Ñam, ñam


Si tenemos que creer el dicho ese que dice que una imagen vale más que mil truscolanes o palabras, entonces hoy vamos a tener como tres mil de esas o esos. En la Edad de la Reclusión o el Confinamiento, la mayor de mis preocupaciones no es el papel higiénico, que al fin y al cabo, mientras haya agua siempre hay forma de limpiarte el culo. No, lo que a mí realmente me preocupa es no tener variedad de platos cocinados y verme limitado a una dieta de esas de más de lo mismo, repitiendo un plato hasta la saciedad. Por eso, desde dos semanas antes de que nos encerraran, yo ya comencé a llenar el congelador de mi nevera con diferentes opciones y desde que nos encerraron, he ido esperando impacientemente a que haya hueco para cocinar algo más. Cualquiera que haya seguido mi istagrame o los estados de mi guazá lo puede confirmar porque lo pongo todo por allí. Al primar las cenas y hacer cantidades industriales con mi Crock Pot Express, los desayunos son los que más han quedado limitados y este fin de semana decidí darles el espacio de congelador que les he estado negando durante tantas semanas. El domingo hice Rollitos de canela, que llevaba con antojo desde hace por lo menos cuatro semanas. El problema es que preparo doce, así que dejando uno para desayunar el lunes y comiéndome otro porque no lo pude aguantar, me quedaron diez para congelar. Por suerte mis cálculos de volumen son fabulosos y si no, saco todo del congelador y lo reubico, que en realidad es un poco lo que hice ya que el primer cajón, o el superior, es aquel en el que acaban las cosas para desayunar, como se puede ver en la siguiente imagen.

Tenemos los diez Rollitos de canela perfectamente envasados para congelar. Bajo ellos hay otras cosas para desayunar y comparten zona con varios trozos de empanada de mejillones y algunas otras cosas que ni sé lo que son, que la sorpresa es una de las ventajas de cocinar y congelar tanto. Se puede ver que en mi congelador, los tupperware están vedados, no se les permite la entrada porque ocupan un espacio innecesario.

En el cajón central hay otro montón de comida:

Aparte de más empanada, se pueden ver bolsas de croquetas de pollo y puerro, alguna bolsa con alubias con chorizo y algo de desayunar por la derecha, que a veces y por optimizar el espacio saltan cosas de un cajón a otro. Bajo la empanada creo que tengo tortillas de maíz congeladas para alguna sesión futura de cocina y también algunos paquetes de jamón serrano, que congelado aguanta mucho más. Eso que se ve completamente a la izquierda tiene pinta de ser Gai Pad Med Ma Muang – Pollo salteado al wok con anacardos, uno de mis platos favoritos.

El cajón inferior tiene menos volumen y es más pequeño y por ahí acaban también zumos de limón congelados cuando uso solo la piel de los limones y bolsas con salsas y similares, además de embutidos congelados.

En el cajón inferior también parecen convivir las morcillas con los chorizos congelados y con los pimientos rellenos, qeu son esas bolas de platina. También tengo los guisantes, que todos sabemos que acabarán juntándose con las salchichas alemanas o con el salmón para dos de los platos que más repito. Esta es la única verdura congelada que uso, el resto, la compro fresca.

No tengo ni idea de lo que puede decir de uno el ser tan ordenado y meticuloso en unas cosas y otras me las traen al fresco. Cuando se trata de comida, pienso prácticamente con semanas de antelación. Estamos a miércoles y yo ya hago cábalas sobre lo que puedo estar cocinando la semana que viene o la siguiente y voy mirando entre las cosas que tengo y las que quiero hacer y buscando colocar algún plato nuevo entre los conocidos para igualar la balanza. Tengo antojo de quesadillas, con lo que ya están ahí, esperando su día, tengo antojo de empanada de carne y quiero probar una receta nueva que descubrí el otro día de un curry con garbanzos y batata hecho a cocción lenta. En lo dulce, a poco que se abra hueco suficiente en el cajón superior me hago una docena de Cristinas y este fin de semana haré una tarta de queso pero para regalar, que tener algo así en tu cocina es muy peligroso.


4 respuestas a “Ñam, ñam”

  1. Nuestros congeladores se parecen, solo que mi cajón pequeño de abajo es el que uso para dulces, vicios y demás, porque es donde menos sitio necesito. Ahora mismo tengo frambuesas congeladas y unas tortitas, poco más. Si te preguntas donde tengo helados, es que al tener congelador grande, en el mini congelador de la nevera es donde guardo el hielo y los helados, que en mi casa no pueden faltar todo el año.
    Uno de mis cajones más grandes es el de las verduras, porque ten en cuenta que mi madre tiene finca, así que en temporada de cada verdura, recolectas y congelas, una maravilla.

  2. Por cierto, usamos las mismas bolsas de congelación de Lidl. Estupendas. Y la máquina de vacío también trae buenas bolsas y a mí me ha dado muy buen resultado.

  3. ¿Cuáles son las del Lidel? ¿las del cierre amarillo? creo que las otras son de Iquea y después hay bolsas de emparedados que uso para cosas pequeñas y cuando las cierro corto lo que sobra desde el nudo. El Turco tiene el congelador lleno de helados y hielo. Pasa de congelar comida.