No digas que no es un suelo lindo


No seas truscolán y empieza a leer esto por donde se debe, que no es otro lugar que La buhardilla

Con la edad ya tan avanzadísima que tienen los cuatro gatos que comentan en el mejor blog sin premios en castellano, seguro que ya ninguno de ellos se acuerda de esta serie del año 2021 que comenzó en febrero en la anotación La buhardilla y que pareció detenerse a mediados de julio en Puertas y marcos en crema. El motivo de este largo periodo fue ajeno a mi voluntad. La última etapa, la de cambiar el suelo de la buhardilla, requería de los servicios de una empresa y más o menos a final de julio me llamaron, tras haber ido a la tienda en junio para darme hora para la instalación el uno de octubre. Es lo que hay en el año de la pandemia podemita y truscolana con empresas que al cerrar perdieron empleados que nunca recuperaron y empresarios que no se arriesgan a contratar por miedo a que organicen otro encierro y los arruinen, así que ahora las listas de espera para instalaciones de cualquier tipo, son espeluznantes y en algunos casos, incluso terroríficas. Hay gente que quiere instalar aparatos de aire acondicionado y les dan hora para mediados del verano del año que viene y sucesos así, están a la orden del día. Lo mismo pasa en bares y restaurantes, que también se quedaron sin empleados y ahora hay algunos que ni siquiera pueden abrir los días y las horas que quieren por falta de personal. Bueno, volviendo a mi drama personal, desde julio hasta hoy se detuvo todo, la buhardilla quedó sin acabar. En realidad el jolgorio comenzó el miércoles cuando ya empecé a sacar todo lo que había dentro de los armarios, la cama y otras cosas y ayer desmonté los dos armarios porque ni de coña se podían mover entre habitaciones y siendo como son de la tienda esa del norte de Europa, esas cosas se desarman fácil y con algo de suerte y tino, cuando las vuelves a montar, no se sobran más de un diez por ciento de las piezas que tenían originalmente.

Esta mañana me di el madrugón, que me dijeron que vendrían entre las siete y media y las ocho de la mañana y literalmente, tocaban el timbre a las siete y veinte y a las siete y media, el escándalo era épico. Sobre las nueve de la mañana ya habían terminado y se habían ido.

Ha quedado fabulosa, el nuevo suelo es similar en color al antiguo, que mi gusto no ha cambiado en lo referente a suelos. Ahora lo único que queda es comprar una mesa y una silla y poner enfrente de la última ventana por la derecha a los susodichos y ya tendré un lugar fabuloso para trabajar, para navegar por las internetes y para soñar con ovejas eléctricas como los androides. La regadera me dijo que habiendo sido una parte tan fundamental de todo el trabajo, sería injusto dejarla fuera en este paso y ahí la tenemos, sonriendo para la cámara como siempre.

Y para llegar a lo que podría ser el final, salta a Todo fue por un escritorio.


3 respuestas a “No digas que no es un suelo lindo”

  1. No pierdas nunca esa regadera, a falta de seres vivos, en esa casa es lo único que realmente te da amor XDDDD
    Te ha quedado genial, yo ahora mismo soy de suelos claros, pero reconozco que como soy medio veleta en la decoración, pasadomañana puede ser que cambie de opinión, te ha quedado elegante. Ahora gástate la pasta en una mesa decente, y sobre todo en una silla decente, te lo digo por experiencia, en esto del teletrabajo al final echas horas a punta pala sentado delante del ordenador, y vale la pena invertir en salud.

  2. la mesa es un drama para una futura anotación. La compré ayer, la monté y hoy voy a la tienda. La silla es muy buena y cómoda hasta tiene un recipiente contenedor para almacenar los peítos cuando te los tiras.

    A Genín no le gustó nada, por eso no comentó

  3. Yo en la primera semana de telecurro ya tuve que cambiar la silla, quise aprovechar una que estaba en casa, y estaba genial para tomar un café, pero no para pasar horas currando, al final me gasté un pastón pero valió la pena, mi espalda lo agradeció al instante.