Megalodón 2: La fosa – Meg 2: The Trench


Con la capacidad que tiene mi kabezón para olvidar los pallufos y mi acarajotamiento, si se me hubiera ocurrido mirar lo que escribí en su día de Megalodón – The Meg, no me habría molestado en ir al cine, aunque siendo el único estreno de la semana, como que finalmente lo habría hecho porque literalmente me he quedado sin películas para esta sección. Mis expectativas eran muy bajas cuando entré a ver Meg 2: The Trench, que en España también se ha estrenado como Megalodón 2: La fosa, que le habría pegado muchísimo más truscoluña no es nación.

Un julay marrullero es un joputa que no veas y mata tiburones para quitarles el alerón.

Pretender que esto tiene una historia es imposible. Tenemos que en una especie de parque temático para pollabobas chino tienen un megalodón y van a hacer una expedición para ir a la keli del susodicho, que se escapa y se va detrás de ellos, solo que cuando están allá abajo se encuentran que hay otra gente que ha puesto una mina y un bingo o algo así y se pelean entre ellos, suben tres o cuatro megalodones a la superficie, un pulpo gigante, unos bichos que son tan asquerosos y rastreros como los truscolanes y lo mejor es que toda esa miasma va a una isla llena de turistas a matarlos y el cacho carne con ojos ese matará a todos los bichos con la punta del nabo, o algo así.

Esto está claro que se ha hecho para agradar a los chinos, con una historia totalmente estúpida e imposible de entender, muchos chinos que hablan en chino y de cuando en cuando en inglés, una niña china relepente y a la que te dan ganas de ahogarla y dejar que se la coman los megalodones aunque se intoxiquen y unas historias secundarias que son un insulto para cualquier animal con consciencia de sí mismo. Está claro que aquí todos fueron por el cheque y los que más los de los efectos especiales. Lo de los chamos con un cutre-submarino a más de seis mil metros de profundidad y saliendo a nadar en ese agua, es de juzgado del tribunal internacional de la Haya. Después tenemos como en el tramo final, usan un arma de la que solo tienen una y en el siguiente plano el chamo tiene otra idéntica a la que usó y la vuelve a usar, gente que está en un lado de la isla y en el siguiente plano, en el otro luchando y después vuelven al primero en menos tiempo que toma teleportarse. Jason Statham está peripatético, igual que el resto de la chusma y la gentuza que sale en la peli. Los malos son de puta pena, los buenos de pegarles un tiro en la nunca y hacerles un favor y el resto, deleznables.

Esto se ha hecho pensando en los miembros del Clan de los Orcos, que ni siquiera tendrán que llevar el cerebro al cine. Cualquier sub-intelectual con GafaPasta que se precie, huirá de los cines que la tengan en cartelera. Hay que felicitarlos porque hacer una peor que la anterior era difícil, pero lo consiguieron.


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