Visitando la zona desmilitarizada


El relato comenzó en El salto a Hanoi

Mi segundo día en Hué lo reservé para hacer una excursión a la Zona Desmilitarizada de Vietnam, la cual conocemos todos muy bien por las películas americanas aunque seguro que algunos ignoran que en realidad se creó al final de la Primera Guerra de Indochina en la que le dieron candela a los gabachos y los echaron del país. En la Guerra de Vietnam separaba la parte comunista del sur y fue en esa zona en donde sucedieron muchos de los combates y batallas que hemos visto en películas. La excursión comenzaba a las seis de la mañana yendo a desayunar a un hotel y encontrándonos todos los que íbamos a hacer el viaje aquel día. Como siempre, nos observamos cuidadosamente y elegimos a los que serán nuestros compañeros de tertulia y aventura, a menos que quieras pasar el día a tu bola o estés encoñado y no quieres separarte ni un milímetro de la chama a la que le comes el cucu, que también los hay.

En total nos dijeron que ese día haríamos casi cuatrocientos kilómetros y por eso comenzábamos tan temprano ya que las carreteras vietnamitas no están diseñadas para la velocidad. Solo salir de Hué nos tomó como media hora y eso que es un poblacho. Las carreteras estaban petadas de camiones, autobuses, motos, bicicletas, coches y otros objetos que se movían con diversas fuentes de energía. Nuestro conductor debió entender mal al que le enseñó a conducir y lo hacia con la mano en la bocina sin dejar que parara de sonar un solo instante. También pasábamos más tiempo en el carril contrario que en el nuestro. La carretera que nos llevaba hacia el norte es la Autopista 1, la misma por la que fui en Hanoi y que recorre Vietnam de norte a sur. Cruzándose con la «autopista» cada pocos kilómetros teníamos la vía de tren y cada rato adelantábamos un tren o nos cruzábamos con otro ya que el sistema tiene muchos puntos para que los trenes esperen a que la vía ?NICA quede libre. Los trenes en este país van a velocidades de risa y recorrerlo de norte a sur toma varios días. Por lo que he podido ver, invertir en el sistema ferroviario no parece prioritario.

Tardamos unas dos horas en llegar a Dong Ha y allí se subió el guía al autobús el cual nos contó que la principal causa de mortalidad en Vietnam son los accidentes de trafico y que cada día las frías estadísticas dicen que mueren treinta y tres personas en los mismos lo que nos da un total de doce mil al año. Desde allí comenzamos a avanzar en dirección oeste por la Autopista 9 la cual lleva a Laos. Junto a la misma se puede ver la famosa Rockpile, una montaña de doscientos treinta metros de alto de difícil acceso y cuya parte superior fue convertida en una base por los americanos a la que solo se podía llegar por helicóptero. Desde aquí se bombardeaba con artillería la DMZ o Zona desmilitarizada ya que pese al nombre, era el lugar mas militarizado del país y los combates por allí fueron muy cruentos.

Seguimos avanzando y volvimos a parar junto al puente Dakrong, el cual fue un regalo de Cuba al pueblo vietnamita y que está situado en un lugar crucial del camino de Ho Chi Minh, la ruta que seguían los comunistas para mandar suministros y soldados hacia el sur y que los americanos trataron de destruir repetidamente y sin éxito. Ir del norte al sur a un soldado siguiendo esta ruta le podía tomar dos años, el treinta por ciento moría de malaria y solo podían comer lo que encontraban en la jungla. Lo crucé andando e hice un montón de fotos. Más adelante paramos en una aldea de una tribu local. Nos llamó la atención que todos tenían antenas paramongólicas en sus chozas y televisiones. El guía nos explicó que el gobierno se las da y les suministra energía eléctrica gratuita. A cambio se dejan visitar por los turistas y anduvimos entre sus chozas y escuchando explicaciones sobre ellos. Mientras íbamos en la guagua el guía hizo algunas bromas un tanto ofensivas si tienes hachazo y no colita. Dijo que en Vietnam las mujeres solo se casan una vez y si se quedan viudas las pasan canuta ya que han de sacar adelante a la familia por si solas. También nos dio que en su cultura, la mujer ha de llegar virgen al matrimonio ya que nadie quiere una de segunda mano, que eso no es bueno. Una turista que iba por el tercer marido le replicó y lo llamó bárbaro. También nos dijo que un hombre viudo se busca una joven y se casa de nuevo sin que nadie se escandalice. En Vietnam aunque existe el divorcio, en realidad prácticamente no existen parejas divorciadas.

Tras la visita a la tribu seguimos avanzando por la Autopista 9 y llegamos muy cerca de la frontera con Laos a la legendaria base Khe Sanh, la cual tenia la pista de aterrizaje y es el lugar que vemos en muchas pelis. Los americanos lo dinamitaron todo cuando se fueron y no quedó mucho de la base pero el lugar es muy interesante y hay un pequeño museo así como un avión, un par de helicópteros y algunos tanques. La gente de la zona ha sobrevivido casi treinta años vendiendo chatarra del armamento que quedó por la zona a Japón. También nos dijo que por culpa de los productos químicos que se usaron, no fue hasta hace pocos años que la naturaleza comenzó a cubrirlo todo de verde.

Desde allí volvimos a Dong Ha, lo cual nos tomó casi una hora, almorzamos y seguimos hacia el norte en dirección a la DMZ, una franja de cinco kilómetros en cada lado en la que no deberían haber armas. El sitio tiene una pinta idílica. Fuimos hasta Vinh Moc para ver los túneles. Cada pueblo de la zona excavó su propio túnel en el que se refugiaban en caso de bombardeo y hay túneles que comunican unos con otros. Tras una visita a un pequeño museo entramos en los túneles. Son fascinantes. Hay tres niveles con el tercero y más profundo a casi treinta metros y que usaban porque los americanos usaron bombas que explotaban a diez metros de profundidad. En los túneles hay dormitorios para las familias, salas de reunión, cocinas, pozo, paritorio, baños y demás, es una pequeña ciudad. Se habían estropeado las luces del tercer nivel pero entramos a oscuras y usado las App linterna que todos llevamos en nuestros dispositivos mágicos y maravillosos (lo cual excluye trastos con el androitotorota). Fue chulísimo y al salir el tío nos dejó entrar a otro que estaba a oscuras. Lo pasamos genial. Desde allí regresamos a Hué con un palizón de tres horas en guagua en las que posiblemente estuvimos a punto de tener un accidente al menos en diez ocasiones.

Para cenar fui al Family Home Restaurant, un minúsculo restaurante ubicado en el salón de la casa de una familia y en el que comes comida vietnamita casera. El sitio es folclórico a más no poder. Yo tenia mi mesa en el salón y cenaba mientras la abuela veía la tele y la nieta la acompañaba comiendo. La comida simple y deliciosa y el precio ridículo. encontrarlo me costó un güevo y parte del otro por culpa del absurdo sistema de numeración de calles vietnamita que parece que no contaba conque la gente construye donde le sale de la pipa y hay que añadir números continuamente.

Así fue mi segundo día (y ultimo) en Hué.

El relato continúa en Llegando a Hoi An

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5 respuestas a “Visitando la zona desmilitarizada”

  1. Esto se está acabando. Esta noche regreso al primer mundo.

    Me acabo de dar cuenta que el contador de páginas visitadas acaba de superar los ¡CUATRO millones!

  2. ?ste es otro día al que me apuntaría, sin dudarlo. Eso sí, me sobran las horas en bus.

  3. A mí es que este jugarse la vida en las carreteras y estos machistas de mierda no me llaman la atención.