Una de las cosas que más me ha asombrado esta semana es la total ignorancia de los supuestos gurús de la Mongolosfera para algo de crucial importancia que sucedió ayer. No ha habido referencias en ninguna de esas bitácoras líderes, no ha aparecido señalado en páginas principales en ningún periódico y mientras todo el mundo se preocupa de si un fulano presenta uno o varios teléfonos en el CES o un mengano anuncia un nuevo aparato electrónico, ninguno de esos bosmongolos ha escrito nada sobre la entrada en vigor de la directiva 2009/125/EC o Directiva de los Productos relacionados con la Energía (ErP).
Lo peor es que todos esos dosputocerolos, si viven en Europa, están afectados por la misma y el impacto en sus vidas y en sus bolsillos va a ser significativo. Esta directiva regula los modos de espera y apagado de todos los aparatos que puede usar un usuario final. Obliga, por fin, a que las fuentes de alimentación no derrochen energía y a que los aparatos, cuando están en modo de hibernado, suspensión o como los queráis llamar, no consuman más de uno o dos watts en una primera fase. Lo triste es que casi nadie se da cuenta de la energía que derrochamos y solo con controlar cosas como estos cacharros que complementan nuestras vidas, la Unión Europea puede ahorrar hasta un veinte por ciento del consumo energético.
Por supuesto esto no es importante y no merece ser mencionado ya que los gurús de la mongolosfera no lo ven apropiado. Si alguna vez os habéis molestado en comprobar el consumo energético de vuestras casas habréis comprobado que el lavavajillas está siempre chupando energía, lo mismo que la fastuosa lavadora, la televisión, el vídeo, la cafetera eléctrica o la fuente de alimentación del portátil o del teléfono DECT y la mayor parte de esos aparatos no se usan continuamente. Hasta ahora el derroche es brutal. Hace cosa de dos años me dejaron un medidor de potencia consumida y aluciné en colores con el despilfarro en mi casa. A partir de ese momento puse regletas con interruptores, coloqué temporizadores en varios lugares, desenchufé aparatos que uso muy raramente y el resultado de eso fue un descenso en el consumo en mi hogar del cuarenta por ciento de la energía eléctrica. El dinero que me ahorré lo gasto en viajes, en ir de copas y en aquello que me place y no se lo regalo a la compañía eléctrica. Además, sé que mi huella energética ya no es tan terrible como lo era entonces. Un buen ejemplo es el de la cafetera eléctrica. Cuando yo la creía apagada el trasto estaba quemando 11 wattios por hora. Si lo multiplicáis por 24 horas al día y por 365 días al año, ese cacharro se dejaba 96 Kwatts por año solo en tenerlo enchufado más lo consumido cuando lo usaba. Con otros aparatos era aún peor.
Los aparatos que se empiecen a vender en Europa desde ayer tendrán que tener mejores fuentes de alimentación y eso ha resultado en un palo terrible para TODAS las compañías que venden equipos electrónicos. Aunque muchos crean que el criterio que se usa en esas empresas para seleccionar sus componentes es la calidad, lo triste es que siempre tiran de lo más barato y en China lo más barato son unas mierdas de fuentes de alimentación que derrochan energía y cuya eficiencia es más bien mala. Ahora esos productos irán desapareciendo de nuestras vidas y como sucede siempre, la legislación Europea se irá extendiendo poco a poco por el mundo y dentro de unos años, el subnormal de turno en algún poblacho perdido de los Estados Unidos nos podrá agradecer que los aparatos que usa en su casa consuman tan poca energía.
La directiva 2009/125/EC tiene dos fases. La primera, esa que acaba de entrar en vigor, es una llamada de atención y un tirón de orejas y deja cierto margen para que los fabricantes comiencen a adecuar sus productos. La segunda fase es una patada en los cojones de las multinacionales para que hagan productos limpios, más ecológicos y para que no continúen en una absurda espiral de derroche energético. En la segunda fase todos los aparatos tendrán que venir equipados con un interruptor para poder apagarlos completamente y cuando esos mismos trastos estén en reposo, su consumo tendrá que ser minúsculo. A partir de ese momento sí que podréis estar seguros que al apagar un aparato electrónico, su consumo será de 0 watts o próximo a esa cantidad.
Mañana, cuando visitéis esos lugares de referencia en los que leéis las mismas cosas decenas de veces, prestad atención y rebuscad entre la basura que publican alguna noticia relativa a la directiva ErP. No creo que la veáis y sin embargo, todos los trastos electrónicos que compréis a partir de este año en Europa, habrán sido diseñados teniendo en cuenta dicha directiva y tendrán que ceñirse a los criterios energéticos de la misma.
Podéis encontrar el texto de la directiva en español aquí, en la décima página de ese documento.