Ahora que he visto tres veces Barbie, tengo que decir y no digo que para aquellos que la descartan por gilipolleces, que es una película que perfectamente podrían pasar en la filmoteca para los sub-intelectuales con GafaPasta, llena de referencias cinematográficas que igual se te escapan. Ya en el inicio, la película comienza homenajeando a 2001: Una odisea del espacio – 2001: A Space Odyssey con el nacimiento de la muñeca y a partir de ahí, no dejan de aparecer referencias, como puede ser la elección de zapatos a lo Matrix – The Matrix o las pullas a La Liga de la Justicia de Zack Snyder – Zack Snyder’s Justice League, el homenaje a las pelis de Rocky, el homenaje a El padrino – The Godfather, el número de baile a lo Grease (Brillantina) – Grease o el momentazo depresivo con la serie Orgullo y prejuicio. La película es un continuo homenaje al cine, con cachondeo y con escenas tontas que impactan, como la conversación con la vieja sentada en un banco y que resulta ser una de las más famosas y adoradas creadoras de vestuario de Hollywood, o la conversación con el fantasma de la creadora de Barbie. Está perfectamente balanceada y con cada acto muy bien definido, tenemos el mundo de Barbie al comienzo, después con una transición fabulosa pasamos al mundo real en California, desde ahí Ken termina volviendo por su cuenta al mundo de Barbie para convertirlo en la tierra de Ken y cuando Barbie regresa organiza una rebelión para recuperar el mundo de Barbie, con una épica batalla final entre los Ken que es seguramente la escena más absurda y divertida del año.

Quiero volver a ver la película para seguir flipando con una comedia muy bien hecha, que supuestamente denuncia el papel secundario de las mujeres en el mundo pero que acaba con Ryan Gosling robando escenas a diestro y siniestro y probablemente ganándose una nominación a los Oscars el año que viene, que nadie entendería que nominen a cualquier pollardón que no se lo merece y no lo hagan con un tío que no tiene dos escenas iguales y que lo podemos ver con patines y leotardos de colores vivos en un momento, vestido de vaquero en otro y con un abrigo de piel horterísimo más tarde, por no decir nada de sus estúpidas conversaciones con los otros Ken y como él define su trabajo como playa, que es en donde le gusta estar, aunque no es ni socorrista ni nada de nada, a él lo que le mola es estar en la playa.

Ya sé que no convenceré a nadie y los que se han empeñado en no verla, no la verán y se están perdiendo una buena película.