Algo de los días en Gran Canaria


Además de trabajar en las cuatro semanas en Gran Canaria, he ido a la playa de las Canteras, casi todos los días entre semana después de las tres de la tarde, que es la hora a la que me desconecto, que aprovecho para levantarme a las 6.28 y empezar a trabajar desde las 6.30, que con lo de la hora más se transforman en 7.30 y para cuando lo dejo, tengo ocho horas y media menos los ratos que me distraigo. He aprovechado para ver el cine español en la cartelera y por supuesto, he ido a bucear. La primera salida fue al Puerto de Mogán, para dos inmersiones en barco por la zona. Entre los buceadores, me sonaba un montón uno mórbido, que sabía que era suizo y que pensaba que buceó aquí el año pasado, pero el chamo me dijo que fue hace dos navidades. El colega nos recuerda a todos que es Dive Master y es el único caso que conozco en el que estoy casi seguro que le dieron la titulación por lástima o porque chupó pollas a destajo, porque mira que es malo buceando. Elige las inmersiones en barco y después se infla a biodramina porque marea y las pastillas no parecen hacerle efecto, porque marea igual. Según él, hay muchas inmersiones desde la costa que no puede hacer porque al ser tan mórbido, sus frágiles canillas no aguantarían todo ese peso por lajas resbaladizas y es más que probable que se escoñe o que rompa las lajas y haga un daño ecológico irreparable. En ese primer día, la segunda inmersión es siempre especial porque la hacen a la salida del puerto de Mogán para ver un pecio y hay un submarino amarillo con turistas que lo visita cada hora, con lo que en algún momento estás buceando y aparece un submarino lleno de gente mirando por ventanucos el pecio y a nosotros.

Mi segunda inmersión fue a Pasito Blanco y de nuevo, venía el suizo mórbido y entre los otros, había un pavo con la barba más caótica y mal formada que he visto en mi vida y yo diría que hasta en mis vidas anteriores. Había algo raro con el chamo, que no terminaba de acotar, pero fue abrir la boca y aquello era una voz de tía haciendo de tío, vamos, como la voz de la madre de Ryan en la película de los Monty Phyton, pero al revés. Era una tía que se hormonó pa’l coño para transformarse en tío. Ya mirando, no tenía la nuez de Adán, algo muy sospechoso porque hasta los truscolanes, que son gentuza de la peor, la tienen y mira que no los consideramos seres humanos. En Pasito Blanco también salíamos en barco y el mórbido se dopó con biodramina mucho más que la vez anterior. Cuando nos estábamos poniendo los neoprenos, el de la barba rara se quitó la camisa y aquello era lo más raro que he visto en mi vida. Tenía una cicatriz en cada lado del pecho en donde le habían extirpado los pechos para dejárselos plano, solo que ahora tiene un pecho con una forma rarísima y que no parece de hombre. Después había pelo en sitios aleatorios, como si las hormonas de macho que le dan van a su antojo por dentro y lo hacen peludo, pero a ratos. Era la cosa más rara que he visto en mi vida. Además no tenía ni los músculos ni la actitud de un hombre, era más bien un Gollum en busca de su enanillo. Según él, no había buceado en todo el 2024 pero decía que es un buen buceador. Bajamos a la Baja de Pasito Blanco, que es una inmersión bastante sencilla y el chamo hacía cosas rarísima y de repente subía y de repente bajaba, no parecía ser capaz de mantener la profundidad. Al final de la inmersión, que no fue muy profunda, estamos subiendo para hacer la parada de seguridad a cinco metros y el chamo se rechifla y decide irse pa’l fondo como un cohete y uno de los dos Dive Masters con los que fuimos tuvo que bajar a buscarlo  agarrarlo y controlarlo porque estaba requetequete-chiflado. Lo sujetó todo el tiempo hasta que salieron a la superficie y una vez en el barco, el chamo temblaba y temblaba y temblaba El Dive Master me dijo que tuvo un episodio de narcosis, alqo que puede pasar cuando haces inmersiones profundas, entre los treinta y cuarenta metros, pero es que nunca llegamos a descender por debajo de los diecisiete, así que aquello tuvo que ser otra cosa. Mi teoría fue que se le recolocaron todas las hormonas que le han empetado y se chifló. Ya en la segunda inmersión no bajó, se quedó temblando en el barco y cuando salimos seguía temblando y en el viaje de regreso a las Palmas no paró de temblar. El mórbido al parecer fue a bucear al día siguiente, que también era en barco y ese día, el jamacullo le dió a él y cuando fue a un médico, le dijo que las sobredosis de biodramina vienen con un montón de efectos secundarios que por supuesto él no leyó y que ya no debía tomar más eso, con lo que se acabaron sus inmersiones. El día en el que le dio el jamacullo teníamos una inmersión nocturna y eso explica por qué no lo vi, estaba entre dos mundos o algo así.

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2 respuestas a “Algo de los días en Gran Canaria”

  1. CHAAAAAAACHO! ¿Hay vida fuera del buceo? Porque lo tuyo no es normal … aunque viendo la gente con la que buceas creo que ninguno es normal jojojo 🙂

  2. jajaja Yo me estaba haciendo la misma reflexión que doverinto, pero de todas maneras la fauna de dos patas que te rodea es de lo mas digna de estudio… 🙂
    Salud

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