Las carrozas de Buda


Yo vivía en la ignorancia más absoluta y estaba convencido que solo los católicos le dábamos paseíllos a nuestras estatuas por motivos religiosos hasta que en el Museo Nacional de Bangkok entré en el hangar en el que esconden todas las carrozas y abalorios para darle el paseíllo a sus Budas. Es que aquello parecía un museo sevillano, aunque muy centrado en tonos dorados que los budistas adoran mucho el oro, tanto el que cagó el moro como el de verdad. Muchos de esos transportes son sin ruedas, para agarrar entre un puñado de panolis, que seguramente no son monjes budistas, que esos padecen de obesidad mórbida por culpa del voto de pobreza que los obliga a encochinarse con la comida que obligan a la gente a regalarles, le ponen el canesú y el vestidito al Buda, a ser posible el que está de pie, que el sentado en posición de mendigar truscolana es muy difícil de vestir y se lo llevan por la calle, aunque sin cánticos emocionales como en España, que estos son más de mantras aburridos.


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