Ahorrando aquí y allí


Una de las maneras en las que optimizo mis recursos y ahorro dinero que después tiro en viajes es con la previsión. Lo hago conscientemente aunque sin darme cuenta. Preveo las cosas que necesito en un futuro más o menos lejanos y actúo en el momento adecuado para minimizar el costo. Esto es algo adquirido, en el pasado yo era un animal de presente, esperaba a necesitar algo para comprarlo y habitualmente pagaba más. Ahora, por mi casa siempre hay cantidades considerables de todo aquello que consumo. Por ejemplo, el desodorante que me gusta, por un misterio inexplicable, dos veces al año reducen su precio más de un cincuenta por ciento. En esas dos veces yo repongo y suelo tener la cantidad que necesito para medio año. Lo mismo se puede decir de la pasta de dientes, el suavizante, el detergente de lavavajillas y multitud de productos de la despensa, como el chocolate de alto porcentaje en cacao para los brownies. Cuando ponen la oferta, calculo los que voy a preparar en un cierto tiempo, compruebo que no caduque en el mismo y me aprovisiono. Supongo un veinte por ciento aquí, un cuarenta allí y demás, al final del año es un pastón. A eso le añades mi lealtad CERO a las compañías telefónicas, de Internet, de seguro médico o de suministro de gas y electricidad y tenemos que el año pasado gasté menos que nunca en energía y al final del mismo me devolvieron noventa leuros adicionales que me prometieron al fichar con ellos por un año. Estuve un año y tres días, hasta que enganché en la siguiente oferta. Con el seguro médico, mi empresa tiene un acuerdo con una aseguradora que sub-contrata a otra. Nos daban un precio de noventa y seis leuros al mes. Un colega me dijo que lo podía conseguir por noventa con la misma aseguradora a través de una agrupación de consumidores y una pequeña búsqueda en Internet me llevó a otra asociación con la que acabé pagando ochenta y seis leuros, por el mismo seguro, con las mismas prestaciones. Cuando miramos, son ciento veinte leuros que van al bolsillo.

Todo esto viene a cuento de esta manía de optimizar recursos. El jueves iba al cine junto al estadio del Ajax, el ArenA y en esa zona hay un outlet de una marca muy conocida que tiene unos pantalones que llevo usando hace eones, sobre todo en invierno porque tienen un modelo calentito. Lo normal es que a base de pedalear y rozarlos en el sillín de la bicicleta, duren menos de dos años. El precio original de esos pantalones es de cuarenta y nueve leuros y noventa y cinco céntimos de leuro pero yo nunca he pagado más de diez, siempre espero a que los pongan en el outlet, el mismo modelo y los mismos colores y cuando sucede, aprovisiono y en el caso de la semana pasada, compré dos. Al llegar a mi casa vi que tengo otros dos, con lo que en los próximos años voy surtido y me he gastado cuarenta leuros en lugar de doscientos que habría sido el costo si espero al momento del drama.

Para viajar, aplico el mismo sistema y me creo alertas de precios tanto en kayak como en skyscanner y por ejemplo, ya estoy controlando el billete para ir a Gran Canaria en Navidad. Lo se, estamos en enero pero es que un día y solo un día, bajan los precios una pasada y consigues el mismo servicio al cuarenta, cincuenta o setenta por ciento del precio que pagarías si te esperas. ¿Qué es lo que me cuesta esto? Recibir un correo cada día con las alertas de precio y mirar si hay cambios significativos.

Probablemente todo esto sea la consecuencia de haber pasado tantos años en los Países Bajos rodeado de gente que se plantea siempre si el costo es el justo y adecuado y que por aquí por ejemplo a la hora de la compra no haces la compra del mes sino que te acercas al supermercado con frecuencia, con lo que todas las semanas paso por tres o cuatro supermercados distintos que están en mis rutas de casa al trabajo o a clases de italiano y en cada uno de ellos adquiero las cosas que están promocionando. Al menos en este caso, parece que hay una gran ventaja en vivir en un país en el que no hay hipermercados.


4 respuestas a “Ahorrando aquí y allí”

  1. Haces muy bien, yo soy muy dejado y perezoso, aparte de no estar nunca pendiente de las rebajas, pero lo que me fastidia es probar la ropa y el calzado que compro así que cuando lo hago me compro tres unidades…
    Salud

  2. Me gustaría ser así, pero soy un desastre completo y no echo cuenta de esas cosas. Habría que plantearselo así, como tú haces, en algún momento.

  3. Me he visto en casi toda la explicación. En mi casa dicen que hago magia con el dinero, y no es magia, es organización. Lo único en lo que no coincidimos es en lo de la ropa, ODIO ir a comprar ropa, así que voy cuando no me queda más remedio, me pruebo la talla en una prenda, cojo dos o tres mudas completas, y quedo servida para una buena temporada.

  4. Virtuditas, lo único que compro en el outlet son los pantalones y ahora que tengo cantidad, no iré en dos años. El resto, por Internet en las tiendas de cada marca que me gusta cuando tienen ofertas y siempre tengo un stock de cosas para estrenar. Ahora mismo por ejemplo tengo cinco polos que cuando los antiguos pasen a la historia, los irán reemplazando y así no tengo agobios.

    Cuando estuve en USA en el 2006 me compré como ocho o nueve Levi’s 501 y me han durado también eones, hace poco estrené el último.