refugiados sirios… 🙂
    Salud

  2. No, no lo sabia, pero lo supuse, ya miré, es que me confundió lo de las piñas, me puse a pensar en algo cocinado con la fruta.
    Y es curioso que con tantos amigos canarios que he tenido, sobre todo en Venezuela, no saliera a relucir el millo. Y conociendo Salamanca, -mi hija mayor estudió allí- tampoco lo he escuchado, o vete tu a saber, a lo mejor simplemente se me ha olvidado, como tantas cosas 🙁
    Yo soy de Oviedo, pero he vivido en un montón de sitios, a veces uso palabras que no me entienden y tengo que explicarme, pero hay muchas cosas españolas que no conozco, todo fruto de la emigración voluntaria 🙂
    Salud

  3. Dolorsi y todas las amigas de mi madre, si les hablas de maíz te van a tildar de pijo o de godo.

    Además, la RAE define la piña en su tercera acepción como mazorca de millo.

  4. Claro, godo es lo que soy…jajaja
    Si, tienes razón, y no debería de haberme despistado con lo de la piña porque hasta yo he llamado así a las panochas o mazorcas, al menos alguna vez, pero lo de millo no me es familiar… 🙁
    Cuando las he comido masivamente fue en Canadá, allí son muy populares con margarina y a mordisco limpio…
    Salud

  5. mazorca es super-hiper-mega godo también. Yo una vez tuve un profesor en el instituto que usó esa palabra y desde ese mismito día lo llamamos el peninsulá. En el mejor blog sin premios en castellano, con casi ocho mil anotaciones y a puntito de cumplir los doce años de historia, solo aparece en doce anotaciones y siempre como nota aclaratoria para los que no tienen el conocimiento necesario y suficiente

  6. Vaya debate intenso y profundo que os montáis solo con dos palabritas, me encanta.
    Por cierto, «millo» es la traducción exacta de «maíz» al gallego. No es invento canario 😉

  7. Todo el mundo sabe que las Canarias se repoblaron con muchos gallegos y si no, que me lo digan a mí que tengo dos apellidos de esa zona. Gracias a Dios qeu el emporio español no nos llenó la tierra de truscolanes de mierda.