El nacimiento de una buhardilla


No seas truscolán y empieza a leer esto por donde se debe, que no es otro lugar que La buhardilla

Nos habíamos quedado en el instante mágico en el que la buhardilla se posa sobre el agujero del tejado y encontrando la que será su casa por muchísimos años y años y años y hasta décadas, aunque le llegará un día en el que la tendrán que cambiar porque estas cosas no duran para siempre, pero en este caso, te garantizan cuarenta años.

El primer momentazo que tenemos es ese en el que la regadera verde pone cara de estar flipando con lo que ha sucedido sobre ella y además, alucina porque hay un culo en la ventana, que resulta ser de uno de los pavos que la está instalando y que subió para soltar las correas que la trajeron y que la grúa se pueda marchar. En ese momento, los faldones que hay en la buhardilla y que son como de una tela asfáltica aún no han sido soldados o pegados a las tejas y en el interior de la habitación también estaban sucediendo un montón de cosas y de ruidos. Las grúas, tanto la que trajo la buhardilla pero que se rompió como la que vino a hacer el trabajo, se replegaron y se marcharon al poco tiempo con las bolsas de los escombros, quedando en mi keli los dos instaladores.

Ahora sí que vemos el aspecto final desde la calle por primera vez y la famosa teja que faltaba en la segunda fila ya vuelve a estar en su sitio, que la movieron (no la quitaron, la empujaron hacia arriba por debajo de la que está por encima) para tener un lugar en el que apoyar el pie cuando el chamo trabajaba por ahí. El faldón ya está fijado a las tejas. Una característica única de la compañía a la que le compré la buhardilla se puede apreciar a ambos lados, en las dos esquinas, parece haber un hueco por la parte inferior del soporte. En realidad lo hay. Por ahí, escondidos, están los bajantes para el agua que se acumula en el tejado. Al parecer el sistema lo han patentado estos chamos. Las otras empresas suelen poner una tubería para que salga el agua del tejado en los lados pero este sistema se ve muchísimo más elegante. Para cuando hice esta foto, la cámara de buceo, que también detuve, había hecho ocho mil quinientas cincuenta y seis fotos, una cada dos segundos y puedo confirmar y confirmo que ya he montado la película de toda la secuencia y es espectacular, pero aún tengo que trabajar en el vídeo porque dura algo más de siete minutos y también quiero enderezar el ángulo, así que llegaremos a verlo, pero tardaré unos días. De ese vídeo habrán múltiples versiones, con una musical en el llutuve para el mejor blog sin premios en castellano, otra de un minuto para el istagrame y dos de treinta segundos (o quizás una sola) para los estados del güazá, que aquí cada uno me sigue por donde le sale de la pipa.

Y para cerrar esta anotación y por primera vez, la vista espectacular y luminosa del dormitorio, que ha ganado unos diez metros cuadrados habitables extra solo con la buhardilla, ha ganado un montón en aislamiento térmico, ha ganado que no está escrito en luz y aunque aquí en esta foto no se ve, todavía falta mucho por hacer pero la primera fase y la más fundamental, que era cambiar la fisionomía de la habitación, está hecha y más que hecha. Por la ventana de la derecha en la esquina inferior se puede ver el muñón de mi catalpa antes de comenzar a crecer desbocadamente y crear una bola de tres metros de diámetro o más con hojas de más de treinta centímetros de largo. Esta también será mi vista cuando ponga un escritorio para trabajar. Esta habitación mira directamente hacia el norte y el sol no será nunca un problema, aunque en verano, después de las siete de la tarde, es más que probable que entre el sol pero esas no son horas de trabajar en los Países Bajos. Según me han contado mis vecinos, una de las pavas que vive en las kelis que están a la izquierda está recogiendo firmas para pedir al ayuntamiento que poden esos árboles enormes, que llevan sin mantenimiento la tira de años y son hogar para manadas de cientos de pájaros negros como cuervos, que duermen ahí cada noche y que cagan el parque infantil que está por debajo de los mismos hasta niveles más que dantescos. Yo firmaré la petición porque el más cercano a mi casa, cuando hay tormenta, se menea que no veas y estoy seguro que un día caerá y vendrá directo hacia mi jardín.

Continúa a La buhardilla de pe a pa para seguir esta fastuosa y fabulosa línea argumental

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2 respuestas a “El nacimiento de una buhardilla”

  1. La luz en una casa nunca sobra. Una de las condiciones cuando compré fue :»Quiero que el sol me queme el puto parquet. No me vale un «piso luminoso». Quiero tener que cambiar las cortinas porque me las carbonice el sol» En el sur me tomarían por loca, pero aquí en mi terriña el sol es algo muy cotizado. Incluso tuve que instalar un toldo. Que gustazo.

  2. Por el tiempo que tuviste que esperar y por las que se ven alrededor, no es difícil adivinar que los tipos se deben de estar forrando, aunque por lo que dices hay varias empresas haciéndolo, es una idea fantástica, me encanta!!!
    Salud